—Sabes lo que se viene, pero aun así no te veo preocupado, ¿Por qué?
En un hermoso campo verde aparentemente infinito, con el cielo despejado. Con un hermoso y descomunal árbol de sakura, cuyas flores rosa pálido brindaban sombra para cubrirse del sol. Dos voces femeninas se superpusieron, con curiosidad e intriga desbordando de cada palabra.
—¡Respóndenos Naruto!
Las mismas voces resonaron a lo largo del campo de forma antinatural cuando no obtuvieron respuesta después de unos minutos. Pertenecientes a dos jóvenes mujeres, en sus 20 años, tal vez, con un largo y liso cabello blanco. Ambas idénticas (gemelas si no fueran el mismo ser), bellezas de piel blanca y tersa; rasgos finos y delicados; labios carnosos pintados de un tono carmesí muy parecido a la sangre junto a un cuerpo voluptuoso y curvilíneo. Ambas mantienen cerrado un ojo (opuesto a la otra) mostrando solo uno, con un iris rojo brillante con pupila rasgada. Sus vestimentas eran casi idénticas, constando de un traje miko con el detalle de que una lo usaba de color negro, y en el costado de su cabeza mantienen una máscara de zorro de detalles rojos (que al igual que los trajes, la que usa negro tiene la máscara del mismo color).
—Relájate un poco Kurumi, sé que esto no era parte del plan, pero ¿Para qué preocuparme por algo que no tiene solución?
Las llamadas Kurumi vieron con una vena en sus frentes al joven frente a ellas, irritadas por su aparente indiferencia.
El adolescente frente a ellas, Naruto, era un joven adolescente de nada más 15 años. Un poco alto para el estándar japonés (1.78), con un salvaje cabello rubio dorado despeinado del cual caían dos mechones que enmarcan su rostro; con mejillas marcadas por tres pares de bigotes y un par de brillantes ojos azules con su pupila blanca en forma de círculo (izquierdo) y una cruz (derecho). Viste un hakama azul oscuro estilo samurái encajado en unas botas militares negras; colgando de su cintura, lleva una prenda superior de kimono azul oscuro sujetada por su cinturón blanco; una camiseta negra opacó, sobre la cual usa un chaleco blanco y para finalizar una bufanda negra alrededor de su cuello.
—Y no, no soy idiota —dijo Naruto anticipando lo que le dirían las peliblancas—. Si bien esto no era parte del plan y ahora todo será un poco más complicado, el resultado final será el mismo del plan original, así qué no queda más que afrontar lo que tenga que pasar.
Kurumi (ambas) negaron con la cabeza antes de soltar un suspiro y dar una sonrisa suave para decir al unísono:—Bueno, de todas maneras ya no puede importar menos ese asunto. Supongo que ahora solo queda apoyarte en lo que nos depare el futuro.
—Gracias —fue lo único que dijo Naruto antes de ponerse de pie—. Es hora.
—Suerte.
Las dos peliblancas solo vieron como el blondo desaparecía como si se lo llevará el viento al momento que salía de su escape mental. Estuvieron en silencio unos minutos, únicamente observando el lugar donde antes estaba Naruto, antes de que una rompiera él silenció.
—¿Qué crees que pasará? —preguntó KurumiW (la de vestimentas y máscara blanca) mientras se sentaba al pie del gran árbol.
—No sabría decirte —dijo KurumiB (la de vestimentas y máscara negra)—, con Kushina siendo ahora no más que una simple sombra de lo que fue hace tantos años en cuestión de poder y el estúpido de Minato a la cabeza, todo esto es impredecible. —La peliblanca tomó uno de los pétalos rosados que caían del árbol y lo observó durante unos segundos—. Solamente nos queda esperar lo mejor.
—¿Y qué sería eso? —KurumiW ladeó un poco la cabeza, mostrando una extraña inocencia.
—Que no lo ejecuten públicamente —dijo KurumiB haciendo estremecer un poco a su "gemela".
—No lo permitiremos.
Ambas peliblancas se sentaron y cerraron poco a poco sus ojos, siendo cubiertas por una capa de energía rojiza, mientras de sus cabezas dos orejas de zorro blancas con puntas rojas aparecían y de sus espaldas bajas nacían cuatro colas igualmente blancas con puntas rojas.
—Eso mismo iba a decir. —Río kurumiB, mientras ambas cerraban por completo los ojos y el prado en el que estaban era consumido por la oscuridad que sus párpados brindaban.
(Aclaraciones-N/A:
× Cuando me refiera a ambas solo diré Kurumi y sus acciones estarán en plural, por el hecho de que lo todo hacen al mismo tiempo.
× la W es de white y la B de black, por si algún pendejo se pregunta el porqué de esas letras)
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Naruto abrió los ojos con calma, sintiendo la suave y fría brisa que entraba por la ventana junto al olor a humedad. Su mirada vaga distraídamente por la habitación, notando que ya el sol había caído y la luna reinaba en el cielo, hasta que posó su atención en la persona frente a él.
—¿Cuánto llevas ahí, sentada, querida? —preguntó curioso, viendo con cariño en su mirada perezosa a la chica frente a él.
—Unos minutos cariño, venía para avisarte que ya casi era hora de la reunión, pero no quise interrumpir tu meditación —dijo Ei mientras comía uno de los dangos que tenía en su regazo.
Ei. Es una chica adolescente de 15 años al igual que Naruto; con un largo cabello atado en una trenza que le llega hasta la espalda media, su cabello, al igual que sus ojos, es de un vibrante tono de morado/violeta. Viste un kimono corto, que le llega hasta la mitad de los muslos y abraza su cuerpo curvilíneo, de color lila, con diseño de flores; usa un lazo rojo como cinturón, en el cual tiene una insignia con el mismo logo que usa su esposo en la espalda de su chaleco, una estrella formada por las mitades de dos aves. También usa medias altas, al nivel de los muslos, con pequeñas aberturas de diamante en la parte superior y sobre estas lleva unas sandalias blancas con adornos de flores moradas.
—Ya veo —fue lo único que dijo Naruto—. ¿Me das? —Apuntó al plato de dango en su regazo, solo para ver a su esposa negar con cabeza.
—Son míos —dijo de forma estoica Ei. O eso sería para los demás, pero Naruto pudo escuchar el tono juguetón que escondía en sus palabras.
—Oh, vamos, sé que de seguro los sacaste de mi reserva personal —insistió, habiéndose movido a gran velocidad y estando ahora al lado de Ei picando suavemente su mejilla derecha.
—Dije que no, y deja de hacer eso.
—Nop, hasta que no me des uno, yo también tengo hambre ¿Sabes?
Naruto continuó picando la mejilla de la peli morada, para molestia de esta, que estaba a punto de lanzarse encima del blondo para enseñarle a no molestarla mientras come. De repente, ambos dejaron su juego y voltearon a ver una esquina de la habitación.
—¿Ya es hora, Arrow? —preguntó Ei.
—Si, Ei-sama. Minato está esperando a Naruto-sama —contestó una voz femenina mientras de la oscuridad se dejaba ver a una chica.
La chica era una joven de 17 años, con cabello largo de color azul oscuro con clips de colores claros en el flequillo y flechas blancas que apuntan hacia abajo como pupila en cada uno de sus ojos azul oscuro. Lleva una máscara blanca similar a un burka (velo que usan las musulmanas), una capa blanca con hombreras, un suéter con una insignia con el mismo logo que tienen Ei y Naruto, guantes blancos y pantalones blancos. Debajo de su gran ropa, tiene una figura muy femenina y voluptuosa, con grandes pechos y muslos pesados.
—Bien, buen trabajo, Arrow-chan —dijo Naruto, acercándose a la nombrada y dándole unas pequeñas palmaditas en la cabeza—. Pero ahora necesito que empiecen a moverse.
—¿A qué te refieres? —preguntó Ei ladeando la cabeza.
«No entiendo cómo puedes ser tan tierna y sexy al mismo tiempo mujer», pensó Naruto viendo la expresión de su esposa—. Minato está cansado de no poder controlarme al igual que el viejo Danzo, esto solo será una excusa perfecta para que intente eliminarme —explicó el blondo antes de suspirar—. Sé, cuánto te molesta la idea del cambio después de todo lo que has pasado querida, pero no hay otra opción. El plan es simple, tú y Arrow empacarán lo esencial y se irán con las niñas a la casa segura en Tokio , yo las alcanzaré más tarde.
—Está bien. —Ei soltó un suspiro—. Solo… Ten cuidado ¿Sí? —dijo, con su voz temblando ante la posible muerte de la persona que ama—. ¿Eh?
—Tranquila. —Ei subió su mirada para ver qué Naruto ahora la estaba abrazando—. No moriré tan fácilmente y mucho menos te dejaré a ti o a las niñas o a Arrow solas ¿Ok? —dijo antes de secar el pequeño rastro de lágrimas que tenía la peli morada—. Me iré ahora, retrasaré la reunión lo más que pueda para darte tiempo.
Naruto le dio un beso en la frente antes dirigirse a la puerta y tomar el shakuto negro que estaba apoyado al lado del marco, ajustándolo en su espalda baja con su cinturón. Además de ponerse la parte de kimono que colgaba de su cintura.
La habitación estuvo en silencio, ambas habitantes de la misma solo se concentraron en el sonido de la madera rechinando bajo las pisadas de Naruto.
—Ei-sama, ¿Está bien? —preguntó Arrow preocupada por su maestra al verla llorar.
—Él… —Fue lo único que salió de la boca de la peli morada que seguía llorando viendo su regazo.
—¿Él? ¿Se refiere a Naruto-sama? —Arrow preguntó, un poco ansiosa por la situación, sin saber que decir para consolar a su amiga/ama.
—Él se llevó mis dangos. —Sollozo Ei, mostrándole a Arrow el plato vacío en su regazo que tenía un papel con un dibujo chibi de Naruto sonriendo y haciendo el símbolo de paz.
—No tenemos tiempo para esto Ei-sama. —Arrow, con una gota de sudor nervioso bajando por el costado de su cabeza, zarandeo a la peli morada para que entrara en razón—. Debemos hacer lo que nos dijo Naruto-sama.
—Sí, vamos rápido. —La peli morada vio, con tristeza, por última vez el plato vacío antes de tomar la hojita y guardarla en su kimono; Antes de salir rápidamente de la habitación con Arrow, quien se había puesto nuevamente su máscara, siguiéndola de cerca.
Mientras, en los pasillos, Naruto caminaba a paso lento con el fin de tardar más en llegar a la reunión (y molestar a Minato) mientras disfrutaba los dangos que su querida esposa amablemente le dio.
Camino durante unos minutos, en círculos, antes de ponerse serio y para su andar. Inspeccionando los pasillos con su mirada, chasqueo los dedos y de la esquina más oscura apareció una chica.
La chica era una adolescente de 16 años, con cabello corto color índigo cortado en un mechón desigual y ojos dorados. Usa un kimono corto totalmente blanco, con una cinta dorada como cinturón (en el cual tiene una insignia parecida a la de Arrow y Ei), medias blancas altas, a la altura de los muslos con un borde dorado en la parte superior; usa unos zapatos geta rojos y lleva en el costado de su cabeza una máscara tengu roja semejante a un pájaro, con detalles en blanco y una cresta negra.
—¿En qué puedo servirle, Naruto-sama? —preguntó Sara haciendo una reverencia rápida.
—Ve por Yae y Ganyu, empaquen todo lo de la bóveda y alcancen a Ei y las demás en la casa segura en Tokio —dijo Naruto antes de ver a un punto en el techo—. Y cuida que nadie te descubra, está mansión tiene ojos y oídos en todas partes ¿Sabes?
Sara asintió y desapareció, segundos después el familiar aroma oxidado de la sangre fresca invadió las fosas nasales del blondo. Detrás de él, Sara apareció ahora cargando un cuerpo femenino inerte.
—No se preocupe Naruto-sama, sabe que los peones de su abuelo no son nada ante mí —dijo Sara con una voz fría y severa, pero Naruto podía escuchar el leve orgullo detrás de su fachada.
—Bien, supongo que ya hice esperar un buen tiempo al afeminado que tengo por padre. —Naruto estiró de forma perezosa sus brazos—. Deshazte del cuerpo y apresúrate a cumplir tu tarea, después de eso puedes disfrutar de estos, sé cuánto te encantan —dijo el pelirrubio pasando junto a ella, acariciándole el pelo aprovechando su altura superior y dejándole en las manos una caja de dulces pocky.
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—Naruto Uzumaki, ¿Cómo te declaras?
Una voz áspera resonó en la habitación. Naruto observó con aburrimiento la sala del consejo de clan, no había nada diferente a la última vez que vino a este lugar. Estaba sentado en una pequeña mesa frente a la grada en media luna que conformaba los asientos de los líderes y consejeros.
En el medio y el punto más alto, su padre, quien le miraba sin emoción alguna. Minato, un hombre rubio de mediana edad, con el mismo tono azul de sus ojos y vestido con un kimono formal azul. A su lado izquierdo, mirándolo con impotencia, su madre. Kushina, una belleza pelirroja de ojos castaños con un cuerpo divino, vestida con un kimono formal rojo.
Al lado derecho, en una línea de tres, sus abuelos. Comenzando con su bisabuelo paterno Danzo, un anciano de cabello negro grasoso y una cicatriz en forma de x en su barbilla y vestido con un kimono negro; seguido de el, su abuelo paterno, Jiraya, un hombre de pelo largo y puntiagudo color blanco, con maquillaje rojo en su cara y vestido igualmente con un kimono negro; y al final, su abuela materna, Tsunade, una mujer de apariencia joven y despampanante belleza, con su cabello rubio recogido en un moño y vestida con un kimono verde que se ajustaba a su busto.
Igualmente en una fila de tres vio a sus primos y hermana menor. Comenzando con su imouto, Naruko, quien era un año menor a él y tenía un gran parecido a él, siendo casi una copia al carbón de no ser por qué no tiene sus peculiares pupilas, vestida con un kimono naranja claro; seguida de ella estaba su prima, Karin, una linda chica de 14 años como su hermana, de pelo rojo sangre con ojos rosados cubierto por gafas de montura roja, vestida por un kimono rojo parecido al de su madre; y por último, su primo, Nagato, un hombre pelirrojo un poco delgado, con su cabello liso bajando en un flequillo que tapa su ojo derecho, mostrando solo un ojo café y viste un kimono morado.
—¡Responde Naruto! —exclamó Jiraya, atrayendo no solo la atención del rubio, sino de los demás presentes por su innecesario arrebato.
—Me declaró inocente —dijo Naruto con aburrimiento mientras se rascaba la oreja con el dedo meñique.
La mayoría de la sala lo vio con incredulidad, Nagato no le prestaba atención y Naruko junto a Karin querían irse de la sala.
—¿Tienes la osadía de declararte inocente, después de lo que has hecho? —Repuso Minato.
—Y, según tú y los otros dos viejos, ¿Que he hecho? —respondió Naruto con seriedad, sentándose derecho en su asiento.
Al ver eso, Naruko y Karin se sentaron derechas, no era normal que su hermano/primo se pusiera serio y menos en estás reuniones. Nagato por su parte, solo analizaba todo, sabía que había pasado algo grande pero aún tenía sus dudas de que fue exactamente.
—¿Qué crees que ocurrió? —le preguntó Karin a Naruko en voz baja.
—No lo sé, pero es algo grave. Nunca había visto a onii-sama tan serio —le respondió Naruko también en voz baja.
—¿Qué te parece si lo leemos directamente del informe de mis hombres? —preguntó retóricamente Danzo, con un tono plano, pero Naruto casi podía sentir una sonrisa en sus palabras—. El informe contiene lo siguiente y citó: "El heredero, Naruto Uzumaki, ha actuado a traición contra el honorable clan Uzumaki. Hace una semana, el vigésimo quinto día del cuarto mes a las 1600 horas, se le fue otorgada la orden de eliminar al clan Hatake por la confirmación de su traición a la alianza establecida entre ambos clanes. Naruto Uzumaki, incumplió su misión, la cuál era eliminar a todos y cada uno de los miembros del clan sin dejar ni sobrevivientes ni testigos, al no solo dejar vivir a dos infantes femeninas de aproximadamente 5 años de edad sino que también tuvo el atrevimiento de traerlas consigo al complejo del clan, manteniendo oculta está información de los líderes y el consejo. Estos actos se llevaron a cabo con la complicidad de su esposa, Ei Uzumaki; su mano derecha, Arrow; su sirvienta personal, Sara Kujou; y sus mascotas, Yae Miko y Ganyu." ¿Algo que decir al respecto, Naruto? —Danzo terminó de leer el informe para todos, con una casi invisible sonrisa de suficiencia.
Todos en la sala estaban en silencio, sorprendidos por lo leído. Jiraya, Kushina y Tsunade sabían que Naruto había cometido un acto de posible traición, pero jamás pensaron que sería algo de esta magnitud, pero ¿Por qué las dejo vivir?.
Naruko y Karin, estaban en shock, no sabían qué hacer o pensar, sabían que su hermano/primo había actuado en contra de las órdenes del clan pero aún así, creían que hizo lo correcto. Nagato, por su parte, estaba satisfecho, fue solo ahora que comprendió porque su esposa le instó a que viniera a esta reunión.
«Esto no va según lo previsto, se suponía que la reunión era por dejar vivo a Kakashi. No pensé que descubrirían a las niñas tan rápido, debo admitir que está vez subestime la habilidad en conjunto de esos viejos.» pensó Naruto frustrado, empezando a formular alguna estrategia para darle más tiempo a las chicas de llegar a la casa segura, era en estos momentos en los que maldecía no tener magia o tener una semblanza de espacio-tiempo.
En el exterior el rostro y cuerpo del blondo no reflejó nada de su diatriba mental. Con un suspiro se levantó, dejando salir parte de su poder quemando la mesa y la silla en la que estaba y desmayando a los sirvientes de su bisabuelo que estaban ocultos en la habitación.
—¿Por qué el consejo debería confiar en lo que dice tu informé, cuando no tenías autorización para saber de esa misión? —preguntó Naruto.
Danzo internamente tembló cuando cruzó miradas con el rubio, esa mirada muestra con esos ojos azul brillante desbordantes de poder lo hicieron temer, pero obvio no mostró ese miedo, no era un shinobi veterano por nada.
—¿Qué quieren decir, niño? —Danzo le respondió con otra pregunta. Los demás en la sala estaban confundidos, a excepción de Minato, ¿No era por ésto que los habían citado?
—Esa misión, la cual se nombra en ese informe en tus manos y en el cual se me acusa de traidor, se me fue otorgada por Minato-sama en privado —hablo Naruto, escupiendo el "sama" —. Sin contar que la misión está mal redactada en tu informé, mi misión era eliminar al clan Hatake con la excepción del alumno de mi padre, Hatake Kakashi.
Danzo apretó los dientes enojado al sentir la mirada de los demás en la sala, a excepción de Minato, sobre él.
—Y, ¿Cómo explicás lo de las niñas que tú y tu esposa han estado cuidando estos últimos 6 días? —Ahora la atención de todos estaba en Naruto nuevamente.
—Como ya dije, mi misión era eliminar única y exclusivamente al clan Hatake con la excepción de Kakashi Hatake. Siguiendo este márgen de orden, no hay ningún problema con las niñas que acogí a mi cuidado, ninguna de ellas es miembro o tiene conexión sanguínea y/o política con ese clan, además no cuentan como testigos ya que estás estaban en las mazmorras del complejo y tenían sus ojos vendados cuando las encontré. Así que no… —Naruto fue interrumpido en su argumentación contra la acusación de Danzo, de inmediato él y los demás en la sala voltearon al origen de la voz, Minato.
—¿Acaso no tienes vergüenza, Naruto? —preguntó de forma contundente el rubio mayor. Los demás en la sala, a excepción de Naruto y Danzo, estaban confundidos pero sabían que a partir de ahora no podrían intervenir aunque quisieran, desde ese momento Naruto estaba solo contra Minato.
—Te atreves no solo a venir aquí con 30 minutos de retraso sino que también tienes el ego como para mentir ante nosotros. —Minato continuó, sin dejar espacio a que Naruto contestará—. Yo sé que órdenes di, y en ningún momento te dije que dejaras algún sobreviviente, ni siquiera Kakashi.
«Típico de ti, bueno solo queda improvisar, aunque se que nada me ayudará ahora.» pensó Naruto antes de sacar un rollo y lanzarselo a Minato, «Y…ahí viene», río en su mente al saber lo que pasaría.
Minato atrapó el pergamino antes de leerlo, solo para fruncir el ceño y lanzarlo a una antorcha de la pared para quemarlo, y decir:—Tú, no tienes arregló, falsificar un pergamino ha firmado tu sentencia. —El rubio se levantó y sacó un pergamino bastante grueso para extenderlo frente a él.
«¡Mierda!, Kurumi, ¿Puedes proteger mi sangre?», preguntó Naruto en su mente al ver que pasaría.
—Podemos, pero será doloroso para ti así que prepárate. —las familiares y suaves voces de Kurumi hicieron eco en su mente y se preparó para el dolor que en breve sentiría.
—Por actuar a traición, no solo contra tu clan sino contra tu líder y contra tu sangre. Yo, Minato Uzumaki, cuarto líder del clan Uzumaki de la segunda era. Te condenó a ti, Naruto, al destierro definitivo del clan. A partir de hoy y para siempre, tú y así como tú cónyuge y futura descendencia no son dignos de portar el prestigiado apellido Uzumaki. Y tú, no eres digno de portar su sangre. —Minato mordió su pulgar y con la sangre que goteaba de él, tachó el nombre de Naruto y Ei del registro del clan—. Ya no eres un Uzumaki, ya no.
Todos en la sala se quedaron viendo al blondo ahora arrodillado en el piso. Todos, a excepción de Minato y Danzo, lo veían preocupados, esto era algo que no había pasado en más de 400 años.
«Onii-sama…», dijo en su mente Naruko, preocupada por su hermano mayor.
Pov: Naruto.
—Ya no eres un Uzumaki, ya no.
Fue lo que escuche decir a Minato después de qué pasará su dedo dos veces por el pergamino. Y el efecto fue inmediato.
¡Mierda!
Sentí cómo si mi corazón fuera atravesado por Miles de agujas, mi sangre hervía dentro de mis venas y arterias como si quisiera quemarme de adentro hacia afuera.
No estaba preparado para este tipo de dolor, no lo soporté, caí sobre mi rodilla derecha y apreté la parte donde estaba mi corazón, intentando calmar el dolor.
¡Kurumi!
Grite en mi mente. Sentía como mi saliva se filtraba de mis labios y escurría por mi barbilla y cuello.
—Resiste un poco más Naru, ya casi.
Las dulces voces de Kurumi resonaron en mi mente, intente distraerme del dolor. Ví a los demás en la sala, Minato y el viejo Danzo me veían sin emociones pero puedo jurar que ví como sus labios se contraían un poco hacia arriba, ese estúpido afeminado y esa vieja momia están disfrutando esto ¿Eh?.
El viejo pervertido y Ba-chan me veían con tristeza ¡Je! ¿Después de tantos años siendo un mal padrino y maestro tiene el descaro de verme así? Con razón la abuela lo ha rechazado tantas veces. Tenía ganas de soltar una carcajada ante ese pensamiento pero el sentir como mi corazón se detenía por un segundo me lo impidió.
Ví a Naruko viéndome con ¿Preocupación? ¿Lastima? No puedo distinguirlo. Me quedaré con que es preocupación por su increíble y sexy hermano mayor… carajo, ¿el dolor hace que saque la estupidez heredada de ese estúpido afeminado? Espero que no, y menos haber heredado algo así de él.
Después moví mis ojos a mi madre, se veía triste e impotente. Tenía sus puños apretados y creo que ví sangre salir de entre sus dedos. No te preocupes ka-chan, no tienes la culpa de nada.
Por último mis dos queridos primos, no puedo leerlos, al menos no ahora, tienen esa máscara de nobleza que tanto nos inculcaron.
¡Al fin! El dolor, se fué.
—¿Estás bien, Naru?
Sentí las voces de Kurumi en mi mente.
Sí, ahora estoy bien. Grácias Kurumi.
Le dije para que estuviera tranquilo, no quiero que sepa que casi me desmayó por ese sentimiento infernal.
Empecé a tomar algunas respiraciones profundas para recuperar el aliento.
Podía escuchar el murmullo de una conversación pero no podía entender nada, todo era opacado por el retumbar de mi corazón en mis oídos.
Cuando al fin recupere un poco la compostura y mi corazón se calmó un poco tuve poco tiempo para reaccionar.
—Ambus, ejecuten al traidor.
Escuché la orden de Danzo, parece que me considera demasiado peligroso como para dejarme libre, a pesar de que "ya no tengo" las ventajas de la sangre Uzumaki.
De inmediato salté esquivando a los cuatro siervos de la momia, mientras daba una voltereta en el aire noté que eran otros, los que ya estaban aquí seguían tirados en las esquinas. ¡Qué débiles!
Ah…le prometí a Ei que no mataría hoy, que suerte tienen.
Sentí la familiar calidez de la tela abrazándome y de inmediato me lancé hacia la puerta para empezar mi huida. En serio amó está bufanda. ¿Debería llevarme algo? Digo, merezco llevarme un recuerdo ya que estuve 15 años aquí…seh, no ha de importarles.
Fin pov: Naruto.
—Ambus, ejecuten al traidor —ordenó Danzo, y cuatro ambus que habían entrado en silencio para reemplazar a los anteriores se lanzaron contra el rubio arrodillado.
Los demás en la sala, menos Minato, apretaron sus puños impotentes. Kushina y Naruko tenían lágrimas al ver la inminente muerte de hijo/hermano.
Pero nadie esperó que Naruto, quien parecía estar teniendo un ataque al corazón, reaccionara y con una voltereta hacia atrás esquivará las katanas de los ambus.
Mientras los demás estaban desconcertados por todo lo que ha estado pasando. Minato y Danzo se estaban preparando para pelear, sabiendo que Naruto seguro asesinaría a los ambus e iría por ellos después.
Por eso fue una sorpresa cuando la bufanda de este ganó un patrón que brillaba en rojo y fue envuelto por la tela que se movía como cientos de tentáculos a su alrededor. Y salió disparado por la puerta por la puerta a gran velocidad.
Danzo después de unos segundos reaccionó y gritó:—¿Qué esperan? Vayan por él y tráiganme su cabeza.
Los demás en la sala voltearon a ver al anciano, pero antes de que pudieran decir nada Minato habló.
—Todos quedan despedidos. Vuelvan a sus aposentos.
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Tokio/Japón.
En medio de la noche una silueta masculina se movía por los tejados de los edificios, mezclandose con las sombras y evitando cualquier iluminación. Cuando dio un salto para llegar a otro edificio, las nubes se despejaron un poco y la figura fue iluminada por un débil rayo de luz lunar revelando a Naruto ahora con su vestimenta un poco rota y manchada de sangre en algunas partes, junto a un gran pergamino atado en su espalda.
Después de unos minutos salió de la ciudad y entró a una zona boscosa y viajó durante otros 15 minutos entre los árboles hasta llegar frente a una minka (casa tradicional japonesa) de la cuál, por sus ventanas, se veía una tenue iluminación en el interior.
Naruto caminó hasta el borde de la casa y se sentó en la terraza de madera. Desatando el gran pergamino de su espalda y poniéndolo a su lado apoyado en una de las columnas, haciendo lo mismo con su shakuto.
—¿Estás bien, querido?
El blondo escuchó la dulce y casi inexpresiva voz de su esposa, pero antes de que pudiera voltear su mirada sintió como ésta se arrodillaba detrás de él y lo abrazaba.
—Si, solo un poco cansado. —Naruto se dejó caer, recostándose en los suaves pechos de Ei que solo apretó su abrazo.
—¿Y la sangre? ¿Estás herido? —volvió a preguntar, ahora acariciando el cabello del blondo.
—No, no estoy herido. Y la sangre, pues tuve que dejar fuera de combate a algunos ambus.
La pareja se quedó en silencio un tiempo, disfrutando del aroma a tierra y madera húmeda, junto al cantar de los grillos y zumbar de las luciérnagas que iluminaban el bosque.
—¿Cuánto estaremos aquí?
—No lo sé, alrededor de 9 meses o 1 año. Esperar que la marea bajé y el vejestorio deje de buscarme.
—Bien, y ¿A dónde iremos? ¿Tendremos que estar moviendonos? —Ei apreté al kimono de Naruto, atrayéndolo hacía ella y enterrando su cara en la coronilla de su cabello.
—Podríamos ir a Kioto, Yasaka-sama me debe varios favores. —Naruto sintió como ella negaba contra su cabello—. Bueno, no podemos salir del país, por ahora, quiero que las niñas vivan y crezcan aquí, como tú y yo. Así que, ¿Qué tal Osaka? Maki podría ayudarnos.
—No.
—¿Por qué no?
—No me gusta como ella te mira, sé qué dije que te permitiría tener más mujeres, pero te quiero para mí sola por unos cuantos años —dijo Ei de forma tímida, algo raro en ella.
—Entiendo —fue lo único que dijo Naruto, jugando con uno de los mechones del cabello de Ei que caía por su hombro—. ¿Qué te parece kuoh? Es una ciudad un tanto pequeña y está cerca de Kioto por lo cual nadie nos buscará allí.
—Kuoh… Me parece bien. Ahí podremos empezar de nuevo.
—Si. Oye, ¿y las demás?
—Están dormidas.
El dúo se quedó un rato más mirando el bosque que los rodeaba, disfrutando de la compañía del otro en silencio antes de entrar para dormír.
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Hola a todos ¿cómo están? espero que bien.
bueno sé que tardo mucho en actualizar o publicar algo y les pido una disculpa por eso, pero tengo poco tiempo para escribir y a veces falta inspiración.
en fin, espero que les guste y comenten, eso sería de ayuda para saber si le gusta lo que escribió y en qué debo mejorar