¿Feliz cumpleaños?

Había sido un largo día en la escuela, los exámenes no había sido tan difíciles, lo difícil fue ayudar a estudiar a varios de mis amigos, pero al final todo había salido bien. Habían dicho que fuera al gimnasio, que tenían algo que decirme. Por supuesto ya sabía de qué se trataba. 

En fin, seguí caminando hasta llegar al gimnasio. La puerta estaba abierta y todas las luces estaban apagadas, sabía lo que iba a pasar, así que decidí jugarles una pequeña broma.

Como el día estaba muy nublado pude abrir la puerta trasera del gimnasio, sin que se dieran cuenta, para poder entrar. Pude conseguir un megáfono de la escuela y una vez que estuve en el centro lo encendí.

-¡PERDON POR ARRUINAR SU SORPRESA! – Grité con todas mis fuerzas en el megáfono, tratando de ser lo más ruidoso posible.

Escuche como gritaron todos y me empecé a reír sin parar. Encendieron las luces y pude ver que había muchos de mis amigos ahí, también varios profesores. En cuanto me vieron uno de mis amigos se acercó corriendo a mí. Me agarro de la chaqueta y comenzó a sacudirme.

-¡¿Qué te pasa?! ¡¿Acaso no sabes lo que es una fiesta sorpresa!? ¡Fue muy difícil conseguir el gimnasio y arreglar todo sin que te dieras cuenta para que al final lo arruines! – dijo mi amigo con la cara roja del enojo.

-Lo siento, pero no fue muy difícil darme cuenta hace rato – dije entre risas.

No podía parar de reír al ver la cara de enojados que tenían todos, en especial la de Jorge. Hasta que varios también comenzaron a reírse, incluso Jorge termino riéndose.

-Perdón Luke, creo que me deje llevar un poco. Feliz cumpleaños – dijo Jorge ya más calmado.

-No, ustedes perdónenme. Eché a perder su sorpresa, pero mi broma sí que fue divertida – dije tratando de parar de reír.

-Eso ni como negarlo – dijo una chica que se acercaba a nosotros.

Era Rachel, una compañera de salón. Ella era una de las estudiantes más destacadas de la escuela y teníamos una pequeña rivalidad para ver quién era el mejor de las dos desde hace muchos años.

-Pero no logro entender porque son tan buenas si casi nunca las haces, eres muy serio incluso con nosotros ¿acaso planeas en secretos tus bromas? – pregunto ella de manera irónica.

-Es verdad, siempre me he preguntado eso – dijo Jorge siguiéndole la corriente.

-Yo creo que en realidad le gusta ser bromista pero todo el tiempo está fingiendo ser serio para que así sus bromas sean mejores – respondió Rachel con esa idea de nuevo.

-Creo que planea bromas para cada ocasión y las anota en un cuaderno para que no se le olviden – dijo Jorge.

-Debe ser el cuaderno que siempre lleva en su mochila y nunca deja que lo veamos. Apuesto lo que quieras a que incluso tiene dibujos y diagramas de cómo hacer las bromas – dijo Rachel y parecía muy segura.

Era increíble como ellos dos podían ponerse a hablar de tonterías tan fácil en ocasiones como esta. Aunque hay que admitir que Rachel saca conclusiones muy rápido, aunque muchas veces este equivoca. Y aunque no lo parezca Jorge también es bastante inteligente, aunque se distrae más fácil que yo.

Yo estaba molesto y confundido, parecía que no me conocieran desde hace años.

-Oigan ¿de qué demonios están hablando? Saben que en ese cuaderno llevo todas las cuentas de mis ahorros y lo que me pagan en el trabajo, por eso no quiero que vean cuánto dinero tengo y empiecen a pedirme cosas. Saben que estoy ahorrando para algo especial, aunque por el momento no lo necesito – respondí ya cansado de sus tonterías.

-Espera un momento ¿Cómo que no necesitas el auto? ¡Dijiste que si tuviéramos un auto podríamos ir a la playa una vez al mes! ¡¿Acaso estas diciendo que ya no cumplirás tu palabra?! – dijo Jorge asustado por mis palabras.

-Sí, dijiste que ya te faltaba poco para poder comprar el auto – dijo Rachel.

-Lo sé, pero ahora tengo 2 motocicletas y con la de Jorge ya podemos ir los 3, porque según recuerdo si sabes manejar ¿verdad? – le pregunté al recordar las lecciones que le había dado.

-Claro que sí, pero… ¡¿Cómo que tienes 2 motocicletas?! – me pregunto ella confundida.

-Es que mis papás acaban de regalarme otra. Supongo que no se dieron cuenta – dije tratando de hacerme el tonto.

-Claro que no, tú siempre llegas primero que nosotros – dijo Jorge casi como un reproche.

Ya sabía que se iban a poner a hablar entre ellos otra vez, así que mejor cambie el tema.

-Oye ¿no se suponía que es una fiesta? Solo estamos hablando entre nosotros y el gimnasio no parece estar listo para dar una – dije viendo todo el salón.

-Pues veras… lo que pasa es que si conseguimos el permiso, pero aún no tenemos las cosas listas, así que la fiesta será hasta la noche. Pero queríamos darte la sorpresa primero y después hacer la fiesta a lo grande, todos estuvieron de acuerdo, hasta los profesores – respondió Rachel un poco nerviosa.

-Solo espero que no se les vaya a ocurrir una de sus cosas raras – dije recordando lo había hecho antes en varias ocasiones.

-Oigan ustedes dos, recuerden que aún tenemos una fiesta que preparar, así que será mejor que se hagan un lado y nos dejen felicitar al cumpleañero – dijo otra chica detrás de mis amigos.

-Es… Está bien – dijo Jorge un poco asustado al reconocer la voz.

Podía ver el miedo en la cara de mis amigos y podía entender porque. La que estaba hablando no era nadie más que Lindsay. Era la chica más popular de la escuela y a casi todos mis compañeros les gustaba, pero ellos no la conocían como nosotros. En la escuela se comportaba dulce, cariñosa y atenta, pero en realidad era un demonio, sin exagerar. Ya habíamos salido los 4 juntos y fue ahí como supimos como era de verdad. Creo que esa era la razón por la cual no tenía novio

-Felicidades Luke, espero que esta vez sí me pidas que salgamos solo nosotros dos – dijo ella mientras me daba un abrazo.

-¿Si sabes que trabajo por las tardes? Además de que valoro mi vida – respondí un poco nervioso por su reacción.

Por suerte parece que no le importo el comentario, pero eso no duraría mucho tiempo.

Al final todos comenzaron a felicitarme por mi cumpleaños, desde los profesores hasta el equipo entero de básquetbol de la escuela, del cual era capitán.

Ya estaba por irme cuando Rachel y Jorge me pidieron que les enseñara mi nueva motocicleta.

-Bueno… ¿Qué les parece? Yo creo que es un poco costosa para mí – dije frente a mi motocicleta.

Era una motocicleta deportiva de 600cc color negro mate con unos detalles cromados. Era un poco robusta, con la llanta trasera mucho más ancha que la delantera, además de que parecía que estaba muy cerca del suelo, pero era una motocicleta con un aspecto amenazante pero genial.

-¡¿Estas bromeando?! ¡Esta motocicleta es una maravilla! ¡Ya quisiera tener una de estas! – dijo Jorge mientras se subía en ella.

-Sabía que tus padres tenían buenos trabajos, pero no pensé que fueran tan buenos para regalarte algo así – dijo Rachel mientras la miraba de lejos.

-Para mí era más que suficiente la otra, pero creo que no les gustó que la haya comprado con lo que había ahorrado y en especial porque comencé a trabajar para comprarla – respondí un poco cansado.

-Bueno, basta de hablar de esto. Vete a casa y prepárate para la fiesta, recuerda venir a las ocho, ya tendremos todo listo. Se me olvidaba, escuche unos rumores, dicen muchas chicas van detrás de ti y que esta noche van a tratar de hacer algo para llamar tu atención – dijo Jorge mientras se acercaba a nosotros.

-Otra vez con eso… ya te dije que por el momento no necesito una novia, tengo que seguir trabajando y estudiando para ganar una beca para la universidad, aunque mis papás dicen que no la necesito, pero quiero hacerlo – le respondí cansado por decirle eso una y otra vez.

-Como digas, yo solo te estoy diciendo rumores – me dijo como si también estuviera cansado por mi respuesta.

-Bueno… nos vemos tarde – dije antes de subirme a mi motocicleta.

Me di cuenta que Rachel se había ido sin que nos diéramos cuenta, pero algunas veces hacia eso.

Tenía que darme prisa para llegar a cenar a mi casa porque mis padres habían dicho que iban a hacer algo especial, pero tenía que pasar primero a ver al señor Takeshi, aunque él decía que no era necesario que siguiera llegando tan seguido porque ya me había enseñado todos los tipos de artes marciales que conocía, pero me gustaba ir porque siempre daba muy buenos consejos. 

Ya habían pasado como 10 minutos que había salido de la escuela y ya estaba por llegar a su casa, de verdad que esta motocicleta es rápida. Pero cerca de su casa había una gran cantidad de autos y había mucha gente alrededor, sabía que no estaba pasando nada bueno.

Cuando llegue podía ver a casa del señor Takeshi en llamas y a los bomberos tratando de apagarlas.

-Oye ¿Qué paso? – le pregunte a uno de los policías que cuidaban la zona.

-Nadie lo sabe, el que dio aviso dijo que la casa se empezó a quemar de repente, tal vez el anciano que vive aquí se desmayó o le dio un infarto – dijo el policía mientras me impedía pasar.

-¡Eso es imposible, el señor Takeshi es más saludable que todos ustedes juntos! ¡Tengo que ir a buscarlo! – dije pasando a un lado de él.

-¡Espera! ¡No puedes ir idiota! – el policía trato de detenerme, pero ya estaba fuera de su alcancé.

-¡Ustedes no me van a decir lo que tengo que hacer! – grité mientras esquivaba a otro policía.

Los bomberos también trataron de detenerme, pero con el entrenamiento que me había dado el señor Takeshi los tire a todos al suelo y salí corriendo en dirección a la casa. Al estar cerca, las llamas pasaron a ser color verde, pero eso era lo que menos me importaba. Derribe la puerta de la cabaña de una patada y comencé a correr por toda la casa para buscar al señor Takeshi. Busque por todos lados, el calor era insoportable, pero al final lo encontré en la habitación que usábamos como dojo.

Estaba en el suelo boca abajo y parecía tener sangre en la espalda. Pero eso era imposible, nadie hubiera sido capaz de herirlo, aunque lo hubieran atacado entre 8 personas él los hubiera vencido fácilmente. Debía de haber otra explicación, pero primero tenía que ver si estaba bien.

Lo revisé y no estaba para nada en buenas condiciones. Tenía muchos golpes y algunos cortes poco profundos en los brazos y piernas, pero lo más raro eran las 4 marcas redondas profundas en la espalda, era como si lo hubieran atacado con un destornillador muy grande. Le di la vuelta y levante un poco su cabeza, estaba respirando, solo estaba inconsciente pero tenía que buscar ayuda rápido.

-Señor Takeshi ¡señor Takeshi! ¡Despierte por favor! ¡Señor Takeshi! – grité tratando de despertarlo.

Nada funcionaba, por más fuerte que gritara no despertaba, solo tenía una alternativa, sería una falta de respeto para mi maestro, pero no tenía opción.

-¡Lo siento maestro, pero no tengo alternativa! – dije tratando de disculparme por lo que iba a hacer.

Prepare mi mano para darle una buena bofetada, tenía que darle con mucha fuerza para despertarlo

-Que… pero que… fue lo que… ¡¿Heee?! – pude escuchar su voz pero era demasiado tarde.

No pude ver a tiempo que él se había despertado, así que le di con todas mis fuerzas. Se quedó con los ojos en blanco por un instante, pero reacciono.

-Por todos los cielos muchacho… Ya te he dicho que n…no golpees a nadie con toda tu fuerza – dijo mi maestro adolorido por el golpe.

-Lo siento maestro, pero usted no despertaba ¿Se encuentra bien? ¿Cree que pueda caminar? – pregunté tratando de calmarme un poco.

-Creo que… no. He per…perdido mucha sangre. Pero tienes que… ir rápido a tu casa, no tienes qu… que permitir que lleguen o las…lastimaran a tu familia – dijo mi maestro haciendo pausas tal vez por el dolor que sentía.

-¿De qué está hablando? Tengo que sacarlo de aquí rápido – dije sin comprender que era lo que intentaba decirme.

-No, tienes que… irte ya – insistió él.

-¡Primero tengo que sacarlo de aquí! – dije tratando de levantarlo.

Logre subirlo a mi espalda para poder llevarlo fuera, por suerte la puerta trasera ya estaba casi quemada, por lo que la derribe muy fácil para salir.

Dejé al señor Takeshi en el suelo para poder ir a buscar ayuda, pero él me agarro de brazo.

-Tienes que irte de una… vez, no puedes…perder más tiempo – dijo él mientras sujetaba lo más fuerte que podía.

-¿De qué está hablando? ¿Quién es el que lo atacó? – pregunté preocupado de que, quien fue el que lo había atacado, pudiera lastimar a más personas. 

-No hay tiempo…tienes que irte. Toma esto, estoy seguro de…que te protegerá si…eres digno de su…poder. Hay un secreto que de…debo decirte, pero será si nos…nos volvemos a ver. Recuerda todo…lo que te enseñe y…sobre todo…nunca pierdas la esperanza ¡VETE YA! – dijo el mientras sujetaba el collar que llevaba y me lo daba.

Era un amuleto de oro y bronce que llevaba alrededor de su cuello, tenía la forma de un dragón alado con cuatro patas y dos diminutas joyas en los ojos. Ya lo había visto otras veces, pero no pensé que fuera algo tan importante.

No sabía de lo que estaba hablando, pero si me decía que me fuera es porque en realidad estaba pasando algo grave. Pero no podía abandonarlo aquí, si me iba tenía que dejarlo en buenas manos.

-Está bien, pero debo llevarlo por lo menos con los bomberos – dije mientras lo levantaba ora vez.

Lo levante de nuevo y di la vuelta para poder llegar al frente de la casa donde estaban los bomberos. Les encargue al señor Takeshi diciéndoles que lo cuidaran bien o si no enfrentarían las consecuencias, me fui de ahí lo más rápido que pude aun pensando en las palabras que me había dicho

-Esto debe de ser muy grave. Si hirieron al señor Takeshi y lo dejaron en tan mal estado… no puedo dejar que lleguen. Ojala que esta motocicleta resista – pensé al recordar el estado en que se encontraba mi maestro.

Salí de la carretera y fui directo por el bosque, era la única manera de llegar lo más rápido posible.

-No dejare que lastimen a nadie más ¡Pagaran por lo que le hicieron al señor Takeshi! – grité mientras aceleraba cada vez más.