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REMEMBRANZA

Las gotas de lluvia caían lentamente en la ventana del autobus. lentas y tranquilas iban marchando espacio abajo, cayendo lentamente hasta desaparecer.

las noches oscuras y frías de la ciudad me daban cierto aire triste. pero no tenía otra opción más que soportarlo. Las emociones como las estaciones solían variar y menguar hasta ser reemplazadas. Hasta desaparecer.

Hoy como todas las noches en que mamá solía estar de turno en el hospital, me esperaban la soledad de una casa demasiado espaciosa y el silencio aplastante que no solía desaparecer con ningún tipo de ruido o música. En fin, esa era u a de las desventajas de tener una familia pequeña. Solo éramos mamá y yo. Papá se fué hace mucho, incluso antes que yo naciera. y lo único que dejó a su paso fueron sus ojos grises. Esos que me obsequió antes de desaparecer.

Dicen que las primeras hijas son la versión femenina de sus padres,tal vez fuera así de cierta manera, en el fondo, muy en el fondo.

la parada donde debía bajar se acercaba demasiado rápido para. I gusto. La verdad era que disfrutaba estos momentos, aquí donde la gente se apiñaba una a otra, había cierto grado de calidez que se desvanecía una vez que bajaba del transporte.

soltando un suspiro, procedí a tirar de la correa del estuche de mi violín y colgármelo a la espalda, mientras que por otro lado hacía un lío con mi bolso a medio abrir, este era otro punto, siempre me las arreglaba para ser torpe y hacer desastres a último momento. Como pude toqué el timbre y decidí bajar.

Las gotas de lluvia que se veían inofensivas por la ventana cobraban otro sentido una vez que las tenías sobre ti. hurgando en mi bolso traté de encontrar el paraguas que estaba casi segura que había empacado antes de salir de casa, pero fue inútil. no había rastro de ella. bufando decidí cerrar mi bolso y colgandome el estuche, que ahora parecía demasiado pesado, procedí a correr a casa. Definitivamente resfriarme ahora no estaba dentro de mis planes.

Más tarde en casa, después de una ducha caliente. y haber llamado a mi madre para notificarle que había llegado a casa sin ningún inconveniente, me disponía a tomar la cena que ella había dejado para mi cuando escuché un grito parecido a un maullido al otro lado de mi apartamento. Eso me tuvo un tanto confundida, ya que el apartamento del costado estaba deshabitado hace más de diez años. Pero le reste importancia al asunto, ya que tal vez el sonido podría haber venido de cualquier otro lugar, o tal vez podría ser algún gatito andariego, o ...

pero el sonido se repitió nuevamente. esto hizo que mis sentidos se alertaran un poco. No es como si fuera miedosa o algo por el estilo, pero encontrarme en casa. Sola. y a oscuras no ayudaba mucho a mis nervios. Decidí restarle importancia otra vez, diciéndome a mi misma que si el sonido continuaba iría a ver de que se trataba. pero no pasó ni un minuto Cuando el grito maullido se volvió en risa. dejé la cuchara a medio remover, rápidamente dí una ojeada al número del conserje que se encontrá a pegada en la refrigeradora. cogiendo mi teléfono marqué el número, lista para llamar en caso de que lo necesitara. Por mi mente, un sinfín de posibilidades aparecían a una velocidad increíble. ¿y si estaban atando a alguien? ¿y si fuera u. asesino el que rentó el apartamento del costado? y si... Armada solamente con mi teléfono y con la pequeña linterna que cojí de la gaveta de la cocina decidí salir hacia el balcón, el lugar de donde provenían los gritos maullidos, y averiguar si realmente era lo que andaba sospechando. cuando abrí la puerta corrediza y salí, un montón de gotas de agua se colaron sobre mi, haciendo que mi cuerpo entero se erizara por el frío. como pude me dirigí al balcón del costado, para detectar si había alguna posible actividad irregular que deba ser notificada cuando me topé con algo que realmente no estaba ni infinitamente cercano a lo que pensaba ver.