Llevo más de una semana en un hospital, pero no sé por qué estoy aquí, solo sé que tengo dos heridas de bala, que dos hombres me trajeron, que uno de ellos perdió el conocimiento cuando me metieron para adentro y que estuvo dos días ingresado.
Luego me dijeron las enfermeras que han estado viniendo todos los días a ver cómo estoy, que preguntan por mí a los médicos, pero que como no son familiares míos que no les informa, aunque ellas de manera informal sí que les dicen como me encuentro.
Sé por ellas que les han dicho que ya he recobrado el conocimiento, pero que he perdido la memoria, y que no recuerdo absolutamente nada. Ellos les han dicho cosas de mí, a ver si con eso recordaba algo.
Según ellos, me llamo Lena. Soy estudiante de medicina, y soy muy amiga de una de ellos, de un tal Albert, además de amiga, trabajo con él en un laboratorio.
Lo que no saben es lo de mis disparos, el cómo me los hice, si fue por accidente, algún atraco o algo. Dicen que me encontraron así, que había quedado con ellos para cenar, que como no aparecía fueron a buscarme y estaba a la salida de mi casa tirada en el suelo, que lo más seguro que había sido un intento de atraco. No recuerdo nada.
Me han dicho que en poco tiempo me darán el alta, aunque me da miedo irme en estas circunstancias, sí. Recordar absolutamente nada, pero dice el médico que poco a poco iré recuperando la memoria porque la amnesia es por un shock.
Pues tendrá que ser así, supongo que será parte de la vida. Y con respecto a esos dos hombres. Cuando recupere la memoria, será igual, también sabré si es verdad todo lo que dicen, aunque creo que sí, porque cuando los veo siento paz dentro de mi interior y supongo que eso es una buena sensación.
Han pasado tres días desde que me he despertado, y de momento todo sigue igual, estar en una cama de hospital no me hace recordar nada, aquí no hay ningún objeto o recuerdo que me devuelva la memoria, he dado permiso para que Albert y Zac puedan venir de visita.
Lo hice para ver si con ellos soy capaz de volver de recuperarla, me van contando a aventuras que hemos vivido, pero aun así aún no recuerdo nada. Acaba de pasar el médico y me ha dicho que ya estoy casi recuperada de las heridas, y que mañana me darán el alta.
Bueno, a lo mejor es lo mejor que puede pasarme, y estando en casa si consigo recuperarme. Albert y Zac se ha puesto muy contentos. Ellos si están convencidos de que así. Me dijeron que por la mañana vendrían a buscarme y me llevarían a casa.
Me desperté temprano aún no había amanecido. No había ningún ruido en el hospital, salí al pasillo, estaba algo nerviosa, me puse a caminar por los pasillos, parecía muy tétrico, cuando de repente sentí como un flashback, imágenes de haber estado caminando en algún sitio en pasillos también muy largos, pero no recuerdo nada más, y seguidamente me empezó a dolerme la cabeza.
Decidí volverme a la habitación, y tumbarme, de momento no voy a contar nada de lo que me ha pasado, hasta no saber si ha sido algo real o imaginario. Cerré los ojos para ver si se me quitaba el dolor de cabeza y me quedé dormida.
Cuando volví a despertarme ya estaba en la habitación Albert y Zac, me miraron con una sonrisa en la boca, se la devolví aunque sé que era un poco forzada. Albert sé dio cuenta, y me miró algo extrañado, como si supiese que me pasaba algo.
Tenía una sensación algo rara cada vez que él estaba cerca de mí, como si hubiese habido alguna conexión muy especial entre los dos. Que rabia me daba no poder recordarlo, y sé que a él también se la daba, se lo notaba.
De repente me pasó algo, estaba mirándolo, Cuando escuché algo que me dejó sin palabras, y sé que él también se dio cuenta de lo que me pasó aunque no dijo nada para que nadie me mirase. Y lo que me pasó es que cuando lo estaba mirando le escuché como me decía:
(-Lena, que pena que no recuerdes nada de nada, después de todo lo que hemos vivido, sé todas las cosas. Por una parte, me alegro porque así de momento, no te vas a volver a preocupar por tus cosillas especiales, pero por otra me da muchísima pena, porque las horas que hemos estado juntos, y las cosas que hemos hecho nunca las recordarás, pero en fin, supongo que será lo mejor para ti).
¿Cómo es posible que pueda estar escuchando todo lo que mes está diciendo, si ni siquiera está hablando? Es cómo si le estuviera leyendo el pensamiento, pero eso es imposible. ¿Qué está pasando?
No entiendo nada, y además noto y encima noto como se me está acelerando el pulso y la respiración, me estoy poniendo nerviosa y no entiendo por qué.
Noté como empezaba a sudar, Albert también, y el sí sabía que cuando me pasaba eso era por algún motivo relacionado con algo de mis nuevas experiencias, en la habitación había demasiada gente, y no quería que nadie más supiese de momento lo que estaba ocurriendo y más ahora que ni yo misma era consciente de ello. Antes de que se diera cuenta alguien más, se levantó y dijo:
-Lena, puedes acompañarme un momento, te he comprado un pequeño detalle por el alta y me da vergüenza dártelo delante de todos.
Zac empezó a reírse, diciendo que no iba a cambiar, que como a su edad y tan vergonzoso aún. Las dos enfermeras se miraron y sonrieron disimuladamente, Albert me hizo una seña, y entendí sabiendo que no iba a ser un regalo. Entonces me di cuenta de que se estaba dando cuenta de todo lo que me pasaba. Y de que realmente sí que me conocía, y acepte y nos fuimos fuera de la habitación.
Iba detrás de él, sin hablar, no se a donde me llevaba, llegamos al final del pasillo, torcimos, había una puerta con un letrero que ponía sala de limpieza, y abrió la puerta, entró y le seguí. Cerré la puerta tras él.
-Bueno, Lena, ya estamos solos, ahora cuéntame, por la cara que has puesto, estás recordando cosas, ¿verdad?- me dijo casi susurrando.
Me quedé un rato en silencio, no sabía que hacer, si era de confianza, si contarle lo que hasta ahora me había pasado. Entonces recordé algo que desde que soy pequeña siempre me decía mi madre. "Querida hija mía, cuando no sepas qué hacer, cierra un segundo los ojos, escucha a tu corazón, él te dirá siempre lo que tienes que hacer", y eso hice. Cerré los ojos, respiré Hondo, dejé la mente en blando, y escuché a mi corazón, y me dijo que sí, que confiase en él, que era amigo, y que él estaba siempre cuidando de mí.
Abrí los ojos, miré a Albert y le dije:
-Esta mañana me he despertado temprano, he salido al pasillo, estaba andando, no había nadie, y cuando llevaba un rato andando, me ha venido a la cabeza imágenes mías andando por unos pasillos también muy largos pero no del hospital de otro sitio.
Albert afirmó con la cabeza, él sabía de lo que me estaba hablando (los pasillos del laboratorio cuando me inocularon el virus).
-Luego hace un rato, cuando te he mirado y tú me has mirado también, te he escuchado como has empezado a decirme un montón de cosas, de que me echabas de menos, que era mejor para mí que no me acordase de nada, aunque te daba pena de que no me acordarse de todo lo que hemos vivido- según se lo iba diciendo su cara se iba cambiando.
-Lena, yo eso no lo he dicho, por lo menos con palabras.
-Ya lo sé Albert, te he mirado los labios según lo estaba escuchando, lo estabas pensando, y yo lo estaba escuchando. Albert, también decías que era mejor para mí porque no recordaría las cosas que me pasaban. Una de esas cosas es que ¿puedo leer la mente?
-Sí.
Fue una afirmación seca y rotunda, pero no hizo falta que me dijeran nada más porque ya lo sabía yo también.
-Entonces estoy empezando a recuperar la memoria, aunque sea poco a poco, eso es buena señal.
-Si Lena. Eso es una buena señal, y me alegro por ti.
Nos fuimos para la habitación, quería irme ya para casa, le dije que ya hablaríamos en casa, que lo que quería ahora era marcharme de este sitio, que ya estaba cansando de estar aquí.
Cuando llegamos ya estaba el médico esperándome, me dio los papeles del alta, recogimos todos y nos fuimos. Estaba deseando salir de allí.
Durante el trayecto a casa apenas hablamos, Zac iba con nosotros, llegamos a casa, me dejaron en la habitación, y me dijeron que me acostaré, que por la mañana vendrán y me llevarían a hacer la compra. Se fueron, fui a ducharme y a dormir, caí rendida. No me enteré de nada hasta la mañana siguiente.