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sin límites

Si lo veo y me gusta, si lo quiero, lo tengo <3.

Un lema particularmente dicho por Ivonne Empire Ramazzotti.

La princesa preferida por excelencia, quizás por ser dulce y ciertamente tierna o por su peculiar belleza.

Balanceaba sus piernas impaciente mientras con el borde de sus tacones apenas y si rozaba el suelo, no le gustaba esperar, la ponía ansiosa, estaba casi completamente sola, sus ojos color dorado miraban por la ventanilla del avión, quería llegar ya, años sin ver alguna parte de América, estaba emocionada por ver a su padre, sin tener la supervisión invasiva y molesta de su sobreprotectora madre.

Estaba feliz y no podía ocultarlo el salir finalmente de las grabaciones y tener una vida calmada al lado de su padre, del cual sabe que nunca la sobre explotara en su trabajo y además de eso, quiere conocer a la pareja de este, saber cómo está, que hace y como le va, quien es principalmente.

Quiere volver a conectar con su padre como lo hace siempre.

-Gary~-

Sonrió girando su cabeza hacia un lado y fijando su reluciente mirada en el hombre a su lado.

-Evee~.-

Le devolvió el apodo canturreando, al igual que el Pokémon del mismo nombre, ella podía ser cualquier cosa sin previo aviso.

El hombre a su lado encargado de cuidarla, era él mayordomo de su padre, en palabras simples.

Gabriel Legasov, un hombre preparado para todo, armado hasta los dientes, (sin de apariencia de ello.) Fue dejado hace ya 16 años a cargo de una pequeña caprichosa que siempre obtenía lo que quería.

El avión era prueba de ello.

-¿Cuánto falta?.-

Se quejo viendo impaciente con una ligera mueca de hastío en sus labios, la mirada de sus ojos dorados le era muy conocida.

Quería salir del avión, ya mismo.

-Bueno Evee, falta como media hora más, salir desde francia desde el otro extremo del mundo, hasta New York, es bastante lejos, bueno, ni cuenta te diste por qué pasaste la mayor parte del viaje hablando por telegram con Luan.-

La rasposa y gruesa voz del hombre de 40 años contrastaba no solo con su apariencia, su cabello castaño claro, rostro duro y blanco como el mármol, cejas pobladas, ligera barba de candado, labios finos, nariz recta y ojos azul cielo, era de contextura fuerte, pero cualquiera diría que estaba en los 30 años cuando mucho, contrastaba sobre manera con la voz de Ivonne, suave, sedosa y siempre dulce.

-Falta mucho...-

Suspira mientras se acurrucaba en el asiento.

-¿Por qué no duermes un rato?, Ayer no dormiste bien, te saldrán ojeras.-

Está le mira algo indecisa.

-El señor Ramazzotti no creo que diga nada, eres su princesa, te ama incluso cuando haces desastres.-

Ella asiente finalmente y cambiando de asiento, se acomoda sobre Gabriel, este la abraza, solo por qué le gusta que lo haga.

Si se dormía era más fácil pasar el viaje en silencio.

Ella hacía tan poco ruido o apenas y si se movía cuando dormía, que era imposible que fuera la misma Ivonne.

Casi tres horas y cuarenta y cinco minutos transcurrieron en silencio, finalmente cuando ya no sentía sus brazos, considero que era hora de despertarla.

Cosa que le costó un poco.

El corazón de Gabriel dio un brinco, le causaba gran ternura cuando la veía así, recordaba la época en la que era solo una niña pequeña sin nada mejor que hacer y dormía por las tardes para despertar algo atontada y era un recuerdo que atesoraba, cuando Ivonne puso sus manos en sus mejillas, esa sonrisa traviesa, sus ojos entre cerrados y aún relucientes, sus mejillas, al igual que su fina y pequeña nariz, estaban rojas y esos labios de color coral natural, lo brillante de su sonrisa.

Aún estaba muy dormida para razonar.

-Papi~.-

Dijo alargando la última vocal de la palabra, acabo por reírse al final.

Optó por no decir nada y acomodarla, dejándola sentada sobre sus piernas

Ivonne empezó a estirarse.

Se levantó y camino un poco por el pasillo del avión y fue hasta el baño.

Mientras tanto, Gabriel estaba pensando en cuántas veces la había visto desperté así, no podía creer cuando había crecido desde que la tenía así cuidado, tantos años y tan poco tiempo sentía que había pasado, era como una hija para el, la adoraba como tal.

-¿Ahora sí llegamos?.-

Escuchó como si algo metálico rozara vidrio.

Se giró sobre su hombro y vio a Ivonne con un plato color blanco profundo con cereal remojado en leche dentro.

-¿Te podrías sentar, Evee?, Se te puede derramar el plato.-

Ella siguió comiendo sentada al lado de Gabriel, estaba aburrida y quería caminar un rato.

Pensaba en si podría pasar tiempo con su papá, él era un hombre ocupado y ella simplemente estaba a su lado, lo que hasta ahora no sabía era que su padre la llevaría a todos lados, como un libro de leyes en brazos de un abogado.

(...)

Gabriel estaba ajustando las ataduras de sus botas rosadas mientras, Ivonne se acomodaba el cabello.

-...y recuerda que por más incómodo que sea, tienes que sentarte bien, usas falda, a tu padre le da igual como te sientes mientras estés con él o en la mansión, pero, él está ahora, tristemente, con unos socios y lo vas a acompañar...- Ivonne hizo el mismo gesto como cuando despertó, el corazón en el pecho de Gabriel latio con fuerza., La misma niña caprichosa que tenía esa manía de hace pequeños pucheros, pero jamás un berrinche en estos casos, era su niña preferida un ángel bastante desastroso pero así la adoraba, era la hija que hubiera querudo tener pero no pudo- ¿No vendrás, Gabriel?.-

Pregunto simplemente con la mirada triste de un cachorro.

Estaba demasiado Mimada pero era imposible no querer mimarla de todos modos.

Incluso su tía, el ser más frío y tajantemente duro de carácter y voluntad se derretía con su sobrina tan angelical.

-No Evee, está vez tengo que ir a preparar unas cosas que tú padre me encargo, por favor Ivonne, compórtate como la hermosa dama que eres.-

Ella le sonrió ampliamente.

-Con gusto, señor legasov.-

Ivonne, si que era hermosa, su cabello blanco, largo, abundantes y lacio, contrastaba con su piel de un suave color canela, lucía sedosa a la vista, su rostro de muñeca pecosa, esa dulzura y actitud cambiante dentro de lo que es lo amable y lo inocente, su figura de busto prominente y caderas perfectas, sus piernas gruesas y largas, las faldas jamás podía quedarse en un solo lugar siempre se subían en la parte de atrás, que no era para menos, la forma era perfecta por el ejercicio que le exigía si madre, su cuerpo era 10/10.

Pero había algo en esa tierna sonrisa infantil y voz cargada de dulzura que hacía que la gente la viera como un ángel.

Ivonne volvió a levantarse esta vez a buscar así celular, lo encontró en uno de los asientos de atrás mientras sus ojos se fijaban en el mensaje en la pantalla, una mirada algo frustrada invadió sus dorados ojos mientras tomaba el aparato.

Ya se había corrido la noticia de que su padre ganó el juicio de mano de Jesús Santos, claro que no faltan cada imbécil que sin saber la justicia de ambas partes y de ella misma, opinaban cada barbaridad que podía salir de sus bocas, con cierta molestia revisa más a detalle las publicaciones de esa persona y como aboga por su madre.

Frunce el ceño mientras se desplaza un poco por los comentario.

-egy csomó bolond, akik nem tudnak semmit és tovább beszélnek.

(montón de insensatos, que no saben nada y continúan hablando.)

Sale de la publicación y vuelve a su perfil en donde la última fotos que publicó en el aeropuerto ha logrado una cantidad considerable de comentarios y likes, pero, eso no era de su interés en ese momento.

Revolea los ojos mientras ve las notificaciones de sus supuestos amigos preguntando por ella y su madre, las va descartando sistemáticamente mientras rebusca en la galería algunas fotos más.

-No podría ser más irritantes porque es que sino serían algo corrosivo.

Dice en un ligero susurro molesto.

Comienza a pasar más las cosas que hay en su galería hasta llegar al álbum que buscaba, selecciona foto a foto escribiendo pequeños comentarios mientras las va subiendo una a una, mientras caminaba por el avión esperando a completar su tarea antes de llegar.

Entro en los perfiles de algunas personas de su familia más cercana y se daba cuenta de que un pensé ellas sin habia tenido algunos problemas por el divorcio de ausnpdre y el cambio de custodia.

No se metio en eso ya que la primera persona era demasiado influyente como para que 100 o 1000 comentarios cambiarán a sus millones de seguidores y por supuesto eso no afecta en nada pues se le conoce por ser indiferente al 90% de los conflictos de internet.

Y al otro le da absolutamente igual de todos modos.

Ve que y de plano las fotos que publicó están haciendo un poquito de interés en la gente.

Eso sería suficiente.

Ignora de plano un mensaje directo y se va adentra con Gabriel.

Finalmente llegó el momento del aterrizaje y ambos estaba esperando.

Ivonne salió del avión buscando con la mirada a su padre.

El hombre de cabellera rubia y ojos de un color amarillo reluciente, eran casi como oro, la piel blancuzca, de rostro que rayaba en lo irreal, la pecas en todo su rostro, la sonrisa de ganador, como la de su hija, sus labios rosados y carnosos, esa miras tan expresiva, la nariz recta y fina, ese era Gian Lucas Empire Ramazzotti, con un traje impecable de color negro y ansioso mirando por todos lados esperando a su pequeña reina.

-¡Papi!-

Para estar sobre unos tacones bastante altos se movía muy rápido, la falda de color negro tableada se movía a medida que ella corría hasta su padre, el polo ajustado de color celeste pastel, lucía perfecto sobre ella, su cabello ondeaba tras ella, este también arranco a correr, solo para atraparla en el brinco que dio para caer en sus brazos.

Casi 4 años sin verse.

-Mi preciosa niña.-

Dejo muchos besos sobre el rostro de su princesa, ella reía mientras lágrimas de alegría caían por sus mejillas.

-Papi, te extrañe mucho.-

Este ya ni siquiera podía decir coherencia, estaba muy emocionado por qué su princesa al fin viviría con él, el juicio acabo y ya no había nada que hacer.

Era suya. Lo sería para siempre.

(...)

Estaba en completo silenció dentro de la sala de reuniones con los socios de su padre, ellos hablaban y ella estaba en una de las sillas jugando con su celular.

-¿Eso sería todo hasta ahora?, Pensé que las clausulas serían más rígidas.-

Sonrió ampliamente Gian Lucas.

-Yo las veo bien.-

Fueron firmando de uno en uno.

-¿ Iván por fin habrá llegado?.-

Pregunto uno de los socios tras firmar.

-Si, en verdad viene subiendo, se atraso en unos proyectos con lo del divorcio y todo le fue complicado.-

Ivonne seguía en lo suyo.

Levantó sus preciosos ojos dorados para ver a su padre, le había mandado un mensaje cuando has puertas del salón se abrieron.

-Ivonne, ven para acá, mi amor.-

Ella hizo caso de inmediato, todos miraron a esa linda muchacha que siempre estaba de acompañante con su padre.

-Si logré llegar.-

Exclamó una voz gruesa y ronca, era profunda y firme como su dueño.

Iván Petrova, un muy imponente Búlgaro-Ruso, pálido como la nieve misma, cabello negro brillante, mirada fría, indiferente e incluso se podía decir, que transmitía cierto grado de enojo, sus ojos de un azúl verdoso, profundos y sofocantes, su rostro tallado por los dioses, su nariz algo grande y recta, una ligera barba de candado oscura y perfectamente cortada, unas cejas gruesa y oscuras, perfiladas, su cuerpo fibroso bajo el traje negro, lucía como si las costuras fueran a reventar si flexionaba el brazo, Ivonne solo lo miraba bastante interesada, sus hombros y posiblemente amplia espalda, pero sobretodo esos labios que Lucian como la seda.

-Parece que Iván si está vivo.-

Le miro con cierta compasión Gian Lucas.

Si bien era sabido que su divorcio fue una locura, ya que, nada estaba a nombre de su esposa, el contrato prenupciales le impedía a ella tocar un centavo y como no tenían hijos no había nada que pelear por esa parte.

-Una mujer no me matara a mi, menos que menos Corin...-

No dijo más, noto un pequeño bulto de color discordante entre tanto negro, blanco y plateado.

Su delicado rostro le hizo mirar unos segundos.

-¿Y ella es tu hija?.-

Pregunto sin más.

No sé parecía en nada a Gian Lucas Ramazzotti, era más como una bisabuela de la línea Ramazzotti.

-Buenas tardes, un placer conocerlo, Señor Petrova, Soy Ivonne.-

Sonrió inocente de la incomodidad que su mirada tan brillante e ingenua causaba en Iván.

Este no podía decir nada despectivo, no por que Gian Lucas fuera su amigo, que lo era, no porque ella le desagradaba, ni la conocía, solo le era raro esa aura tan ingenua que desprendian de si, con esa simple sonrisa y 9 palabras.

Tampoco podía hacerlo, tenía el corazón en la garganta.

Tenía que ser un caballero, su mal humos no lo podía hacer tratar mal a una niña que apenas y si dijo 9 cosas, era más respetuosa que el resto.

Finalmente le correspondió el saludo educadamente, pero igual de distante y frío.

Se siento a un más incómodo al sentir el vuelco de su corazón viendo esa sonrisa llena de encantó.

(...)

-¿Podemos ir de compras, papi?.-

Caminaba al lado de su padre.

-Lo que quiera mi princesa, todo lo que quieras lo vas tener.-

No era mentira, Ivonne tenía únicamente el segundo piso de la mansión Ramazzotti, su padre dormía en el cuarto de arriba, pero como tal el segundo piso era solo suyo.

Ella metía cuánta cosa bonita veía, si era brillante y con colores pastel o negro, allí estaba ella.

-Evee, en un rato tenemos que ir a la casa, hay visitas hoy, cielo.-

Ella miró a su padre y sonrió solo para acercarse a él y tomar su mano.

-Entonces vamos, no hay que hacerlos esperar, también necesito tiempo para arreglarme, ¿De que es la reunión hoy?.-

Pregunto simplemente.

-Solo una formalidad, una reunión que hacemos cada tanto los socios, solo para hablar más tranquilos, como las reuniones que hacías cuando niña, solo hablar por horas, hasta que se vaya el tiempo.-

Salieron del centro comercial hasta donde estaba el chófer esperándolos.

-¿Ya llevaron las cosas?-

El chófer asintió.

( ....)

Fuera de todo lo que pensaron en un principio, ella encajaba bien allí, hablaba un poco, aportaba a las conversaciones unas pocas cosas y asemejaba a un bonito adorno rosado en la mesa.

Eran las 11 de la noche e Ivonne no quería ir a dormir, su padre le dijo que fuera, está de mala gana subió pero al final bajo de nuevo en silencio y salió al jardín.

Se negaba a dormir cuando aún podía seguir mirando los alrededores, le parecía raro que su tía no estuviese allí, suele ser la principal persona que aparece para molestraba su padre. solo porque puede hacerlo.

-¿Tú papi no se molestará de que estás en unos tacones tan caros en medio de la tierra?-

Se giro a encarar algo asustada a quien le pregunto eso.

-E-eh, señor Petrova, yo ya me iba...-

Dio un par de pasos hacia atrás.

Ese rostro serio le gustaba pero no se había dado cuenta de que lo estaba viendo fijamente.

Sobretodo fascinada con la fría belleza de un hombre sin corazón.

Por su parte, Iván, también fascinado con una sola cosa de ella y otra de ese momento.

Le fascinaba como ella le miraba a los ojos, era como ver directamente al sol o un tanque sin final de oro, relucian por su ingenuo destello.

Le gustaba de la situación como parecía solo verlo sin temor, parecía simplemente una persona más a sus ojos.

Le molestaba y gustaba.

Sabía en la clase de problemas que se metería si Gian Luca lo encontraba pero Ivonne le resultaba adorable.

Una ligera sonrisa se cruzó en sus labios y ella simplemente reacciono por un leve jadeo sorprendida.

-¡Ivonne!.-

La voz de su padre resonó por todo el jardín, incluso, por encima de la música del interior de la mansión, que se escuchaba claramente fuera, ella asustada miraba a todos lados para esconderse.

Iván la tomo de una mano.

Cuando su padre llegó vio a su hija y a su mejor amigo bailando en toda calma al son de la suave tonada de el conjunto de cuerdas.

Este simplemente aclaro la garganta interrumpiendo a la pareja.

-Mi cielo, son las 12.-

Igual que Cenicienta tras la última campanada ella se fue simplemente regalandole una hermosa sonrisa.

Removiendo todo dentro de él.

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Los días pasaron, haciéndose semanas rápidamente.

Ivonne había estado monopolizado todo el tiempo de su padre.

Y valiéndose de que su padre era un total apático de las redes está se la pasaba sacando cuánta foto podía junto a Gian Luca y subiendo cada una a sus perfiles en distintas redes.

Maratones de películas hablar de cosas que hicieron mientras estaban separados a veces llorar un poco por el tiempo perdido

Quería ver a gran parte de su familia pero, tendría que viajar al otro lado del país para eso.

Gian Luca estaba sentado en la cama con Ivonne haciéndole un trenza mientras está le contaba unas cuantas de las propuestas que habia recibido antes para películas como era de esperarse, eso le preocupa bastante a Gian Luca, 17 años y la mayor parte de su vida la habia pasado frente a las cámaras.

Quería pedirle que se tome un año sabático, un tiempo de descanso, quizás unos meses o que si quería seguir en los rodajes y deseaba hacerlo realmente porque le gustan, entonces que tratará de que en lugar de tantas horas por semana así tardarán un poco más fueran tiempos moderados... Ivonne era su ángel, su vida y si princesa, pero las ojeras ya estaban oscureciendo se bajó sus ojos.

Miro la hora.

-¿si quieres hacer el rodaje de overdose?.

Ivonne se queda unos segundos en silencio, y se acomoda sentándose de forma que ve a su padre al rostro.

Lucia preocupado, tenía una mirada algo triste

-¿quieres que lo haga?

Parece no entender bien la pregunta.

-¿porque yo decidiria eso?, Si fuera por mí más bien querría que te quedarás más tranquila y buscaría unnaforma de que llevaras una vida mas tranquila, pero al mismo tiempo me enorgullece que seas una actriz tan aclamada... Es algo confuso... Por eso quiero saber que quieres tú.

Con ambas manos acunando rostro mientras la mira a los ojos.

La absoluta confusión en su mirada es genuina.

Algo que el mismo Gian Luca sabía, no le parecía raro que está fuera un poco lenta par tomar decisiones así, su vida había sido balanceada entre los reflectores y la escuela a la que legalmente su madre se veía obligada a dejarla asistir, así que Ivonne no solía tomar decisiones así por su cuenta y si lo hacía tenía que preguntar antes a su madre.

- quisiera más bien dormir un poco más, es cansado levantarse a las 6 y luego costrse a la hora que sea por llevar las materias y los rodajes casi a la par.

le tomo bastante tiempo llegar a eso.

Parecía algo intranquila.

Como si esperase algo malo por su respuesta y en cambio le dieron un abrazo.

-habian pensado en que te tomas un par de meses de tranquilidad absoluta, se te están marcando las ojeras... Pareces un bonito mapache.

-¿¡que?!, Ay no no más ojeras...

Ríe nerviosa ante la idea.

- princesa, ya es tarde, deberías estar durmiendo.

- ¿te quedas conmigo? Sabes que odio dormir sola.

17 años y parece que el tiempo jamás paso.

(Una semana después)

El toque persistente sobre su mejilla, eran suaves caricias y la voz masculina que le llamaba, le hacía sonreír.

Se puso boca arriba y estiró los brazos, esperando un abrazo, como si fuera una bebe abría y cerraba sus puños de manera persistente. Todavía somnolienta y sin abrir mucho los ojos.

-Papi~-

Su padre no podía contra la ternura mañanera de su hija.

Ella recibió como respuesta mucho pequeños besos en su mejilla.

Finalmente entre risas la cargo como una bebé.

-Mi cielo, ya es hora de que te levantes. Esas lindas pecas no se lucirán solas.-

Ella se aferró a su cuello, abrazandolo.

-No, me quiero quedar en la cama, contigo y Gary.-

Su padre se rió, mientras él último solo estaba allí con unas toallas.

-Evee, son las 6 de la mañana y a las 8:30 tienes que ir a tu nuevo instituto, así que, tendrás tiempo para todo lo que quieras en la tarde. Ahora has lo que mejor sabes, ser una buena niña y siempre lucir hermosa.-

Ella tenía el rostro recostado en el hombro de su padre y apoyaba su mejilla.

-¿Y me darás helado?.-

Pregunto con esa hermosa sonrisa y miras somnolienta.

-¿Te portas bien?-

-¿Acaso no es ese mi encanto?.-

Rio pícaramente mientras su padre la dejaba dentro del baño.

Tenía un bonito suéter grande y blanco, unas medias largas de rayas rosadas y moradas, además de un shorts negro.

-Eres un encanto, un ser con extrema concentración de picardía, ternura, un lado infantil y mucha dulzura.-

Ella cerró la puerta sin dejar de reír entre dientes con esa expresión tan tierna y pícara en su rostro sin gota de maquillaje.

-Entonces, será de fresa mi helado.-

Gabriel seguía caminando de un lado al otro, esperando a Ivonne quien se tardaba mucho en la habitación.

-¿ Verdad que si quedé bonita?.-

Dice abriendo la puerta ya lista con el uniforme, una falda negra por encima las rodillas de forro blanco abajo, unas medias negras casi a medio muslo,( cosa que no iba con el uniforme pero ella así lo quiso.), Zapatillas de tacón corrido de color negro, de charol brillante, un suéter blanco liso y tenía la insignia del instituto en el pecho del lado derecho.

-¿Eso es el uniforme?...-

Tampoco se puede decir que parecía uno.

-Yo tampoco lo entiendo, pero tal parece que si, gary.-

Sonríe ella con su bonita mochila color rosa, colgada en su hombro.

Su cabello estaba hecho una cola baja.

-¿Cómo lo haces, bebé?, Cada día estás más bella.-

-Soy tu hija, cada día tú estás más guapo y yo me pongo más bella.-

Se sentó en la mesa con él.

-Ivonne, siéntate bien.-

Le reclamo serio Gabriel.

Ella junto las piernas.

-El instituto es estricto, puede que el uniforme sea... común, pero ya han puesto varias amonestaciones a otros alumnos por falta de modales básicos, a ti no te lo dirán, directamente nos llamarán a alguno de los dos.-

Ivonne no dijo nada, simplemente empezó a comerse el desayuno sobre su plato.

El mayor incentivo para Ivonne, era portarse bien a cambio de un premio cualquiera.

Ya sean dulces, cosas caras o simplemente pasar tiempo con su padre.

-Pero... Nunca han llamado para quejarse de mi comportamiento, yo me destacó por buen comportamiento.-

Dice en voz baja a modo de súplica.

No era mentira. Siempre fue buena en su comportamiento intachable y sus notas de buen promedio.

A cambio de tener todo lo que ella quiera.

-Y así tienes que seguir, te ganarás todo lo que quieras si sigues siendo la hermosa niña que siempre has Sido, el mayor orgullo, mi mayor orgullo. ¿Serás siempre mi princesa hermosa y delicada?.-

Dijo acariciando el dorso de la mano de Ivonne con su pulgar.

-Siempre papi.-

(...)

Dejaron a Ivonne en en instituto completamente sola, cosa que no era problema ella se sabía defender en cualquier lugar.

Con su horario y algunas notas en mano miraba algo desorientada, los números de los salones buscando el A-115.

Caminando un poco más se topo con un grupo de personas, más específicamente chicos algo mayores que ella.

-Tal vez puedan ayudarme...si es que quieren...-

Los analizo unos segundos.

Está tenía una inmensa confianza en si misma, solo que dependiendo de la persona o personas podía ser más tímida o más extrovertida.

Se acercó a uno de los más grandes, por así decirlo, era el más alto pero no parecía tan... Cómo explicarlo en una palabra, parecía él más tranquilo.

Ella se acercó llamando su atención con un suave "disculpen".

Ellos la miraron algo curiosos y sorprendidos.

-¿Saben dónde está la clase A115?-

Pregunto con una con voz suave, su mirada de cachorro inocente y esa tímida actitud de niña ingenua.

Sería un poco mala.parabtomar decisiones en algunas ocasiones pero sabía que en cierto modo tendría que actuar distinto con ciertas personas, según su madre, así es la vida.

El alto muchacho de cabellera rizada negra y ojos marrones, la miro con una cierta chispa en sus ojos.

-Si, está en el segundo piso, la primera puerta a la izquierda.-

Ella sonrió y le hizo estremecer.

-Gracias...-

-Luka, Luka mcclain.

El chico sonrió amable y ella le regaló una sonrisa aún más hermosa.

Ella se despidió caminando tranquilamente.

Luka se percató de que no le dijo su nombre.

-E-espera, no se tu nombre.-

Ella se giró a verlo, aún con la mano en el barandal, su mirada dorada y eso labios color coral con un brillo labial muy hermoso.

-Dime Evee.-

Sonrió y siguió subiendo las escaleras.

El silencio era tanto que escucho lo último que dijo.

-Amigo. Esa era Ivonne Ramazzotti, la hija de Gian Lucas Ramazzotti.-

-¿¡EH!?.-

-Es más bajita de lo que pensé, pero por dios, que bella.-

Rió entre dientes y tocó la puerta del aula.

Finalmente le dejaron entrar.

-Buenos días. Disculpen la interrupción, me perdí un poco.-

Sonríe amable.

La profesora allí presente le dijo que antes de finalizar la clase se presentaría, pues necesitaba seguir con la explicación.

La dejo sentarse en uno de los últimos puestos, dónde se encontraba a un lado de la ventana.

No dijo mucho cuando le dijeron que se presentará. No había mucho que decir, ya todos o al menos la mayoría debía o sabia quien era ella.

Al cabo de in rato más de una chica le saco fotos de sorpresa sin lograr que se viera mal, más de una se tomó fotos con ella y no faltaron chicos que le buscarán por autógrafos o fotos.

En el tiempo libre, se tomó el rato para explorar el lugar.

Topandose nuevamente con Luka, quien estaba está vez, en un entrenamiento de quién sabe qué.

-Te faltan 45 segundos más, Luka, resiste un poco más, solo 30 más.-

Hacía abdominales, su cuerpo casi completamente pegado al suelo, exceptuando sus piernas, las cuales estaban a casi 10 centímetros del suelo.

Este parecía estar sufriendo.

-Ya, ya ve a ducharte, lo haces excelente.-

Le alentó, el profesor.

-Apura, que ya deben estar llegando los de nuevo ingreso.-

El profesor miró a la puerta y se encontró a Ivonne viendo las pesas.

-Bueno, aquí ya hay una.-

-Hola.-

Saludo al profesor con la agitando suavemente su mano y sonriendo.

-¿Qué sección eres?-

-De la A115.-

-Ivonne Ramazzotti, ¿No?-

Ella asintió y se acercó un poco más.

-Eres más bajita de lo que creí.-

-Lo dicen mucho, solo tengo 1.76 de estatura... La gente cree que es más de 1.85, ya sabes, tu padre es alto y tú tía un titán...

Este estaba en lo mismo, no pensó que fuera tan bajita.

Empezó a buscar en la carpeta, a ver si aparecía su nombre.

Si, si estaba.

-Creo que me perdí un poco, estoy buscando al profesor, Danilo Cabrera.-

Este suspiro.

La mirada de Ivonne era como la de un cachorro.

-No, no estás pérdida, yo soy Danilo Cabrera.-

Era un hombre alto y bastante fornido, ojos marrones y cabello castaño una piel medianamente bronceada y bueno, lucía amenazante.

-Eh... bueno.-

-Ya que estás aquí, mejor ve a cambiarte, en 15 minutos empieza la clase.-

Ella asintió y guardando su horario dentro de un libro, fue a los vestidores.

Se trenzo el cabello luego de cambiarse.

Dejo su mochila en un casillero y salió.

Se cruzó con Luka, quien estaba recién bañado y salió con un fuerte olor a perfume.

-Evee...-

Ella sonrió con dulzura, ese apodo lo adoraba.

Este quedó en blanco.

-Hasta luego, Luka.-

Se despidió de él y siguió hasta la cancha bajo techo.

Le incomodaba el short blanco.

Solo a ella, a Luka le gustaba la vista.

-¿No tienes clase?.-

Le pregunto su profesor mirando como este solo se sentó en una banca a mirarla mientras hacía el calentamiento.

-No.-

Contesto a secas.

-Reformulare la pregunta y te daré la respuesta.-

Le puso la mano en el hombro.

-¿Dejaras de fantasear con una niña 1 año menor que tú y te ahorras un castigo?, Es ilegal, tienes 17 años, vete a clase, Luka.-

Este solo hizo caso pues, si por mirarla mucho le darían una amonestación, como sería se la toca por error.

Los demás alumnos fueron llegando progresivamente.

Ivonne ya había hecho los estiramientos y calentamiento habidos y por haber.

Simplemente cumpliendo toda expectativa del profesor.

Flexibilidad, resistencia, velocidad, equilibrio y fuerza.

-Bien, eh... No esperaba menos.-

Lucía satisfecho con el desempeño de Ivonne.

Era lo menos, ella por naturaleza era hiperactiva no podía estar quieta sin desesperarse, cosa que para su padre era un insentivo más para que está participará en muchos deportes. Era lo mejor, si se cansaba dormía bien, si dormía bien tenía energía, si tenía energía empezaría a hacer de todo un poco, hasta cansarse.

Luego de 45 minutos, con un fuerte soplido en el silbato, todos suspiraron aliviados para irse.

Ivonne seguía en las barras paralelas.

-Eh... Ivonne, ya te puedes ir, ¿sabes?.-

Se acercó el profesor a ver si le disuadia de quedarse allí.

-Buuu, esto es divertido.-

Finalmente con la misma elegancia de siempre, cayo de pie en el suelo.

-Ve a ducharte, no se que clase tienes pero te quedan 15 minutos para ir.-

Ella asintió y se fue a las duchas, las chicas no dijeron mucho pero está tampoco, se metió a duchar y salió como si nada. Desprendian mucha confianza de cada poro y su caminar era delicado y elegante.

Es evidente lo orgullosa que está de si misma y un poco deja ver qué tiene cierta arrogancia.

Salió completamente tranquila hasta el pasillo.

Luego de allí siguió buscando su siguiente clase.

Se consiguió con un profesor.

O al menos ella creía que era un profesor.

Era un hombre alto y de cabello negro corto, su contextura delgada y piel bronceada.

Estaba hablando animadamente con la profesora que vio antes en su sección.

-Disculpen.-

Este se giro y al verla juraría que era una muñeca que escapó de la jugueteria.

Antes de siquiera decirle algo la tomo de una mejilla jalandola suavemente.

-Oh preciosa, ¿Te perdiste?, Los de primer año están en la parte de arriba.-

-eh, Eros, ella es Ivonne, Ivonne Ramazzotti, la de cuarto año, está en mi clase.-

Esto no le hizo desistir y solo jugueteo con su preciosa cara de muñeca.

Ella solo se reía, le gustaba que la mimaran.

-Es adorable, tan pequeña y tierna, pensé que sería más alta y sería, mira esa carita y esas lindas pecas, ojitos de cachorrita, su sonrisa es bellísima. Es como una gatita.-

Su papá siempre que podía le decía gatita.

-Así me dicen.-

-Eros para, si la directora o el subdirector te ven, te van a tachar de acosador infantil.-

Este parecía uno, la dejo tranquila y miró a Minerva, con sus ojos de gris azuloso.

-¿Qué no puede un gay decir que una niña es muy linda?, No tengo 50 años, solo creo que es una muñequita Hasbro o de Mattel.-

Finalmente la dejo y se cruzó de brazos.

-¿usted es Eros Raptis?.-

Pregunto luego de ver su horario.

-El mismo.-

-Tengo que ver literatura e historia con usted.-

Este sonríe.

-Me sirve, pequeña Psique, hoy hay literatura gótica e historia griega... Bueno, realmente la vamos acabando.-

Eran dos clases distintas y a horas diferentes, pero, eran una después de la otra.

-Suena interesante, aunque, prefiero cuando me comparan con Hestia.-

La miró unos segundos y en medio de su rostro tan delicado trato de encontrar un rasgo que no fuera parte de esa belleza virginal.

-Eres diosa de la hoguera y el hogar.-

(...)

Seguía hablando con profesores en el camino siendo, a veces más dulce, más tímida o más extrovertida.

Conoció a una chica muy amable y se quedo hablando con ella, era una rubia despampanante y sumamente sensual.

Era alta, de cabello corto y labios poco finos pintados en rojo intenso, sus ojos verdes resaltaban mucho de su precioso rostro.

-Vaya que eres alta, Afrodita.-

Dijo denotando la diferencia de 22 centímetros entre ambas.

-Y tú eres una cuchitura.-

Caminaron a la cafetería, cosa que espero con ansias al igual que Afrodita.

Ivonne empujó la puerta levemente y el bullicio se hizo presenté.

-Cuando acabes de escoger lo que quieras te presento a las chicas.-

Era muy agradable para Ivonne, no estar sola en su primer día, ha ido de maravilla eso.

Ya que no tenía hambre realmente, solo pidió la malteada de chocolate, su día solo mejoraba.

Entrego el billete y se dio vuelta solo para tropezar con algo y su vaso estrellarse contra otro algo.

Que se quejo de paso.

Sin siquiera poder ver bien el chico alto de cabello negro y el rostro cubierto de chocolate, estaba bañado hasta los zapatos.

Tomo a Ivonne de dónde primero la agarró.

Cabe destacar que no era de buen carácter.

-¿¡Que te pasa?! Pedazo de...-

La tenía del brazo, estaba de puntas sobre sus pies, bueno, suspira no tocaban el suelo y su hombro y codo hicieron un feo ruido, le dolía mucho, lucía aterrada.

-Lo siento... De verdad, no lo hice a proposito... por favor suéltame, eso duele mucho.-

El tacto de la mano de Ivonne sobre la suya lo hizo estremecer, ajusto su agarre, haciéndola chillar y luego lo aflojó, lentamente hasta dejarla.

El lugar estaba en silencio.

Su mirada era tan asustada y triste.

El más alto, de contextura musculosa y de facciones duras, sus ojos estaban fijos en Ivonne, estaba muy confundido.

Se sentía horrible consigo mismo por tratarla así.

Cosa que no le pasaba mucho...era nula la sensación.

Pero ahora, Ivonne le miraba con timidez y le analizaba de pies a cabeza.

Le resultaba conocido de algún lado.

-Aríon Raptis.-

Su nombre resonó por todo el lugar.

Eros lucía todo menos amigable.

-Mierda.-

Este fue hacia él.

-Afuera.-

Era más alto que Aríon pero no más fuerte, parecía obedecer por otra razón.

(...)

Ella estaba con una creciente molestia en el brazo producto del mal carácter de Aríon.

-Tesoro cuánto lo siento, de verdad, de saber que estaría allí...-

Se disculpó repetidas veces Eros, ahora ella sabía que era pasante en maestría de historia y graduado en literatura y letras.

Tenía 23 años y su sobrino era Aríon Raptis, con 17 años.

-Oh no, no se preocupe, solo usaré suéter unos días en casa.-

Ella le sonríe con dulzura.

No quería tener problemas con su padre cuando apenas iva llegando por mucho que le gustase entender que fue todo lo que pasó en menos de un Minuto.

Aríon solo podía mirarla, estaba recostado en el marco de la puerta, su cara de pocos amigos había sido cambiada por una mirada confusa y molesta, con una expresión de asombro.

-Ya vuelvo.-

Dijo sin dar tiempo a qué Eros dijera nada.

-Este mocoso me tiene desesperado.-

-Ah-Auch.-

Se quejo ella pues le dolía el brazo y el ungüento para golpes lo aplicó algo rudo.

Presionando sus dedos inconscientemente.

-¡perdón!.-

Al salir de la enfermería se encontró con Aríon quien le extendió un vaso bastante grande con un helado de fresa y galletas de chocolate.

-No había de chocolate. Lo siento, por lo de antes... ¿Cómo está tu brazo?.-

Ella acepto el postre y le regaló una suave sonrisa, además de hacerlo estremecer y deslumbrarlo con su dulce mirada llena de ingenuidad y amabilidad.

-Está bien, olvida eso, no hay que empezar con el pie izquierdo, ¿No prefieres empezar de nuevo?.-

Empezó a comer el helado.

A los ojos de Aríon, era una pequeña niña, que comía helado de una manera tranquila y destilaba dulzura, pero también quería ser esa cuchara, para estar cerca de sus rosados labios, gruesos y de suave apariencia.

-Aríon, ¿No?.-

Este asiente algo ausente.

-¿Ese no era un caballo?.-

Sonríe divertida y con mirada pícara, ese destello de interés en sus ojos hacia que Ivonne sintiera un fuerte Déjà vu.

En algún lado lo había visto antes pero no sabía decir precisamente cuando, donde o quién era realmente.

-Si, también me preguntó por qué me llamaron así.-

-Es un lindo nombré. Te combina.- extendió su mano, pequeña y delicada.- soy Ivonne, dime Evee, un gusto.-

•Tan linda.*

Este solo rio negando con la cabeza y tomo la mano de Ivonne e inclinándose la beso.

-El placer es todo mío.-

Sus ojos se encontraron con un delicado sonrojo en sus mejillas y sus ojos ligeramente entrecerrados, su respiración lenta y pausada, como sostenía la cuchara con helado entre sus labios y un poco del helado sobre su labio inferior.

Este soltó su mano enderezandose de nuevo y ella lo miro, tenía el helado con una mano y la cuchara con la otra.

-¿Por casualidad no sabes dónde está la clase de beatriz Vargas?.-

Este aclaro la garganta.

Ella lo mira a los ojos.

No parece que pueda hacer mucho encontrar de ario, aunque ganas no le faltan de picarle un ojo, no quiere problemas, aún le molesta el brazo y quiere dejar pasar el incidente como un mero accidente por la mala actitud de Arion.

-Si, para allá es que voy...-

No la había notado hasta ese momento,pues no deja sus audífonos por nada, tampoco presta atención a los demás y sus gritos, estaban en la misma sección.

Por lo general se duerme en las clases más tempranas.

-Oh, entonces estamos juntos en la misma clase.-

Sonrió.

-si, eso parece.-

Se sentía como una miserable peste.

-Supongo que podemos llevarnos bien.-

Dice sonriendo tímida.

-No veo porque no.-miro su mano, como esos delicados dedos encajaban perfectos entre los de él, la manicura impecable y lo sedosa de estás.- tus manos son hermosas.-

Dijo en un susurro casi imposible de escuchar.

-¡Ivonne!-

Le llamo Afrodita, quien al ver a esa pequeña criatura, frente al mastodonte de 1 metro con 89 centímetros, se imagino una desgracia.

Todavía sostenía su pequeña mano.

-¡Si te atreves a tocarla de nuevo te pateó!.-

Este río un poco divertido y con malicia en su mirada, apenas sonó la campana, tomo la mano de Ivonne firmemente y la llevo consigo entre la gente, quienes se apartaban al ver a Aríon y sin notar a Ivonne, Afrodita no podía verla, pero, tampoco a Aríon quien era alto pero rápido también.

Siguió buscando, pero ellos ya estaban en la clase, vacía pero allí estaban.

-Ahora sí, tu disfruta el helado tranquila, yo no quería una patada.-

Dice riendo y se sienta en una de las mesas a revisar su celular, más específicamente junto a ella. Ivonne solo seguía comiendo, se quitó su mochila y la dejo a un lado de su silla.

-Gracias por el helado, Ari.-

Este la miró luego de caer en cuenta que le llamo Ari.

-¿Ari?-

-Eres Aríon, Ari... Me parece lindo.-

Este suspiro acomodando su cabello, y pensando.

Tener a Arion con ella parecía servir como una especie de escudo un poco extraño, no sabe el porque pero la gente le evita un poco y para ser su primer día, es evidente que nadie quiere meterse con él. Podría serle de ayuda.

-Está bien, supongo, solo tú lo dirás.-

Ella miró a Aríon y asintió.

-Si quieres, entonces es solo algo de nosotros dos.-

-Tu cabello es lindo.-

Dice de la nada, por qué si, como siempre hace lo que le da la gana en muchos aspectos.

Este la mira extrañado y ella se levantó sorprendiendolo enredando sus dedos en esa melena oscura, la cercanía y ese perfume suave en su cuello le gustaba, la tomo de la cintura haciéndola jadear por la sorpresa.

Ella siguió peinando con sus dedos en cabello de Aríon.

Así como todo con Ivonne, se sentó en las piernas de Aríon y siguió trenzando su cabello, este baja la mirada a dónde tenía su mano.

Estaba tan inmersa en el azabache cabello de Aríon que ni noto como este acariciaba con su pulgar la suave piel de su muslo, por todo el borde de la liga de la media.

Quitó su mano.

-¿ No crees que podrían malpensar esto?-

Dijo de forma tranquila.

-Oh...eso creo.-

Acabo por bajar de sus piernas y este se sentó en la silla mientras ella a sus espaldas trenzaba su cabello.

Se sentía humillado.

La gente empezó a subir y nadie podía creer que Aríon Raptis, estuviera dejándose trenzar el cabello.

Aríon Altair Raptis Davolian.

El demonio de ese instituto estaba sonrojado por la tierna risa de una niña que le había hecho una trenza en su cabello negro.

-Te vez lindo.-

Este miró a otro lado apenado y completamente sonrojado.

No era costumbre de el que algo así pasará, este no era su dia, como ningún otro.

-Ari...-

Este la miró, algo más calmado.

Una fuerte punzada en su pecho lo hizo jadear al ver esos ojos de mirada tímida.

-¿s-si?-

-¿ No me volverás a hacer daño?, ¿Verdad?.-

El lugar quedó en silencio, la gente no se había atrevido a entrar y los que entrarib salieron lentamente, por curiosidad a lo que pasaba. Solo miraban.

-No, no podría soportar algo así.- se recostó sobre la mesa.-me sentí como un parásito cuando te Vi tan asustada. Era cómo lastimar a un ángel, no fue tú culpa, me merezco el castigo, pero fue peor verte así, jamás me sentí mal por eso, pero, no se, solo me di asco yo mismo por tratarte así. Luces tan delicada que...-

Su garganta me impedía seguir hablando.

•Me dolió el pecho como nunca, moriré si vuelvo a experimentar ese dolor, juraba que tenía entre mis dedos un ángel y que de la nada lloraría*

Se limito a gruñir y dejarse caer sobre la mesa por completo.

-¿Crees que parezco un ángel?.-

Este la miró y casi se cae de la silla.

Esa expresión apenada, suave sonrisa y sus mejillas rojas.

-Maldición...-

Dijo en voz baja.

Ella lo miro.

-P-pues... Yo, es que...eh s-si... No me hagas hablar, no soy bueno con esto, si vas a sentarte todo el año a mi lado, quiero que eso quede claro, no soy bueno hablando de estas cosas.

Empezaron a entrar pues la profesora llegó.

El silencio fue lo que reino mientras las miradas estaban sobre Ivonne y Aríon.

-¿Qué no tienen otra cosa que mirar?.-

Todos vieron al frente, hasta la profesora miró el libro.

-¿Tu también?.-

Ivonne lo estaba mirando con una sonrisa burlona y una mirada pícara.

-Si, eres mi nueva cosa favorita.-

Este siguió en lo suyo evitando reír por lo infantil de Ivonne.

Al final de la clase entregaron sus trabajos y siguieron en un día común.

Ivonne siendo el centro de atención y Aríon no queriendo serlo.

-Hola, Evee...-

Le saludo Luka bastante ansioso de verla.

-Hola, Luka.-

Seguido vio a Aríon, quien estaba siendo llevado de la manga de su suéter negro por Ivonne, quien la sostenía. Sus miradas chocaban.

Luka y Aríon jamás se llevaron bien o... Algo así.

Aríon sonrió y tomo la mano de Ivonne, Luka se tenso.

-¿Y eso que estás con Raptis?.-

-Él me dijo dónde podías estar.-

Dijo ingenua.

-Claro, Mcclain, ella me pidió ayuda, yo sé la di con mucho gusto, aunque, ¿Quién podría negarle algo a esta preciosura?.-

Tomo el vaso de helado vacío y se fue a tirarlo en un tacho de basura.

-¿Estás bien?, dijeron que te lastimo en la mañana.-

Tocó ligeramente su brazo.

Ella se quejo del dolor.

-E-esta bien, ya se pasará, fue un malentendido, no es nada de gravedad.-

Luka igualmente estaba molesto.

-¡Luka!.-

Lo llamaron antes de que pudiese decir algo más.

-rayos, ya es tarde, eh... Me tengo que ir, lo siento, hablamos más tarde, este es mi número.-

Ella acepto el papelillo y lo guardo.

-Claro, luego hablamos.-

-¿hablar de que, angelito?.-

Estaba Aríon abrazandola de la cintura y con la barbilla apoyada en su hombro.

-De algo, Ari.-

Este sonrió.

-Oh bueno, ya lo descubriré, ¿ No te ibas ya, Mcclain?.-

Sonríe burlón.

Luka lo mira con rabia.

-¿Vienes ya?.-

Le dijo uno de sus amigos y me tiró uno de los cascos que tenía en las manos

-Si, si ya voy.-

Ella se despidió de él.

-Cuídate Evee.-

Ella sintió y se fue con Aríon y Luka con sus amigos.

-No te preocupes, Mcclain, yo la cuido,contigo gusto, la cuidare muy bien, lo disfrutare mucho...-

Lo hizo rabiar.

Luego de perderse de vista Aríon miró a Ivonne quien seguía viendo los jardines.

-Es lindo el lugar...-

-Si, eso creo.-

Dice sin mucho interés.

-Ah... Eh, ya me voy.-

Dice ella.

-Cuídate, si puedo, mañana te daré otro helado.-

Ella se giró a verlo.

-¿Enserio?.-

Lucía ansiosa.

-Si...-

-¡Ivonne!-

Le llamo Gabriel buscándola con la mirada entre la gente.

-Yo te acompaño.-

La acompaño, la gente se apartó de su camino mientras Raptis estuviera nadie se quería meter.

-Bueno, yo ya me tengo que ir.-

Ella lo abrazo y Aríon le correspondió.

Para luego irse hasta un auto negro y subir por el lado del copiloto.

-¿Quién es?, Más importante, ¿Por qué te abrazo?.-

Ella subió al auto plateado y luego Gabriel, dentro estaba su padre.

Con la misma expresión que Gabriel.

-Es un amigo.-

Sonríe divertida.

-Si, eso lo veo.-

-No me agrada.-

Reprocha serio Gian Lucas.

-No seas así, él es agradable. Ni que fuera mi novio.-

Ríe pícara.

-¡Ni se te ocurra Ivonne Calliope!.-

Ella se rió con diversión.

-¿Quieres que sea una linda monja?.-

Este se lo pensó un poco.

-¡papi!,¡No quiero ser monja!-

Se queja haciendo pucheros.

Se subió en sus piernas y le tomo el rostro con sus pequeñas manos.

-Está bien, está bien, solo quiero que seas mi bebita, al menos un tiempo más, eres mi pequeña niña, te quiero así, creciste muy rápido y pase mucho tiempo sin verte.-abrazo a Ivonne quien estaba tranquila entre sus brazos.- no puedo dejarte ir tan rápido, no crezcas tan rápido, solo quédate así unos años mas.-

No quería perder a su niña, no quería aceptar que era casi una mujer, era su bebita.

-Siempre seré tu bebita, siempre.-

-¿Seguirás siendo esa pequeña mariposa que no dejaba de bailar ballet por la casa?.-

Ella ríe al igual que Gabriel y Gian Lucas.

-Me vestirte de angel, si así lo quieres.-

Finalmente llegaron a la mansión, sin esperar mucho Ivonne bajo del auto y corrió a su habitación a cambiarse.

-Evee, no corras.-

Se giró a media escalera y haciendo un ligero puchero subió caminando.

Su cuarto era tan rosados que daba jaqueca.

Tras de ella entro Gabriel, acostumbrado ya al color rosado.

Ivonne se tiró en la cama y se quitó los zapatos.

-¿Enserio Ivonne?, Te llevastes las medias con la huella de gato en la planta del pie.-

Estaba acostaba boca arriba con las piernas extendidas y viendo sus pies.

-Son bonitas, recuerdo que tía me las compro, también tiene unas así que tenemos medias iguales. Me parecen lindas.

Este todo los ojos y suspiro.

-Ya, Ivonne siéntate bien y cámbiate.-

Está hizo lo que le pidió y empezó a desvestirse.

17 años cuidando esa niña y ahora se sentía horrible por mirarla tanto.

-Gary, ¿Has visto mi anillo con 7 piedras rosadas?-este se giró a verla ya con un conjunto completo y de los que más le gustan a Ivonne. Casi le da un infarto al verla buscando bajo la cama de rodillas y completamente expuesta.-¿No pensaste que estaría con todos los demás?.-

-¡Ya mire con los demás y no está!...g-gary... Gabriel me atoré... Ayuda...-

Este dejo la ropa sobre la cama y bastante retisente la tomo de las piernas jalandola.

Verdaderamente estaba atorada.

Levanto la cama y está salió de abajo arrastrándose por finalmente recibir un pequeño sermon de porque no debe andar metida bajo la cama.

Otra vez.

-Evee deja de buscar cosas bajo la cama, te vas a hacer daño en el pecho o la espalda, deberías mejor sentarte tranquila y hacer tu tarea... ¿Qué tienes en el brazo?.-

Los ojos de Ivonne estaban abiertos de par en par y como pudo se cubrió con la manta.

No por pena, si no porque ya habían descubierto la marca.

La puerta de su habitación se abrió de golpe.

Gabriel de una vez se estremeció y se apartó lentamente.

Era Gian Lucas, estaba completamente sumido en su ira, sus ojos casi ciegos estaban centellantes de rabia.

-Papi...-

-Alzati e togliti quella coperta.-

( Levantate y quítate esa manta.)

Dejo ver su brazo con la marca de una mano casi de color negro.

-Non nascondere mai più qualcosa del genere. Capisci?

( No vuelvas a esconder algo así, ¿Entiendes?.)

-Si papi...-

-Domani vado a parlare. Questo non è accettabile.L'animale che l'ha fatto se ne pentirà.-

( Mañana voy a hablar yo. Eso no es nada aceptable. El animal que lo haya hecho se arrepentirá.)

Ella sintió y Gian Lucas se fue tan de repente como llego, azotando puertas.

Eso era lo que quería evitar, sentía que así causaba más.problemas así padre quien ya estaba siendo muy criticado hacia un tiempo