—¿Desnudándote? —preguntó Eltanin, confundido. El remolino estaba a solo unos metros de distancia. Si tan solo pudiera pasar a través del remolino y saltar hacia lo que fuera que estuviera al otro lado, se ocuparía de Tania de inmediato. Ileus le había informado que el portal se cerraría pronto. Solo se abría en un momento determinado y eso si detectaba la presencia de un fae.
De repente, sonó una explosión detrás de ellos. Los caballos relincharon y Viento se encabritó. —¡Cálmate, Viento! —le urgió Eltanin—, ahora no era el momento. Pero, ¿de qué se trataba esa explosión? Ya que no estaba cerca de él, continuó calmando a su caballo y lo incitó a avanzar.
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