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17.1

Las tardes lluviosas siempre creaban una sensación de ansiedad, porque el sonido de la lluvia cayendo sobre los techos creaban una melodía con el poder de potenciar la melancolía. La lluvia continúo devorando el escenario que en un principio pareció el mejor escondite para un hombre inseguro, y a pesar de sus esfuerzos, todo resultó en ese desastre cuando la oscuridad cayó. 

Elilth esperó cerca de una hora en el comedor de la propiedad del duque Billeter donde se hospedarían durante su estancia en Yuor. Podría parecer mucho tiempo, pero incluso ella que estaba deseosa de que Caín llegará pronto al lugar, pasó un gran rato perdida en sus propios pensamientos. Cuando llegaron a la mansión, ella ordenó que se preparara el baño para el joven, estaba demasiado preocupada por lo que podía significar aquel encuentro caótico. 

 

Sin haber preguntado directamente a Caín durante su silencioso camino hacia esa residencia, supuso fácilmente que aquella mujer era con quien estuvo comprometido, la mujer que le causó un dolor irreversible. Lo supo desde el momento en que lo vio perderse en esa expresión tan cruel y lastimosa. 

—Siento el retraso. 

Caín era escoltado por una de las cocineras cuando entró al lugar, su postura serena era engañosa. En ese momento su cabello aún estaba húmedo por la reciente ducha y su piel limpia lucía tersa y relajada, tan solo potenciaba el deseo de Eilith por hacerlo sentir mejor. 

Un silencio indeseado se creó por un momento, Caín se sentía avergonzado, desde su perspectiva, una parte oculta de él fue revelada, justamente la que había estado tratando de enterrar en lo más profundo de su verdadero ser, pero incluso ahora se negaba a mostrar su lado temeroso y su cuerpo comenzó a sentirse incapaz de mantenerse en pie. 

—Lo siento tanto... Es mi culpa, si no te hubiera arrastrado a Yuor. 

La belleza rubia se puso de pie y se dirigió a él con una inesperada reacción. 

—No quise en ningún momento entrometerme, estaba tan nerviosa. 

Eilith sostuvo su mano cuando sus bellos ojos azules brillaban de manera inusual, expresó una vulnerabilidad que lo orilló a soportar su dura realidad. 

—No existe ninguna razón para disculparse por algo que evidentemente no es culpa tuya. 

Caín tocó suavemente su rostro y acarició sus cabellos otorgándole un poco de confianza. 

—Me salvaste de alguna forma, gracias. 

En el momento en que su tacto estaba a punto de alejarse de ella, un sentimiento de ansiedad se apoderó de Elilth y se impulsó hacia él, sosteniéndose del firme pecho varonil para alcanzar sus labios y sorprenderlos con un repentino, pero dulce beso. Caín apenas pudo reaccionar al sutil tacto, sus labios simplemente fueron sellados de esa manera. 

La confrontó con frialdad al sentirse incapaz de respirar, permaneció en su posición un momento y luego la apartó con cierta gentileza. 

Eilith bajó la cabeza al separarse, no tuvo el valor de mantenerse sobre los fríos labios que no reaccionaron, sabía que aquello podría complicar su ya inestable situación sentimental, y aun así tomó ventaja. 

—Lo siento. 

—Está bien —Cain le sonrió con dulzura—. Siempre has querido besarme, ¿no es así? 

La chica se sonrojó y retrocedió con la cara de alguien avergonzado, pero en cuando dio un paso atrás, él la sostuvo, atrayéndola hacia su cuerpo. 

—Si deseas besarme, está bien. 

Eilith sabía perfectamente que podría tener lo que quisiera de ese hombre si lo deseaba ahora, pero también sabía que nunca estaría cerca de tocar su corazón. Y esa noche lo tuvo mucho más claro. El dolor que Layla creó en él no sería borrado sin importar el método que utilizara. 

A través de sus ojos vacíos conoció aquello que aprisionó su corazón, su cuerpo tembloroso reflejaba lo mucho que aún era afectado por su pasado. 

—No digas esas cosas tan fácilmente cuando eres deshonesto. 

Caín suspiró, si iba a sentirse tan miserable no debió ser tan descuidado de sí mismo en primer lugar. Tenía que abandonar todo aquello que pudiera herirlo en el futuro, siendo incapaz de soportar cosas tan simples como la traición, ese era el único camino a seguir. 

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