Arlem Ophyris
Mis hijos sobrevolaban la zona buscando rastro de mi hija en el bosque, mientras yo con mi forma de lobo y mis camaradas buscábamos por la zona. Intentamos guiarnos por el olor que ella tenía, pero por la gran ventisca y la nieve no logramos encontrar nada. Después de un largo día de búsqueda decidimos volver a la entrada del bosque ya que, buscar de noche era imposible y no podíamos pasar mucho tiempo dentro del bosque.
Vi los ojos de mis compañeros y mis hijos desesperanzados al no haber encontrado nada el primer día, mas de la mitad de ellos pensaban que estaba muerta y aunque no querían abandonar la búsqueda sentían que no había mucha esperanza en ella.
Duramos dos días más en esta búsqueda, pero aún no encontrábamos nada…
Decidí que, si en este cuarto día no había rastros de ella, deberíamos de abandonar cualquier búsqueda ya que, el invierno era cada vez más aterrador y no tenía sentido que todos muriéramos en una búsqueda sin sentido.
Por la mañana del cuarto día no encontramos ningún rastro de ella. Tan solo uno de mis compañeros cayo en una especie de trampa donde se encontraba un oso muerto sobre unos pinchos. Me aterro un poco pensar en quien creo esta clase de trampa y si mi pequeña hija se encontraba en una situación como la de aquel oso.
Gracias a la diosa que mi compañero solo tubo heridas menores, pero aun así no encontrábamos ningún rastro de ella.
Al atardecer cuando nos disponíamos a salir del bosque escuche el chillido de un pájaro. Al mirar al cielo vi a mis hijos que me dirigían hacia cierta dirección, los seguí y entre más me cercaba notaba un olor a madera quemada en el aire. Aceleré mis pasos y vi una fogata casi extinguida rodeada de nieve acumulada.
Me decepcioné un poco al no ver a mi hija en ese lugar y me dispuse a irme de la zona.
Pero… el viento cambio de sentido y logré percibir un olor a sangre y al acercarme a la fogata vi una mancha roja al costado. Quité la nieve de encima y vi a un pequeño lince casi congelado y respirando lentamente.
Al principio no pude creer que al fin la había encontrado.
¡Aun estaba con vida! ¡Ella había sobrevivido a este invierno y había logrado hasta hacer una fogata!
Un pequeño fuego la había salvado.
¿Pequeño fuego? Ese seria un nombre adecuado para ella.
Aunque solo es una niña pequeña ha logrado varias grandes hazañas, es como esta pequeña fogata en este invierno, aunque no pude cambiar el clima da luz y salvación a los que tiene cerca.
El nombre de esta niña será Enya, pequeño fuego en nuestra lengua tradicional.