—Creo que la razón por la que me encanta la Universidad G es porque en ella estás tú.
Xia Shangzhou y Lu Benlai quedaron atónitos. Rápidamente voltearon sus miradas hacia Lin Jiage.
Alrededor de tres segundos más tarde, Xia Shangzhou finalmente habló—Dios mío, ¿he oído mal? ¿Esas palabras son de nuestro jefe?
Lu Benlai se clavó un dedo en la oreja mientras respondía: —No lo escuchaste mal, esas palabras fueron realmente de nuestro jefe. ¡Y son mucho mejores que lo que se te ha ocurrido a ti!
—¡Lárgate! No tengo tiempo que perder contigo, mi precioso nieto. La única cosa en mi mente en éste momento es nuestro jefe... —mientras Xia Shangzhou hablaba, comenzó a dar vueltas tranquilamente alrededor de Lin Jiage—. Jefe, usted es de la Facultad China, no de Matemáticas, ¿verdad?
¿Esa carta es realmente tan buena para que estos dos tontos la elogien tanto?
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