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Cap 9 El ángel del jardín

Andrea bajó de un auto negro escoltado por un grupo de personas discretas. Era el mismo joven de figura hermosa y única con quien Delilah habló durante aquella celebración en la mansión Bathory. En ese entonces fue deslumbrante, pero comparado con su imagen actual, no había forma de encontrar similitudes. Se veía como el heredero de un noble rey, tal vez el príncipe de un reino distante, él estaba en un nivel diferente, aún si ahora ofrecía un saludo casual y respetuoso, Delilah perdió el control de su cuerpo por un momento. 

—Finalmente volvemos a vernos. 

Delilah estaba reprimiendo la sensación de inseguridad que la dominó por el impresionante Andrea, y se quedó mirándolo involuntariamente, luego, entregó su mano como si su cuerpo actuara por sí solo y permaneció en silencio incapaz de responder al saludo con palabras. 

—A decir verdad, esperaba que no aceptaras el regalo de un desconocido, pero me ha hecho feliz que estés usando el vestido. 

Ella se estremeció, debería agradecer, pero no sabía cómo hacerlo en presencia de un alto noble. Este día había intentado peinar sus cabellos especialmente, estaba asegurado que sería la acompañante de alguien prestigioso, pero sin importar cuanto más presentable estuviese, jamás se sentiría digna de mantenerse al lado de ese joven. 

Andrea se despojó de su largo abrigo y de los guantes negros que cubrían sus pálidas manos, entonces despidió a sus acompañantes despejando toda el área de la entrada. 

—¿Podrías mostrarme la mansión? 

—Cómo ordene. 

Su comportamiento era diferente ahora que reconocía el peso del apellido Bathory, si bien Andrea estaba acostumbrado a ese trato, se sintió ligeramente desilusionado. Caminó en dirección a la salida principal del patio y ella lo siguió, sorpresivamente, se dirigió a la parte trasera de la mansión, justo donde estaba el jardín. 

En un principio, Delilah creyó que fue un movimiento casual sin ningún significado, pero cuando estuvieron frente a la gran fuente del centro cubierta por los rosales blancos, supo que Andrea tenía planeado ir a ese lugar desde un principio, dejándole claro que esa no era la primera vez que visitaba la mansión. 

Andrea miró en silencio la estructura de la fuente antes de que sumergiera sus dedos en el agua cristalina donde se reflejaba su rostro. El jardín resaltó su apariencia misteriosa, si pudiera describirse aquella escena, el sería uno de los ángeles que custodian la entrada de ese paraíso. 

—He escuchado que cuidas de este jardín personalmente. Has hecho un buen trabajo. 

El jardín era difícil de mantener por los mismos jardineros siendo tan grande y contando con tan poco personal. Lathasha no era una persona interesada en la vida natural, se creía que tan solo lo mantenía porque sería un desperdició deshacerse de algo tan exótico. En ese lugar se cultivaban flores que Delilah a menudo se preguntaba si eran valiosas, flores traídas de ciudades lejanas, creía que no deberían simplemente ser descuidadas. 

—No es así, yo solo ayudo algunas veces. 

Sus miradas se encontraron, pero ella no pudo mantener la cabeza en alto. Andrea tocó con sus largos y delicados dedos los pétalos de una rosa blanca cuando una brillante y preciosa sonrisa se dibujó en su rostro, parecía familiarizado con ese lugar. 

—Me gustaba más cuando no sabías quien era. 

Repentinamente sintió que le había ofendido sin pretenderlo, aunque no estaba equivocado. 

—Soy alguien a quien le preocupa tratarte de la forma en que mereces, incluso si no sé cómo. 

Seguramente era de esa manera, no sería la primera en ser afligida por la presencia de Bathory. Andrea sintió la necesidad de disminuir la distancia entre los dos. 

—Entonces deberías hablar con libertad, sin importar si es correcto o no, solo aceptaré escuchar lo que realmente quieres decir. 

No se podía permitir refutar la orden de Andrea y en lo más profundo de su ser, experimentó un gran alivio. 

—Quiero agradecer tu amabilidad. 

—No es necesario. 

El rubio celestial volvió a mirar a su alrededor. 

—Realmente te gusta este jardín... 

Por un momento la indescriptible expresión de Andrea se perdió en el cielo. 

—En realidad a mi padre le hubiera gustado comprar esta mansión. 

No tenía nada de extraño que alguien tuviera tal interés, pero si esa mansión estaba siendo heredada como si la marquesa deseara deshacerse de ella, resultó extraño saber que alguien deseaba comprarla, sobre todo, si era un Bathory. 

—Pero este no es un lugar que pueda ser vendido fácilmente, ni siquiera para mi hermano mayor. 

La sola mención de un hermano mayor tuvo un efecto significativo en el rostro de Delilah. Nunca creyó que un día en el que ella y Bathory tuvieran una conversación pudiera existir. Solía pensar en la alta nobleza como si fueran los dueños del cielo, tan superiores en estatus que sus ojos nunca podrían mirarlos siquiera. 

—Dime ¿te gustaría conocer a mi hermano mayor? 

La inesperada proposición la tomó por sorpresa, haber conocido a Andrea era ya un enorme logro, mejor dicho, un milagro. Cuando ese vestido llegó a sus manos persistía en creer que era producto de un error, una equivocación que cobró fuerza cuando la marquesa le ordenó usarlo; Bathory manejaba el comercio entero de Kevland, su escudo resaltaba en su marca, nunca imaginó que la procedencia de esa pieza fuera realmente obra de esa familia, y ahora, aún con todo lo experimentado ni siquiera podría guardar en su cabeza la idea de pararse frente a Neil, todo lo que tenía que ver con su figura era inalcanzable. 

Trató de pensar rápidamente en una respuesta adecuada, en ese punto, negarse se consideraría ofensivo, pero aceptar fácilmente podría ser visto como pretensioso. 

—No creo que alguien como yo deba tomar el preciado tiempo de alguien tan importante. 

Ella no tenía razón para conocer a Neil, repentinamente el rostro de Lucrecia se formó en su cabeza. Ciertamente la muñeca de cristal debía conocer ya a ese hombre, considerando que tenía un particular interés en él. 

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