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2 Niño

Miro a todos lados y veo a mis compañeras murmurar algo, pero ninguna me dice nada. Miro el polo de Edu y voy al baño a quitarmelo.

Me miró al espejo y las lágrimas se me escapan, mis manos me arden, mis rodillas están raspadas, mi rostro está cansado y la vergüenza no puede más conmigo.

Día de mierda - digo mentalmente mientras me hecho agua con ambas manos, duele mucho el contacto del agua con mi mano, pero me contego.

Luego de terminar de limpiarme, tomo mi teléfono y marco a mi enamorado.

—Luis - susurro.

—Emilia - dice sorprendido.

—Puedes ir a mi casa y decirle a mi papá que te dé algo de ropa, me lo puedes traer al trabajo.

—¿Qué pasó amor? - me pregunta algo preocupado.

—Te contaré cuando estés aquí, por favor ayúdame.

Mi voz es de súplica.

—Claro, ahora mismo voy para allá.

Miro mi reloj y son las cuatro de la tarde. Él día paso rápido y de cierta manera eso alivia, ya pronto me iré a casa.

Una compañera de trabajo ingresa al baño y me mira.

—Aquí estabas, el jefe está buscándote.

— Ya voy - le digo poniéndome de pie.

Me mojo las manos y me lo seco en su polo.

Respiró antes de salir del baño y comienzo a caminar rumbo a la oficina.

Edu:

Estoy mirando la puerta para ver en qué momento ella se digna a aparecer, los guardias de mi padre resguardan la puerta, saben como soy de escurridizo.

No estoy orgulloso de lo que he hecho y menos con esa chica, pero mi padre se merece todo lo que le hago.

—Ella vendrá y te vas a disculpar.

—¿Por qué debo hacerlo? - le pregunto sin mirarlo a la cara.

Sigo sin polo, intento darme una camisa pero se la rechacé tirándola al piso.

—Edu siempre es lo mismo, cada secretaria que viene y la tratas peor que un exclavo, pero esta vez fuiste muy lejos, la muchacha ha regresado con sangre, golpeada y...

—Ella me atacó, debería demandarla, yo vivo de mi apariencia, sabes cuántos contratos perderé por ella...

Mi padre golpea con fuerza la mesa de su escritorio, pero yo ni me inmutó, la misma cantaleta de siempre con este señor. Pongo los ojos en blanco y miro nuevamente hacia la puerta.

—Sabes ella es más joven que las anteriores, padre ella podría ser tu nieta - le digo.

Alzo la mirada para ver las manos de mi padre hecha puños y ver sus ojos. Esa mirada llena de cansancio y decepción.

—Pero es bonita, sin duda alguna si no tuviera sentimientos oportunistas contigo yo estaría con ella, quizá para matar el rato - digo sin pensarlo realmente. Emilia tiene el rostro delicado, su cuerpo es bonito pero no tanto para mi gusto, su cabello realmente no me gusta yo las prefiero castañas. Ni hablar de sus ojos.

Sin duda alguna ella no es mi tipo de mujer.

—Edu yo no puedo creer que tu madre te educara de esa manera, ahora ella se estará revolcando...

—No me la recuerdes, ella me dejo solo con un depravado como tú - gritó.

La puerta se abre cuando estoy apu

nto de seguir insultando y manifestando mi odio.

—Señor Costa yo quiero...

— Primero siéntese señorita Vladi.

Ella me mira y veo sus manos hacerse puño, me odia.

—Lo sé me odias, en todas causo ese mismo efecto, pero se te va a pasar cuando renuncies y desaparezcas de nuestras vidas.

Le digo como consejo, ella me observa y niega con la cabeza. Me siento un imbécil, pero de cierta manera al mismo tiempo alivio pues aún me mira y no me está informando como las demás.

—Si te callas todo sería más sencillo - suelta, me mira fijamente a los ojos y niego con mi cabeza mostrándole una sonrisa.

—Edward comportarte como el adulto que eres - dice mi papá elevando el tono de voz.

—Señorita Vladi...

—Disculpe por ser tan impulsiva y agredir a su hijo, pero realmente me sentí humillada...

—Ahora viene el acto de victimización, papá te va ha dar unos consejos y luego una cena romántica, serás quizá la quinta esposa - digo, su rostro es de sorpresa, la miró y ella se pone de pie —No, serias la sexta esposa, es que con muchas no se ha casado.

—Callate la puta boca - grita ella —Que tu vallas por el mundo con pura oportunista ofrecida no te da el derecho de sentenciar a todas de esa manera, para tu información tengo un novio.

Me quedo sin palabras, ella tiene los ojos cristalizados, veo sus puños apretados por la impotencia y se que esta vez fui muy lejos.

—Yo lo....

Ella relaja un poco el rostro esperando un perdón o un lo siento, lo lamentó o algo más.

—No me fijo en tipas así. Pero mi padre tiene una suerte con la secretarias.

Ella cae rendida en el sillón, mi papá tiene el rostro pálido, me mira y se que me va castigar pero ya soy un hombre adulto.

—¿Puedo retirarme? - pregunta ella.

—Pero aún no te despiden.

Ella alza la mirada y mira a mi padre, quién le regala una mirada tranquilizadora.

—Para tu información no la voy a despedir.

—¿Entonces vas a renunciar?, es lo más lógico - digo poniendo mis manos en mis rodillas y frotandolas para levantarme.

—No voy a renunciar - dice ella firme, se limpia las lágrimas que han escapado de sus ojos y me muestra una sonrisa.

Me quedo mirando su rostro y es muy bella, no cabe duda que si mi papá se casa con ella o algo por el estilo yo terminaría siendo su amante.

Borro mis pensamientos impuros de mi cabeza y siento esos ojos grandes invadir mi alma.

—Pideme perdón...

—¿Por ponerte en tu sitio? - me pregunta.

Estamos ambos de pie y ella alza su puño y yo retrocedo y chocó con el sofá.

—Te daría otro para hacerte un antifaz - dice con cierta ironía.

Mi papá suelta unas carcajadas.