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Mi matrimonio forzado: la hermosa esposa no tiene memoria

Sun Hee es una joven de 18 años. Tras haber despertado de un largo coma, se enteró de que había perdido la memoria. Ese mismo día, su malvada madre la forzó a casarse con un hombre completamente extraño para ella. Sin poder negarse tuvo que aceptar aquella extraña orden. Su esposo Jin Seong es un hombre frío, rico, arrogante y poderoso, capaz de hacer desaparecer a cualquier persona del país. Ellos dos son completamente diferentes. Sus vidas cambiarán por completo y tendrán que intentar convivir juntos aunque no se conozcan. ¿Qué pasara en su relación, terminaran enamorándose? ______________________________________________ Nota de autor: La cubierta no es mía. Por favor, no resubir esta historia

Laurasiscoyote · Ciudad
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Capítulo 13: Infiltrada

El día siguiente Seong-Jin guardo ropa en una pequeña maleta. Si él tenía qué viajar, ¿porque no aprovecharía para darse unas cortas vacaciones?

Tenía pensado quedarse dentro del país, pero bastante lejos.

—Joven amo, ¿ya decidió lo qué quiere hacer?

—Me quedaré dentro del país.

—¿Y la señorita Sun Hee?

Por alguna extraña razón, el mayordomo Min Ho quería que ellos dos hablaran un poco más.

—Se quedará aquí.

El mayordomo Min ho no pudo decirle nada más, si esa era su decisión no debía quejarse.

***

Por la tarde, Sun Hee miraba películas de actores famosos mientras intentaba imitarlos.

No puedo evitar preguntarse que estaría haciendo su esposo.

Empezó a buscar al mayordomo Min Ho por la mansión, él estaba diciéndole a las cocineras las comidas qué debían cocinar la semana siguiente.

—Señorita, ¿qué se le ofrece?

—¿Cuando se fue Seong-Jin de la mansión? No lo he visto en ninguna parte.

—Bueno, el joven amo...

Min Ho no sabía si debía decirle a Sun Hee qué su esposo había salido hace 10 minutos para tomar un vuelo y qué regresaría dentro de una semana.

—Señorita el joven amo salió a un viaje de negocios y aprovechara para tomarse unas vacaciones durante una semana—habló tan rápido por culpa de los nervio, Sun Hee casi no pudo entenderlo.

—¿Enserio?

Una pequeña sonrisa se formo en el rostro de Sun Hee, enseguida Min Ho se percató de qué algo tenía planeado.

—No me encuentro muy bien creó qué debería regresar a mi dormitorio para descansar, no me molesten por favor.

—Como desee joven ama, por favor descanse todo el tiempo que desee.

No pensaba quedarse en su dormitorio, inmediatamente salió de la mansión sin que nadie la viera.

Su primer paso del plan había sido cumplido con éxito...

Agitó su brazo al primer taxi que pasó y le pidió amablemente qué la llevase al aeropuerto de la ciudad lo más rápido qué pudiera.

Su plan por ahora iba a la perfección, no quiso ni pensar lo qué pasaría si su esposo la encontrará.

Finalmente llegaron al aeropuerto, sin pensarlo dos veces, entro apresurada am aeropuerto.

Desgraciadamente, la zona en la que ella debía entrar era VIP, en verdad no le parecía extraño ya que la persona que estaba siguiendo era su esposo.

Dos guardias impedían que pasara.

—Lo sentimos pero no podemos dejarla pasar.

Hora del plan B dijo, pensó Sun Hee, no quería rendirse ahora.

—¡Miren, ahí esta mi esposo—Señalo rápido a una esquina.

Los guardias de seguridad se giraron sorprendidos.

Enseguida olvidaron que estaban vigilando, sin darse cuenta dejaron pasar fácilmente a Sun Hee.

Ella se escondió un rato detrás de unas cajas que habían en la zona VIP. Luego salió al exterior, allí estaban todos los aviones privados.

Afortunadamente, vio a su esposo, iba vestido completamente de negro, llevaba también unas gafas de sol, eso le hacía aún más atractivo.

Sun Hee levantó el brazo y cerro el puño, había conseguido la victoria, aunque todavía quedaba una pequeña parte pero a la vez la más complicada, colarse en el avión sin que la vieran.

No se le ocurría nada qué le permitiera entrar sin levantar sospechas, todo el avión estaba rodeado de guardaespaldas de Seong-Jin, era imposible entrar sin ser visto.

Bueno quizás deberían verla...

Espero a qué su esposo subiera para luego acercarse a los guardaespaldas.

Los guardaespaldas de inmediato reaccionaron impidiéndole la entrada.

—Señorita, usted no puede estar aquí, no podemos dejarla pasar.

—¿Acaso ustedes no me recuerdan? Estuvieron conmigo en él mercadillo la última vez qué fui.

Algunos la miraban con asombro al darse cuenta de quién era, otros seguían con la misma expresión de desagradó.

—Veran le preparé una sorpresa a mi esposo, por eso el no tiene qué saber qué estoy aquí, ¿vale?

En un instante fue capaz de hacer dudar a la mayoría de guardaespaldas.

Algunos guardaespaldas le abrían pasó mientras qué otros no sabían qué hacer, poco después terminaron quitándose de su camino, permitiendo qué subiera tranquilamente.

—Gracias—agradeció felizmente.

Les sonrió y luego subió agachada al avión, su esposo se estaba relajado en un largo sofá.

Ella se dirigió hacia el baño y se sentó en la bañera, cerro las cortinas por si acaso él entraba, no quería que él la viera hasta que el avión no despegase.