—¿Qué! ¿Terminar todas estas dos docenas de cervezas? —La cara de Ula se puso roja de ira instantáneamente, quería maldecir en voz alta, pero luego reconsideró, tocándose la cara ya hinchada. Decidió no hacerlo, para no correr el riesgo de sufrir más lesiones faciales esa noche.
Basil Jaak pretendió no escuchar el comentario de Ula y se volvió hacia Ahern:
—Ahern, ¿podrías decirles a los camareros que abran estas botellas de cerveza para la noble Madam Sergio?
La boca de Ahern se retorció, su cara cubierta de una amarga sonrisa. No esperaba que Basil Jaak jugara tan duro.
Golpear a Ula y Sergio era una cosa, pero este movimiento podría llevar a una ruptura completa con la Pandilla del Sol Celestial.
¿Valía la pena?
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