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Pseudo-zombie (+18)

[Obra Original] Un virus ataca rápidamente al mundo. La gente es salvaje y sin raciocinio, pero no son zombies. Esta es la historia de aquel que se infectó, pero no sufrió consecuencias negativas, sino todo lo contrario, obtuvo beneficios inimaginables. Historia sin NTR.

Welshgales · Ciencia y ficción
Sin suficientes valoraciones
12 Chs

Capítulo 11: Sophie

Caminé a la entrada del Oxxo casualmente y abrí la puerta para entrar, no tenía razones para preocuparme por por los pseudo-zombies debido a que ya estaba infectado y no sería atacado.

Al entrar sentí y respiré el frío aire acondicionado, era algo realmente refrescante comparado con denso hedor putrefacto del exterior. Sin embargo, un rastro de ese hedor putrefacto llegó a mi nariz. ¿Acaso había alguien muerto aquí?. Tal vez el olor era mucho más fuerte de lo que percibía, pero comparado con el exterior, seguía siendo realmente leve.

Revisé de un vistazo superficial los pasillos del Oxxo en busca del cuerpo, pero fue insuficiente, tenía que recorrer todo la zona abierta al público para estar seguro. Sin embargo, fue detrás de la caja registradora donde había un cadáver, no podía verlo bien porque estaba boca abajo, pero viendo su cara de perfil parecía un joven de apenas 18 años, su cabeza estaba ligeramente deformada y había una gran mancha de sangre seca en el suelo. Seguramente un pseudo-zombie le había aplastado la cabeza de un solo golpe.

La fuerza de los pseudo-zombies no era algo que pudiera ser subestimado. Devuelta a cuando estábamos escapando de casa, los pseudo-zombies dieron golpes tan fuertes que deformaron notablemente la puerta de metal dejando sus manos y puños impresos. Una fuerza de ese calibre, era demasiado para un simple cráneo humano.

Busqué en todas las demás secciones y puertas que pudiera encontrar, los baños, el congelador, la bodega, la oficina, ect. La sorpresa estuvo en el baño había una chica muy joven, era muy linda, rubia de ojos azules y largo cabello ondulado, vestía ropa de muy alta calidad y elegante, no era algo que normalmente se vería por esta parte de la ciudad. Medía alrededor de 140cm y probablemente por su altura tenía unos 8 años de edad.

Probablemente era hija de alguna familia adinerada, quienes habían residido en la zona más rica de la ciudad antes del inicio del brote.

Sus labios eran muy lindos y encantadores, su apariencia, aunque infantil indudablemente tenía los rasgos de una mujer hermosa, sin mencionar un pecho bastante desarrollado para su edad. Sabía que no debía, pero una parte de mi subconsciente me decía que se sentiría muy bien meter mi pene dentro su pequeña vagina y eyacular mi semen.

Hace mucho tiempo, había escuchado la historia de cierto personaje histórico o mitológico que cuando era una niña de 8 años era tan hermosa que una vez hombre no pudo resistirse a violarla. No lo creía, pero viendo a esta niña me hizo cuestionarme si esa historia era cierta.

Ella me miró asustada en el momento en que entré al baño.

—¡¿Quien eres?!, ¡Vete!. ¡No puedes estar aquí o la gente malvada vendrá!.

Gritó entre la ira y el miedo.

No fue difícil entender a que se refería ella con "gente malvada" lo más probable es que el apocalipsis la atrapara a ella y a su familia en la calle, por lo tanto no tuvieron tiempo de informarse de nada. Por eso llamaba a los pseudo-zombies, "gente mala" porque desde la perspectiva visual de alguien que no sabe nada, no parecían diferente de las personas comunes, por eso desde su perspectiva solo parecen "gente malvada o loca".

—Tranquila, no hay gente malvada por aquí, pero será mejor que no grites o harás que vengan.

Le dije tratando de sonar tranquilizador y me acerqué.

—¡Mentiroso!, ¡Tú estás loco!. Mi mamá me dijo que no dejará entrar a nadie, ¡Vete!.

La niña me empujó con ambas manos hacia atrás.

—No, yo no estoy loco. Estoy sano, ¡Ves!.

Le mostré mis manos al derecho y al revés, y tiré de mis propias mejillas, para mostrarle que mi cuerpo estaba en perfecto estado.

Por supuesto, no podía decirle que estaba infectado por el Virus de la Agresividad Extrema y que era alguna clase de mutación de pseudo-zombies, que sigue siendo capaz de razonar y hablar.

—¿D- de verdad estás sano?

Preguntó la niña, con una voz temblorosa y mirada desconfiada.

—Sí, lo estoy. Pero, ¿no quisieras venir conmigo después?. Este lugar no será seguro por mucho tiempo y hay más cosas que necesitarás para sobrevivir.

—No puedo, mi mamá dijo que la esperara aquí.

La niña sacudió la cabeza en negación.

—¿Hace cuánto que no ves a tu mamá?.

La niña hizo una expresión triste al escuchar mi pregunta.

—No sé. Ayer en la tarde íbamos de regreso a la casa porque escuchamos el toqué de queda del ejército, pero otro carro nos choco. Mi papá se lastimó y quedó desmayado en el auto. Mi mamá quiso ayudarlo, pero otro carro le chocó al carro y por poco atropella a mi mamá. Toda la gente alrededor estaba como loca, peleando y matando a otros. Me acuerdo de un señor que agarró el pelo de un niño e hizo que su cabeza se pegara contra la carretera muchas veces. La cara del niño estaba llena de sangre, tenía la nariz aplastada y muchos dientes rotos. *Sollozar* No pudimos ayudar a mi papá, la gente nos estaba persiguiendo y mi mamá me dijo que me escondiera en el Oxxo y que después iba a venir por mi. Pero no ha venido, *Sollozar*. No quiero salir, tengo miedo de que me maten esas personas que matan a lo loco. Extraño a mi mamá, extraño a mi papá, quiero ir a mi casa y dormir en mi cama.

Viendo su exhibición trágica no supe como responder. Jamás había sido bueno en este tipo de situaciones con desconocidos y mucho menos ahora que el mundo estaba en crisis.

—*Suspiro* Ven aquí.

Me acerqué a ella y la abracé.

Le di unas palmaditas en la cabeza y la consolé, mientras seguía llorando.

Sin embargo, por alguna razón mi pene comenzó a ponerse erecto sin mi permiso. Aunque traté de negarlo, mis ojos veían a una mujer y mis receptores olfativos detectaba las feromonas de una hembra en ella. Mi pene era consiente de que había una vagina muy cerca de él y quería penetrarla.

La niña suspiró de alivio y relajó su cuerpo cómodamente en mi abrazo.

Sentí sus pechos presionarse contra mi. Eran tan suaves y grandes, para su edad.

—Bien, tengo cosas que hacer. Vuelvo en unos minutos.

La aparté de mi cuerpo. No podía restregar mi erección en una chica que se sentía tan triste, eso hubiera sido muy insensible de mi parte.

Aunque había terminado abruptamente, el abrazo ciertamente fue mucho más efectivo de lo que pensé, la chica se quedó mucho más tranquila.

De vuelta a lo mío, tomé los pies del joven cajero muerto y lo arrastré hacia fuera, dejándolo al otro lado de la calle. Luego, bajé las cortinas metálicas una a una con un salto ágil, pero como no había candados a la mano, tuve que tomar algunos de los que estaban a la venta dentro del Oxxo.

Suspiré tranquilo, por fin tenía un lugar tranquilo para dormir.

Regresé al auto con Larisa.

—¿Todo está bien?, ¿Cómo te sientes?.

Le pregunté, mientras me senté en el asiento del conductor.

Larisa que estaba acostada en el piso del auto, levantó la cabeza para responder.

—Estoy bien, ¿Ya podemos entrar?.

Me preguntó ansiosamente.

—Si, ya cerré todas la cortinas, pero vamos a tener que entrar por la puerta del personal. Voy a mover el auto lo más cerca posible, tienes que entrar rápido.

Larisa dio una señal de asentimiento.

Encendí el motor de auto nuevamente, lo acerqué hasta la puerta al costado del Oxxo. La puerta del personal ya estaba abierta, porque la había dejado así anteriormente, para poder agilizar las cosas.

Me bajé del auto y le abrí la puerta del copiloto a Larisa.

Ella se bajo con cuidado, comenzó a gatear hasta llegar a la entrada y se escondió dentro. Detrás de ella, entré y cerré la puerta.

—Por fin un lugar seguro y tranquilo.

Dijo Larisa con una sonrisa feliz.

—Si, pero no hables tan fuerte cuando estés cerca de las paredes y ventanas. Los pseudo-zombies podrían oírte y atacar.

—Ya lo sé.

Larisa respondió con un puchero. Probablemente estaba molesta de echará a perder su momento de felicidad.

—… Ven hay algo que quiero mostrarte.

Tomé la mano de Larisa y la llevé al baño.

Cuánto antes arreglara esto, era mejor.

Abrí la puerta del baño. Ahí estaba una linda niña rubia sentada en el suelo y recargada en la pared del fondo.

—¡¿Sophie?!.

Larisa abrió mucho los ojos sorprendida.

La niña parpadeó sus lindo ojos azules y miró hacia la chica que la había llamado por su nombre.

—¡¿Larisa?!.

La niña llamada Sophie miró con sorpresa a Larisa.

—Sophie, ¿Qué haces aquí?. ¿Dónde están tus papás?.

—¡Larisa!.

Sophie se levantó y corrió frente a Larisa, sujetó su blusa escolar. Había una mirada de súplica en su cara.

—¡Por favor ayúdame a buscar a mi mamá!

Larisa hizo una expresión lastimosa y desvío su mirada en mi dirección. Sus ojos decían "¿Cómo le digo?".

Sabía a lo que se refería; Larisa no lo había visto con sus propios ojos, ya que estuvo oculta en el auto todo el tiempo, pero definitivamente pudo oler el hedor putrefacto en todo el camino hacia acá. Seguramente se dio cuenta de que el mundo exterior no era diferente a nuestra colonia, donde las calles estaban llenas de muertos.

También, Larisa no lo sabía aún, ya que probablemente no se informó correctamente antes, pero cualquier persona saludable se infectaría solo por respirar el aire exterior que estaba densamente impregnado de podredumbre y el virus. Por lo tanto, era imposible que los padres de Sophie estuvieran a salvo, incluso si no hubieran sido asesinados como humanos; tal vez ya se habían convertido en pseudo-zombies y fueron asesinados por los militares.

Aunque no todo eran malas noticias, el hecho de que Sophie pudiera permanecer a salvo cerca del Walmart tapizado de cadáveres infectados probablemente significaba que ella también era inmune al virus, igual que Larisa.

—No te preocupes, Sophie. Mañana iré a buscar tus padres, aunque sino puedo encontrarlos, no prometo nada.

—¿En serio?.

Sophie soltó la blusa de Larisa y se acercó a mi con esperanza.

—Si, tengo mis métodos para escabullirme en secreto y esquivar a los pseudo-zombies.

—Cariño…

Larisa tomó mi brazo preocupada.

—Está bien, Larisa. Puedo hacerlo sin problemas, no te preocupes.

Le dije, sosteniendo su mano.

Horas después, comimos algunos sándwiches preparados entre todos.

Teníamos todo a la mano, rebanadas de pan, cremas, mayonesas, jamones y salchichas, quesos y aderezos, incluso algunas verduras frescas. Comimos hasta que estuvimos satisfechos y bebimos mucha agua.

Desafortunadamente no había cobijas o colchones para tender en el suelo, así que sin otra opción rompimos algunas cajas y nos acostamos a dormir sobre los cartones en el suelo.

Larisa y Sophie se acostaron usando mis brazos como almohadas, abrazando mis costados. Probablemente había subestimado la importancia e imagen que daba frente a ellas. A sus ojos yo era el hombre a cargo, probablemente se sentían mucho más seguras y protegidas a mi lado. Después de todo, una era una estudiante de secundaria, mientras que la otra todavía iba en la primaria. Por supuesto, querrían sentirse seguras en mis brazos y dormir tranquilamente.