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—¡Jindao, muévete!
Una voz agitada atravesó el canal del equipo.
«¿Moverse? ¿No me he movido ya?»
Justo cuando ese pensamiento pasó por su mente, vio un poderoso rayo que venía hacia él.
Llegó muy rápido y de repente. El Señor Jindao quiso esquivar el rayo, pero justo antes de que su meka se moviera, dudó.
El Señor Jindao vio como la luz blanca lo envolvía a él y a su meka. No sintió desesperación. En cambio, se preguntaba...
¿Quién disparó el rayo?
Ling Xiao observó atentamente al Señor Jindao mientras era tragado por el disparo. Levantó su brazo derecho y reveló el ala que estaba escondida detrás de él. Esa era la ofensiva más poderosa de un meka de clase divina, la técnica que sólo podía ser ejecutada por doce alas... el Castigo Divino.
El ala se agitó ligeramente y otras once alas se desplegaron.
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