Capítulo 73 – La lanza sangrienta

El ambiente de la habitación volvió a cambiar. En este punto Alexia se volvió insensible sabiendo que Alejandra no estaba aquí para ayudarla. Miró a su madre quien yacía en el sofá mientras semen aún salía de su coño. Rindiéndose a su destino caminó hacia ella y la cubrió con una manta. 

Su madre últimamente había estado trabajando mucho por lo que ocasionalmente se quedaba dormida sobre su escritorio. Así que Alexia trajo mantas y almohadas a esta habitación para evitar que su madre despertara adolorida o resfriada. 

En el sofá de al frente Merlín estaba con Alejandra mirándose fijamente. El silencio en la sala se vio interrumpido cuando los seductores labios de Alejandra se abrieron.

-     Investigué al barón Spear durante estos días desde que me enteré de tu encuentro. Se dice que está en el nivel 50, su clase es lancero y posee aura de lanza. 

La mirada de Merlín se volvió solemne al escuchar aura de lanza. Las auras era lo que ponía a los espadachines y otros artistas marciales a la par con los magos. Los artistas marciales condesan sus intenciones dándole forma el mana dentro de sus cuerpos. En teoría es un proceso sencillo, pero muy diferente a cultivar. Lo que los diferencia es la perdida de atributo en la energía elemental. Esta energía sin forma no es neutra y en su lugar toma la forma de la intención del usuario. Si uno entrena espada, lanza, puño u otras armas lo más probable es que despierten el aura del arma que empuñan. 

Lo difícil de tratar con este tipo de personas es que pueden cortar hechizos y retrasar la regeneración en criaturas. Por lo que se vuelve difícil resistir sus ataques a corta distancia. No solo eso, los usuarios de aura reciben un impulso sustancial en sus estadísticas. 

Un ejemplo de ello era el príncipe Carlos y Akari aunque ambos estaban alrededor del nivel 20 tenían una diferencia abismal en estadísticas. Casi todas las estadísticas de Carlos estaban a punto de alcanzar los 100 puntos mientras que las de Akari ni siquiera legaban a 50.

Esta era una diferencia abismal que no podía ser cruzada de ningún modo. Además de que el barón tenía un nivel de 50 junto a la clase de lancero que fortalecía todas sus técnicas de lanzas. Aun así, no habría de que preocuparse. A lo mucho sus estadísticas llegarían a 500. Por otro lado, yo ya estaba a punto de alcanzar el tercer circulo y mis estadísticas son de 1000 puntos.

-     Además….

Alejandra continuo con la información deteniéndose por alguna razón. 

-     Esta información no está verificada. Sin embargo, te la voy a decir. Se dice que posee un artefacto llamado lanza sangrienta. 

Merlín escuchó atentamente. 

-     Se dice que una vez te ataca y crea una herida esa lesión queda maldita haciendo imposible detener el sangrado. Solo los obispos de la iglesia de la diosa crystal pueden detener la maldición.

-     ¡!

Merlín pensó por un momento. Aunque se alarmó por un rato luego entendió la naturaleza de esa lanza. Es una lanza con atributo de sangrado nada especial. Solo necesitaría aplicar magia de luz. 

Aun así, se debe tener cuidado. Si lo que dice Alejandra es cierto lo más seguro es que esa arma tenga otros efectos aparte del sangrado. Si los estándares del juego seguían siendo igual un obispo debería de compararse con un mago de sexto circulo. Lo que significaba que esa arma era un artefacto épico por lo menos. Con la adición de esa arma la fuerza de ese tipo podría llegar hasta los 900 puntos haciendo que lo tome en serio. 

-     Debes de tener cuidado. Cuando estaba en el ejercitó el solo podría encargarse de 100 soldados. Es un experto en el uso de la lanza.

Mirando el rostro sincero y lleno de preocupación de Alejandra, Merlín no pudo resistirse a besarla. 

-     ¡Ah! ¡Eso…! ¿Qué fue? ~

La voz de Alejandra era casi como la de un mosquito. 

-     Simplemente quise besar a mi preocupada esposa. 

El rostro de Alejandra se sonrojó. Era divertido burlarse de ella. Avergonzada Alejandra volteó su rostro mostrándome su nuca.

*Glup

Alejandra quien escuchó mi trago de saliva volvió a verme y tímidamente dijo.

-     Si… Si tienes hambre… entonces… puedes… beber de mí. ~

No sabía por qué cada vez que Merlín le mordía el cuello para beber su sangre se sentía sucia. Al contrario de lo que uno pensaría, le gustaba ese sentimiento.

Tomando la oportunidad Merlín perforó su cuello con sus colmillos alimentándose de su suculenta sangre. 

-     ¡Ah! ~

Los ojos de Merlín brillaron levemente con un tono carmesí más potente. Después de un tiempo se separó de Alejandra. 

-     Delicioso como siempre.

Merlín se lamió la comisura de sus labios recuperando una gota de sangre que bajaba por su rostro. Por otro lado, Alejandra respiraba fuertemente mientras sentía su vientre vacío esperando recibir algo que la llenara por completo. 

Durante el resto del día Merlín lo pasó junto a Alejandra divirtiéndose. 

En medio de la noche miró la ventana completamente vestido. La luz de la luna y las estrellas iluminaban la ciudad. Merlín miró por última vez a Alejandra quien estaba cubierta con una sábana blanca completamente desnuda y dormida. Luego se volteó y saltó de la ventana.