Dante miraba a los ojos que lo miraban con odio y solo podía enamorarse más de ella. Maldito sea el vínculo de compañeros.
Había estado privado de amor y afecto cuando era niño y a medida que crecía nunca pensó que algún día encontraría una compañera a la que amaría hasta la muerte.
Pensaba que encontraría satisfacción si seguía siendo un pícaro y lastimando a aquellos que parecen tenerlo fácil y una familia feliz.
Pero al mirar a los ojos de su compañera destinada y ver cuánto luchaba por ser distante y mantener la mirada de desprecio en su rostro, sintió que una daga le atravesaba el corazón. Ella estaba pasando mucho más dolor.
Si Katie le dijera que muriera para pagar por todo lo que hizo para herirla a ella y a su amiga, Aurora, él lo haría con gusto. Pero más que eso, él necesitaba que ella lo mirara con menos odio.
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