—Señor Kaizen, tome las llaves y siéntase libre de explorar la residencia. Lo estaré esperando aquí afuera —dijo Verzano mientras extendía hacia adelante el manojo de llaves que pendía de su cinturón.
Kaizen frunció el ceño, confuso:
—¿No se unirá a nosotros? Pensé que era el deber de un corredor de bienes raíces.
—Tiene razón, pero no entraré a esta casa ni siquiera durante mi jornada laboral, mucho menos ahora que está oscureciendo. La gente dice que todos los que han entrado a esta casa se han vuelto locos en un mes...
—¡Puft! No diga tonterías. Déme las llaves, e iremos solos entonces —El Psíquico extendió su mano derecha y el agente inmobiliario le entregó las llaves. Luego, miró a Jayaa y preguntó:
— Vendrás conmigo, ¿verdad?
—S-Seguro... ¡Sin temor es mi lema!.
A pesar de que Jayaa estaba muerto de miedo, no era tan cobarde como para dejar que su amigo entrara solo a una casa embrujada.
—Sin embargo, tú ve delante —Jayaa continuó y se escondió aún más detrás de Kaizen.
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