-¿Que vamos a hacer con la niña? Aunque su madre era una arpía, la niña no tiene la culpa y sé que si no la cuidamos los miembros de la tribu le harán daño. –
-Creo que la voy a dejar vivir aquí.- dijo mi padre.
-¿Aquí? ¿Con tus hijos y con Enya? Tus hijos son los que mas odia a la sacerdotisa en toda la tribu.-
-Ellos entenderán, si vive aquí podemos monitorearla y si la sacerdotisa en verdad aprecia a su hija, ella será un buen medio de negociación.-
-No se… no se como lo tomaran tus hijos, pero si crees que es lo correcto apoyare tu decisión.-
- De eso me ocupare yo, nuestro principal problema es que vamos a hacer sin sacerdotisa, ¿hablaste con las otras tribus?-
-Lo intente, pero son bastante inflexibles, decidieron que perdimos todos nuestros derechos religiosos hasta que tengamos una nueva. –
-Pero… aun contamos con una santa, la única santa de las cuatro aldeas.-
-Lo se… y ellos también lo saben, pero dicen que la santa es muy joven y no es una sacerdotisa así que no puede cumplir con las responsabilidades de una, la única razón por la cual no nos declaran la guerra es por la niña.-
-Todo es un completo desastre, si la hubiera cuidado mejor, si hubiera actuado de otra manera con la sacerdotisa nada de esto hubiera pasado…- comento mi padre con la voz rota y sosteniendo su cabeza.
- Arlem no te culpes, la única que actuó mal fue la sacerdotisa y toda la tribu no fue capaz de cuidar a nuestra santa, lo que tenemos que pensar es como vamos a vivir los siguientes cinco años.-
Después de eso deje de escuchar, me fui a mi cuarto e intente no pensar en ello. Mi padre se hecha la culpa de todo, pero la verdadera culpable de esta situación soy yo, fui demasiado arrogante, pensé que todos eran inferiores a mi por ser de un mundo moderno, caí en la trampa de la sacerdotisa, y llevé a mis nuevos hermanos, unos niños de doce años a una situación de riesgo. Todas esas personas… que murieron de hambre… fueron mi culpa. Mis manos están manchadas de su sangre. Yo, mi egoísmo y mi arrogancia destruyeron esta tribu.