—¿Es miembro del Dojo de Refinamientos de los Mil Cuerpos? ¿Cómo es eso posible? —preguntó el joven humano al ver la insignia del Dojo colgando del cuello de Nial.
Nial había transformado la insignia en un collar para llevarla consigo, pero aún era fácil descifrar a qué organización pertenecía.
—¿No estaban el Maestro del Dojo y los Ancianos en contra de aceptar otras razas en su Dojo? Pensé que querían concentrarse en enseñar a los Valxianos porque no conocen la anatomía de otras razas, y alguna otra estupidez... ¿Todo eso fue una mentira desde el principio? —preguntó otro humano Original, sintiéndose tan confundido como los demás mientras miraba la espalda de Nial, sin estar seguro de lo que estaba a punto de suceder.
—Oye, ¿podéis callaros un momento? —Nial preguntó en voz baja mientras miraba al grupo de Valxianos y Heligav frente a él, pero ninguno de ellos parecía oírlo.
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