—El segundo retorno por muerte de Subaru le fatigó como nunca antes.
Caer bajo el hechizo de esa locura dos veces le había generado una terrible carga mental.
Especialmente la segunda vez. Ese miedo abrumador se había impreso en lo más profundo de su ser, y estuvo completamente consciente de sí mismo en ese momento de muerte.
El estremecimiento proveniente del fondo de su ser, el miedo incesante, el individuo llamado Natsuki Subaru rompiéndose, su frágil espíritu desmoronándose hasta convertirse en polvo.
Esa muerte probablemente se debió a algún tipo de ataque cardíaco inducido por el miedo. Sirius se había deleitado viendo al aterrorizado Subaru, que había sido reducido a una máquina cuyo propósito era excretar fluidos.
Quería rescatar a Lusbel y desafiarla, y ese inútil intento le costó muy caro.
Subaru había muerto dos veces en tan solo treinta minutos, y aún no había logrado resultados materiales; pero no había desperdiciado completamente su tiempo.
Sirius, quizá tratando de darle algo de calma a Subaru antes de su muerte, le había explicado con sinceridad y respeto exactamente qué le había estado sucediendo a él y a Lusbel.
Eso fue,
_Subaru: Nuestro miedo, se agrava cuando sentimos las emociones de los demás… ¿Podría ser el mismo principio de la resonancia?.
Subaru sintió el miedo de Lusbel, y Lusbel sintió, de manera amplificada, el miedo de Subaru, que luego se transfirió de nuevo a Subaru. El ciclo sin fin del miedo sobrepasó cualquier estado anterior de terror, y finalmente se volvió tan extremo que resultó mortal.
Esta muerte se debía a eso sin duda alguna.
La primera muerte, y ahora la segunda.
La manera como habían sucedido las cosas hasta ahora; las declaraciones de Sirius; y que ella se había presentado como la Arzobispa del Pecado representando a Ira. Esas pistas condujeron a Subaru a una conclusión.
Una escena que debería haber causado disgusto o enojo en las personas, en su lugar, les causó montones de sonrisas y carcajadas.
El miedo de Subaru fue transferido a un niño, asustándolo aún más, antes de regresar por duplicado a Subaru.
Ira —Sirius— podía manipular a su antojo los sentimientos de los demás para su propio disfrute.
Seguramente era una forma especial de magia que no pertenecía a este mundo, justamente como la Mano Oculta de Petelgeuse. Era una habilidad que pertenecía al Culto de la Bruja.
La habilidad, que estaba muy relacionada con las emociones, encajaba muy bien con Ira.
Esto también era conocido como una Autoridad del Arzobispo del Pecado.
Sin embargo, aunque Subaru finalmente había logrado atar los cabos luego de sus dos muertes, esa era la única información que tenía.
Ahora, la pregunta era cuál era la condición que permitía el uso de ese poder—en otras palabras: el método que se usaba para establecer una conexión.
Después de descubrir el truco detrás de la Pereza de Petelgeuse, fue bastante fácil derrotarlo.
Subaru no entendía por qué había sido capaz de ver la Mano Oculta y de resistirse al robo de cuerpo de Petelgeuse. E incluso ahora, tampoco entendía por qué había aprendido a usar su propia mano oculta, Providencia Invisible.
De hecho, considerando que el olor de la Bruja lo rodeaba cada vez que regresaba de la muerte, y que era inmune a la amnesia causada por la niebla de la Ballena Blanca, Subaru pecó de optimista y pensó que quizá las autoridades del Culto de la Bruja no le afectaban. Pero sus recientes muertes a manos de Ira parecían desestimar esa teoría.
Dados sus dos encuentros con Ira, en el peor de los casos, la condición desencadenante podría ser la de entablar contacto con Sirius.
Subaru probablemente cayó en su hechizo tan pronto como habló con ella o vio su figura. En ese caso, sería difícil encontrar una manera para lidiar con ella.
La solución más sencilla y confiable también era la más extrema: usar magia para destruir la torre desde lejos.
No se haría contacto con Sirius, y no haría falta posar los ojos sobre ella. Sabiendo dónde aparecería, tenía la oportunidad de lanzar un ataque preventivo, y podría asegurarse de no tener que activar su retorno por muerte de nuevo.
Pero para eso, tendría que ignorar el sacrificio de un valiente niño, así que Subaru no podía considerar seriamente tal opción.
Los sacrificios eran necesarios, ¿quién podría ser tan arrogante como para decir algo así?
Optar por un bien mayor a costa de otras vidas, significaría la pérdida del mundo entero para aquellos que fueron sacrificados. Subaru no toleraba la pérdida de su propia vida, así que no podría ser tan arrogante como para poner precio a la vida de los demás.
Sus metas eran justo las que había determinado. Tenía que rescatar a Lusbel y evitar cualquier sacrificio innecesario. Lo que preocupaba a Subaru era lograr ambas cosas al mismo tiempo.
_Subaru: Para rescatar a Lusbel… supongo que la única posibilidad es derrotar a Sirius.
Si tratara de rescatar a Lusbel él mismo, la situación se desarrollaría igual que la vez anterior. Por mucho que se resistiera, intentar pelear solo contra Sirius era equivalente a suicidarse.
Las habilidades de combate de Sirius eran tema serio. Empuñando una cadena, ella logró desviar el ataque sorpresa de Subaru, impresionante.
Aun considerando que Subaru era un novato en cuanto a combatir se refiere, el ataque de un látigo era demasiado veloz como para ser visto por ojos sin entrenar. Ser capaz de reaccionar tan rápidamente a un ataque sorpresa y desviarlo con sus cadenas… era señal de que ella era muy hábil. Subaru no podía ni siquiera imaginar cuánto.
Lo que significaba que Subaru necesitaba a alguien que pudiera igualar a Sirius en combate, alguien que confiara lo suficiente en Subaru como para ayudarlo, y que pudiera resistir el poder de la Ira de Sirius.
_Subaru: ¿Qué tipo de milagro tendría que ocurrir para encontrar a una persona que, por mera coincidencia, cumpla con todos esos requisitos…?
Subaru suspiró para sí mismo mientras consideraba si se podría dar semejante casualidad.
Sin embargo, la idea de que hubiera alguien que pudiera salir ileso del poder de Sirius no era alocada.
La presencia de alguien como Subaru, que pudiera ver a través del poder de la Pereza y fuera inmune a la Ira de Sirius no era inconcebible.
Después de todo, el crédito que se le dio a Subaru como asesino de Petelgeuse solo era gracias a su resistencia única al poder de Petelgeuse.
Como todos en la plaza habían cedido ante el discurso de Sirius, podía asumir que ninguno de ellos poseía tal resistencia a la autoridad de Sirius.
En la plaza, cuatro personas, incluyendo a Subaru, estaban preparadas para pelear contra Sirius, pero ella tuvo especial cuidado en señalarlos a todos. Y entonces, Subaru finalmente se dio cuenta.
Rachins había estado en la plaza.
_Subaru: ¡Reinhard!
Aunque Subaru, siendo un extremo oportunista, trató de resistirse a involucrarse en un pensamiento común, finalmente recordó al hombre cuya presencia era el colmo del oportunismo.