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Pequeño fuego: El libro del conocimiento

¿Animal? ¿Mascota? ¿Humana? Katherina jamas pensó que después de un accidente aéreo se encontrara en una situación tan compleja y sin saber que esperar para el día siguiente. Ahora ella se encuentra en un mundo nuevo ambientado en la época prehistórica, ella intentara junto con sus conocimientos lograr tener una buena vida y poder regresar a su mundo.

Jacla · Ciencia y ficción
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93 Chs

Enya III

-¿Que vamos a hacer con la niña? Aunque su madre era una arpía, la niña no tiene la culpa y sé que si no la cuidamos los miembros de la tribu le harán daño. –

-Creo que la voy a dejar vivir aquí.- dijo mi padre.

-¿Aquí? ¿Con tus hijos y con Enya? Tus hijos son los que mas odia a la sacerdotisa en toda la tribu.-

-Ellos entenderán, si vive aquí podemos monitorearla y si la sacerdotisa en verdad aprecia a su hija, ella será un buen medio de negociación.-

-No se… no se como lo tomaran tus hijos, pero si crees que es lo correcto apoyare tu decisión.-

- De eso me ocupare yo, nuestro principal problema es que vamos a hacer sin sacerdotisa, ¿hablaste con las otras tribus?-

-Lo intente, pero son bastante inflexibles, decidieron que perdimos todos nuestros derechos religiosos hasta que tengamos una nueva. –

-Pero… aun contamos con una santa, la única santa de las cuatro aldeas.-

-Lo se… y ellos también lo saben, pero dicen que la santa es muy joven y no es una sacerdotisa así que no puede cumplir con las responsabilidades de una, la única razón por la cual no nos declaran la guerra es por la niña.-

-Todo es un completo desastre, si la hubiera cuidado mejor, si hubiera actuado de otra manera con la sacerdotisa nada de esto hubiera pasado…- comento mi padre con la voz rota y sosteniendo su cabeza.

- Arlem no te culpes, la única que actuó mal fue la sacerdotisa y toda la tribu no fue capaz de cuidar a nuestra santa, lo que tenemos que pensar es como vamos a vivir los siguientes cinco años.-

Después de eso deje de escuchar, me fui a mi cuarto e intente no pensar en ello. Mi padre se hecha la culpa de todo, pero la verdadera culpable de esta situación soy yo, fui demasiado arrogante, pensé que todos eran inferiores a mi por ser de un mundo moderno, caí en la trampa de la sacerdotisa, y llevé a mis nuevos hermanos, unos niños de doce años a una situación de riesgo. Todas esas personas… que murieron de hambre… fueron mi culpa. Mis manos están manchadas de su sangre. Yo, mi egoísmo y mi arrogancia destruyeron esta tribu.