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Prólogo

"Así que esto es lo que ocurre cuando uno muere, la verdad es que siempre pensé que sería algo como quedar dormido y nunca volver a despertar. Una habitación blanca, esto es poco imaginativo y bastante cliché."

"No es muy diferente a esas novelas que leías." Respondió un hombre que parecía estar en los 50 con un color de piel como del Medio Oriente, espeso cabello canoso, barba y bigote bien cuidados, ojos de un color azul pálido. Vestía un traje blanco a la medida. Su mirada te decía que estabas delante de alguien sabio y su presencia emitía cierta aura gentil.

"¿Entonces eso te haría a ti Dios?" Preguntó sin parecer para nada perturbado por el ser ante él.

"Se podría decir, aunque en verdad no hay palabras para describir lo que soy en verdad."

"Ufff, eso... rayos no sé qué decir. Supongo que primero debería mostrar una mejor actitud y comportamiento." Se dijo a si mismo pensando que nunca había esperado hablar con Dios ni con ningún ser sobrenatural valga el caso. Él era ateo hasta la medula o lo era.

"No, por favor no hay necesidad. Visitas como la tuya no es algo que recibo a menudo. Calmado y sin darle mucha importancia a mi presencia. Algo así es refrescante de vez en cuando, me gustaría que hubiera más momentos como este."

"La verdad es que ni siquiera yo entiendo cómo puedo estar tan calmado en una situación como esta." Contestó más para sí que para Dios. "Supongo que me esperaba algo peor o tal vez, nada. ¿No estarás aquí para enviarme al infierno o sí?"

"No, descuida ese no es el porqué de que estoy aquí."

"Es un alivio saberlo, no me apetece para nada ser torturado por toda la eternidad."

"Entiendo los motivos que te llevaron a hacer las cosas que hiciste. ¿Te arrepientes?"

"De algunas cosas, pienso que sí. De otras me pregunto si pude hacerlas mejor, pero no creo arrepentirme. A veces creo que me duele como todo terminó otras veces no estoy tan seguro." Le contestó lleno de inseguridad, no porque estuviera mintiendo lo cual era inútil, era Dios después de todo quien estaba frente a él, el motivo era que no estaba seguro de cómo se sentía con todo lo que había pasado en su vida.

"Al menos eres honesto contigo mismo. Nunca te engañes a ti mismo, otros te pueden mentir nunca lo hagas tú." Después de una pausa continuó. "Si te lo preguntas, no eres un monstruo, eres lo que tuviste que ser. Eso y nada más."

"No sé qué decir, gracias. Bien ¿qué ocurre a continuación?" De cierta forma era un alivio escuchar estas palabras. No sabía si era porque venían de Dios o porque era algo que necesitaba escuchar, de todas formas, las palabras eran bienvenidas.

"Para quien no va al infierno solo queda el purgatorio o el paraíso. El paraíso está reservado solo para aquellos que realmente son merecedores de tal regalo."

"Eso significa que iré al purgatorio." En su voz se notaba que no había duda, este camino era el único que podía estar disponible para él si el del infierno estaba cerrado.

"Exacto. ¿Dime qué crees que sea el paraíso y el purgatorio?"

"El paraíso es donde serás feliz y tienes un montón de hermosas ángeles que te consienten, dónde te reúnes con tus seres queridos... si tienes." Lo último lo dijo en un susurro. "Del purgatorio no sé nada, pero siempre me pareció sonar como una mala noticia."

"Ya veo. ¿Sabes qué? Estás equivocado. El paraíso no es más que tu propia dimensión dónde tú eres dios. Dónde puedes hacer y deshacer a tu antojo. Los ángeles me ayudan y son mis siervos no parte de un harem. Ellos no te consentirán ni a ti ni a nadie. También puedes comunicarte otros si lo deseas siempre y cuando no hayan reencarnado."

La respuesta de Dios no le parecía absurda, un mundo donde eras dios sonaba bastante a un paraíso. Sin embargo, lo último que Dios mencionó llamó su atención.

"¿Reencarnar, por qué harían algo así?" Quien en su sano juicio hace algo así se preguntaba.

"Eventualmente casi todos eligen la reencarnación. Solo unos pocos son capaces de soportar el peso de la eternidad."

"Ok." Realmente no sabía cómo responder a este tipo de revelación. "Porque no hablamos del purgatorio a fin de cuentas es mi próxima parada."

"El purgatorio no es muy diferente de las novelas que leías. Reencarnas o transmigras a otro mundo y de ti depende si este mundo se convierte en tu paraíso o no. Simple ¿no crees?"

"¿Hablas en serio? ¿El Purgatorio es solo eso?" Preguntó algo incrédulo.

"No veo porque hacerlo complicado."

"Dijiste que era como las novelas que acostumbraba a leer, eso significa que ¿puedo elegir el mundo, mi apariencia y tendré algún sistema o trampa o deseos?" Ahora parecía un poco más animado con el camino que se le presentaba delante de él.

"Ese tipo de cosas varía según la persona. Lo único que es constante es que tienes la oportunidad de crecer tanto como te esfuerces." Incluso Dios parecía contento al ver que los ánimos habían mejorado.

"Cómo que entiendo un poco de que se trata todo ahora. ¿Cuáles serán mis opciones?" Ya no había necesidad de pensar más en el pasado.

"El mundo será escogido al azar, pero será entre los conocidos por ti. Los mundos hentai no cuentan." Le respondió rápidamente Dios antes de que se hiciera algunas ideas.

"¿Qué? Pero si son mis favoritos, estás siendo extremadamente cruel conmigo." Ahora parecía completamente derrotado.

"¿De qué hablas? Soy dios, no hago cosas como esas. El trabajo sucio es cosa de mi esbirro, Satanás." Dijo Dios mientras lo miraba como si estuviera mirando a un tonto.

"Estoy comenzando a perder la fe en ti."

"Nunca la tuviste."

"Ahora sí."

"Jajajaja. Mejor continuamos. Puedes elegir tu nueva apariencia y recibirás los poderes de 3 personajes. De estos 2 serán también al azar y el tercero puedes elegirlo, pero te advierto que habrá limitaciones. Nada de seres supremos como Saitama o algo similar."

"Estas matándome. No me lo pones fácil, pero puedo trabajar con ello." Sin importar el mundo y los poderes que recibiría al azar aún queda esperanzas.

"¿Qué te parece si vemos a cuál mundo irás?"

"Ahora que lo dices ¿no que deberías saberlo todo?"

"¿Entonces dónde estaría la diversión?"

"Tienes un buen punto."

Una tarjeta dorada apareció de la nada y comenzó a girar rápidamente, para cuando se detuvo, un nombre se podía leer en la tarjeta 'Marvel'.

"Rayos, un mundo donde criminales con súper poderes están a la vuelta de la esquina. Espero obtener poderes que sean útiles." Ahora parecía un poco preocupado. 'Si no recibo nada que sirva y lo que desee no puede ser posible me aseguraré de mantener un perfil lo más bajo posible.' Pensó.

Después aparecieron 3 tarjetas doradas más pequeñas debajo de la tarjeta que indicaba el mundo al que iría en breve. Estas tenían un símbolo de interrogación. Lentamente la de la izquierda comenzó a brillar y el rostro de una persona se mostró.

"¿Uchiha Itachi, seguro que es al azar y no algo de ironía? Me niego a aceptar que soy como él. Ese tipo era un psicópata."

"Es completamente al azar ¿para qué iba a mentir? Y no creo que seas como él."

"Bien. No es un mal personaje, aunque no me gusta que mis mejores poderes sean dependientes de mis ojos y eventualmente pueda terminar ciego."

"Descuida aún no termina." En eso la tarjeta del medio comenzó a brillar para luego mostrar la imagen de un anciano.

"Ahora sí estamos hablando, Yamamoto Genryusai Shigekuni, maravilloso. Eso me recuerda algo ¿cómo aprenderé kido o ninjutsu?"

"Te dije que no tienes por qué preocuparte tanto, todo estará bien, ten un poco de fe."

"Voy a ir a un mundo donde un idiota quiere borrar la mitad de la población del universo así que tengo motivos para preocuparme."

"Hace unos minutos estabas calmado no vengas a perder la compostura ahora. Si tanto te preocupa la patata púrpura solo deshazte del idiota."

"¿Me acabas de decir que elimine a alguien?" El MC estaba un poco sorprendido de que Dios pensara en eliminar a alguien.

"No, debes estar equivocado ¿por qué diría algo así? Thanos también es uno de mis hijos al igual que todos en la creación. Uno feo, pero... la cuestión es que no dije nada. Es hora de que elijas un personaje del que quieres obtener sus poderes. No te demores que recordé algo importante que tengo que hacer." Contestó Dios tratando de cambiar el tema de forma descarada.

"Si claro. Ok, ya tenía algo pensado solo queda ver si es posible. El personaje que elijo es Shiki Thono."

"Puedo ver cuáles son tus intenciones, pero supongo que puedo permitirlo. Te advierto que no recibirás todos los poderes desde el momento que llegues a Marvel, estarás reencarnando y tus poderes despertaran a la edad de 4 años. Desde ese momento estos se irán desarrollando gradualmente, que tan rápido depende de cuánto te esfuerces en tus clases. Ahora solo tienes que elegir una historia de fondo que no puede estar relacionada con ningún personaje de importancia, en qué punto de la línea temporal quieres llegar y tu apariencia."

"¿Clases? ¿De qué hablas?" Esto de las clases que involucraba a sus poderes casi no lo había notado por un momento.

"Paciencia, todo a su debido momento."

"Ah, casi lo ignoro por completo. Podrías decirme cómo será este universo de Marvel. ¿Habrá mutantes, entidades, vampiros, atlantes?"

"Eso tendrás que averiguarlo por tu cuenta."

"Y yo que pensé que éramos compadres. Está bien esta será mi historia de fondo, apariencia y dónde quiero comenzar."

"Primero, quiero ser huérfano no deseo tener que lidiar con una familia nuevamente. La casa de acogida a la que iré debe estar en Nueva York, estar patrocinada por Industrias Stark y la tía May hará trabajo comunitario cada vez que pueda. Me gustaría tener la edad de Peter Parker y si es posible me gustaría que ya estemos en Midtown High para cuando ocurran los eventos de Iron Man. Ya que no podré tener un harem al menos podría ser endemoniadamente apuesto, pero nada de tener una apariencia delicada ni ninguna estupidez parecida. Apuesto pero suficiente machoman. Bien dotado, alto, cabellos y ojos negros. A parte de ser atractivo no quiero ningún rasgo que destaque demasiado. Por ultimo ¿es posible que la saga de Canción de Hielo y Fuego no exista en este mundo y yo pueda llamarme Aegon Targaryen?"

"No tienes la opción de hacer modificaciones a la línea temporal, pero creo que puedo pasar algo ligero. No sé a qué viene lo del nombre, pero está bien y con respecto a eso del harem supongo que te daré una mano. Nada de lavado de celebro, las mujeres estarán dispuestas a compartirte, si logras que te amen depende de ti."

"Por eso eres mi dios favorito. Gracias."

"Soy el único dios que existe los demás son solo fracasados. ¿Eso es todo?"

Después de pensar unos segundos decidió ver si era posible pedir algo. "Hay algo más que gustaría pedirte si es posible."

"Habla."

"Quisiera no exista forma alguna de quitarme mis poderes, bloquearlos, copiarlos o clonarme."

"No es poca cosa, pero qué más da. Hecho. Ahora puedes marcharte, quien sabe tal vez te visite un día en el futuro cuando coja unas vacaciones."

Después de que Dios dijo esto lo siguiente que sé es que estoy en los brazos de una carismática mujer de cabellos castaños con algunos cabellos grises mesclados y unos ojos color miel.