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Los tontos sueños de un hombre

Este es la historia de una sola persona que sacudirá el mundo bajo sus pies, pues nada ni nadie lo puede detener, es una bomba que no tardará en explotar y cuando lo haga... La gente lo conocerá, no por su fuerza, ni por su inteligencia... algo más que solo eso. Prepárense damas y caballeros para el gran espectáculo que está a punto de iniciar.

Rosquilla · Acción
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Capitulo-1(parte 1):Primer día de clases

En una aula de la secundaria con las siglas 1C escritas en la puerta de esta, se encontraban varios alumnos reunidos en diferentes grupos.

Parte de estos grupos hablaban sobre sus recientes vacaciones de verano, algunos se preguntaban que les deparará en este nuevo curso.

Ya sea los que tenían esperanza por el futuro o los que solo se veían a si mismos dando vueltas en círculos.

Todos ellos nunca en sus sueños más fantasiosos se hubiesen podido imaginar la ola que se avecinaba a todos ellos.

Un nuevo alumno se asomó por la puerta de clases, su nombre era un misterio, a pesar del calor del reciente verano, llevaba una sudedera negra con una capucha que le cubría los ojos, y solo mostraba su boca que se encontraba sellada y con los labios agrietados.

Algunos de sus compañeros le dirigieron  un par de miradas antes de volver a lo suyo.

El alumno de la capucha negra se dirigió al pupitre más grande de la clase, donde se encontraba sentado su nuevo tutor durante este curso.

El profesor se percató del acercamiento de su nuevo alumno y levantó su mirada del ordenador que había dejado en el escritorio antes de que cualquier alumno entrara al aula.

El profesor no era especialmente apuesto, su físico no era malo pero tampoco destacable, llevaba consigo un traje con corbata, algo definitivamente inusual entre los profesores de dicho colegio, también llevaba consigo una par de relojes, uno dorado y elegante,  otro blanco y con apariencia cara, cada uno en diferentes muñecas, tal vez tiene algún tipo de obsesión, lo único aparte de su físico que no se destacaba eran sus gafas, le daban un toque de profesionalidad al hombre de aspecto promedio.

-ah, hola Martín, lo siento no te había visto, hoy estoy de buen humor, te puedes sentar en el sitio que quieras-dijo el profesor al alumno.

El profesor que había arruinado el misterio del nombre del alumno, dirigió una mirada indiferente a Martín que bajaba la cabeza y la ocultaba bajo su capucha.

Al menos el aspecto de Martín aún seguía siendo todo un misterio.

-Martín, quitate esa capucha, no se pueden llevar la capucha puesta en clases, creo que ya sebes las normas. Tampoco me gustaría volverlas a repetirlas nuevamente- a pesar de que aún las clases no habían iniciado el nuevo tutor de Martín le pidió que se quitase la capucha a la que tanto se aferraba.

El profesor nuevamente arruinó uno de los misterios que rodeaban a Martín.

Martín no tuvo más remedio que hacer caso y se quitó la capucho como le habían dicho.

El aspecto de Martín fue revelado por su acción, tenía el pelo castaño y desordenado, sus ojos de color negro parecían no tener vida alguna, cualquiera que viera a Martín no podría diferenciarlo de un vagabundo sin esperanzas de ver un mañana..

Si no fuese por el uniforme que llevaba puesto no le habrían permitido entrar a esta institución que a pesar de ser publica no todo el mundo puede permitirse gastar en materiales escolares.

Martín bajó aún más la cabeza en un intento de ocultar el moratón en el lado derecho de su cara ya horrible. Las miradas de sus compañeros eran muy variadas, desde lastima hasta el más profundo desprecio.

Martín se dirigió al asiento que más parecía atraerle, se trataba de un asiento que se encontraba en la esquina de el aula, más concretamente el más alejado del profesor.

En una esquina Martín no destacaría entre sus compañeros y podría evitarse problemas, no obstante, parecía que el destino quería jugarle una pequeña broma.

Un compañero de estatura alta se interpuso entre Martín y su objetivo.

-Lo siento pero ese sitio ya está ocupado, puedes sentarte allí- dijo el estudiante de gran altura con voz autoritaria, mientras señalaba uno de los pupitres que aún se encontraban vacíos.

Martín vaciló ligeramente, sabía que esta decisión le hiba a afectar durante el resto del curso, después de todo, es muy inusual que el profesor cambie las asientos de los alumnos.

Al notar la vacilación de Martín, unos niños que se habían quedado mirando con atención las acciones de Martín de acercaron a sus lados.

La presión que sentía Martín era enorme, parecía que el peso del mundo recaía sobre el.

Por si fuera poco, los niños que le habían rodeado, comenzaron a hablar con voces en un tono en el que solo pudiera escuchar Martín.

Uno de los niños acercó su cara a la de Martín que a duras penas lograba mantener el contacto visual -escuchame bien niño, si te dicen que el asiento está ocupado es que el asiento está ocupado. Como ha dicho Rafa aún hay sitios libres.- los ojos anteriormente temblorosos de Martín no pudieron resistir la mirada de una bestia a su presa y cedieron.

Los ojos de Martín solo podían mirar el suelo, sus manos, como escondidas en los bolsillos estaban temblando.

(Mensaje del autor: he tenido que separar los capítulos en varias partes debido a que esta página tiene un limite en los "capítulos". Espero que les haya gustado esta primera parte)