—Jasper, eres muy atento.
—Cuidado con el paso —Jasper Baldwin sonrió gentilmente. Después de asegurarse de que Sarah había tomado asiento de forma segura, rodeó el coche y tomó su lugar en el asiento del conductor del deportivo.
Georgia Sterling observaba el intercambio, sintiendo arder la envidia dentro de ella. A pesar de que estaba casada con un magnate adinerado y había mantenido una posición superior sobre Sarah todos estos años, el Padre Bailey estaba envejeciendo. Él no podía brindarle calidez y romanticismo como lo haría un hombre normal.
Entonces, cuando vio lo atentamente que Jasper trataba a Sarah Bailey, sintió un intenso deseo de destrozar la hermosa cara de Sarah...
—¡Jaja, es la primera vez que veo a Georgia con esa expresión en su cara, es tan satisfactorio! —En el deportivo, Sarah se sentía eufórica cada vez que pensaba en la expresión de Georgia.
—Tú... ¿no te duele? —Jasper preguntó de forma ambigua.
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