-¡Maldita sea!... esa maldita perra se escapó de la aldea mientras que nosotros estábamos ocupados tratando de solucionar sus desastres- Dije muy enojado de la situación.
-Hermano cálmate- Respondió Quinn demasiado tranquilo para mi gusto.
-¿Como puedes estar tan tranquilo? Sin mencionar la gravedad de sus crimines, ella era la persona que necesitábamos para poder salvar a nuestra hermana.-
-Aun nuestro padre puede hacerlo, solo tenemos que sentarnos y esperar…-
-¿Esperar? ¡Estas loco! ¿Qué haremos si llegan los representantes de la tribu del sol y nosotros no contamos con nadie que nos represente?-
-Hermano cálmate, si no recuerdas bien son tres días de la tribu del sol al bosque del olvido, si no hacen desvíos. Eso significa que, aunque corran no van a llegar aquí en menos de cinco días, solo tenemos que esperar que nuestro padre llegue antes de ese tiempo.-
-¡Oh no! ¿Estás diciendo que ella tiene que soportar vivir en el bosque durante mínimo cinco días más? El cima cada día es peor, el invierno está a la vuelta de la esquina. No creo que logre soportar tanto tiempo.-
-¿Recuerdas donde mi padre la encontró? Ella es mucho mas fuerte de lo que aparenta, tienes que creer en ella, es la única forma. Mejor ven y ayúdame a levantarla-
Mi hermano se dispuso a ayudar a la hija de la sacerdotisa, la verdad ya me había olvidado de su presencia, ella era rubia de ojos azules, tenía unos 10 años y había vivido en la tribu toda su vida. Aunque, se podría considerar una belleza típica, debido a que, había estado llorando sus ojos se veían irritados e infamados. Sentí un poco de lastima por ella, no era culpable de las acciones de su madre, pero había sido abandonada y de cierta forma iba a tener que pagar las consecuencias, si mi hermana salía viva del bosque, iba a estar bien, pero si mi hermana moría ella iba a morir.