Fu Yu Sheng sintió un tic en sus cejas mientras hacía girar el vino en la copa y, sin darle un sorbo, la dejó. —Sabes que mi relación con ella no es para nada así, ni siquiera le he dirigido más de dos frases —hizo una pausa y luego miró a Song Yan, quien lo observaba con una expresión de insatisfacción, como si no creyera nada de lo que decía, y suspiró—. La única razón por la que la traté bien, es porque mi suegro me lo pidió, no tengo ningún interés en ella y si te molesta que contacte con ella, siempre puedo cortar todo contacto. Solo necesitas decirme qué es lo que te molesta, no hay necesidad de lanzar papeles de divorcio a mi rostro.
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