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Capítulo 64: Libertad Sangrienta

 Entre los rugidos, un hombre se paró enfrente mía, a su alrededor dos más se quedaron frenandome.

 -Señor, nosotros estábamos en el grupo del anciano Marin, fuimos sacados al exterior para ser usados como herramientas, notamos como nuestra vida terminó y acabamos aquí - 

 .-No lo puedo creer. ¿Cómo está Marín? - El hombre dio una extraña sonrisa, mientras contó todo lo sucedido, como habían sido usados para despejar una zona de un bosque cercano, siendo usados hasta la última de sus exhalaciones y próximamente el encuentro del anciano con unos extraños seres, terminando en una apuesta para su supervivencia.

¿Una apuesta con extraños seres? Eso debe de haber sido el detonante para el vasallaje, al final esta segunda vida me la ha otorgado Marin, ese anciano no puede evitar darme siempre lecciones, aun cuando tenemos cientos de metros entre nosotros.

 -Entiendo, habéis aguantado bien, pero ahora tenemos que liberar a los demás, no podemos quedarnos atrás, vamos a ayudar a nuestros compañeros que están en batalla, pero para eso tenemos que salir de aquí – Los 3 asintieron mientras salían corriendo.

 La salida de la celda fue fugaz y tranquila, no se veía ningún guardia próximo, pero en nada alguno llegaría, nuestros gritos fueron magnificados por los demás esclavos apresados.

 Usando la desertificación en las paredes de roca, logramos ir liberando a los presos mientras movíamos la arena con nosotros, para cada metro cuadrado de arena, significaba una infinidad de medios para poder defendernos.

 Los prisioneros constaban de unas docenas, menos de los esperados, casi todas mujeres, algunas embarazadas, en algunos casos tuvimos que terminar con sus vidas, pues se volvieron cadáveres en vida o bestias salvajes, nuestras manos se mancharon con sangre de inocentes, pero no había tiempo para llevar cargas.

 Con un chasquido de los dedos, dos lanzas de arena se clavaron en los pechos de dos guardias picudos, sus cuerpos cayeron en dolor, sus vidas no terminaron por las lanzas, si no, por el apuñalamiento de varios miembros de mi raza con armas de bronce.

 Una vez aseguradas las muertes de los dos, la mayoría de la arena volvió a moverse a mi alrededor, la otra parte estaba empapada de sangre, por lo que había perdido la capacidad de controlarla. El agua parecía un buen contraataque contra nosotros, por lo menos mientras fuera únicamente arena, el bronce es más difícil de ser afectado, pero realizar todos los cambios en la arena requería tanto tiempo, como mucho maná. En este caso usamos el maná de los más pequeños para crear armas para los más dotados, mientras ellos descansaban en el centro de la formación

 Los esclavos liberados, no tardaron en agarrar las lanzas de piedra y madera de los picudos, mientras seguían la procesión.

 Todos como una ola, no tardamos en saquear las llaves de los últimos guardias y salir al exterior.

 El brillo del sol fue suficiente para cegarnos a todos por unos momentos, pero nadie vino a aprovechar la oportunidad para atacarnos. Se podía ver toda la isla flotante prácticamente vacía, los pocos guardias restantes huyeron mientras nosotros cargamos separaos en grupos de 10, los más pequeños se quedarán conmigo aquí, recoged comida, medicinas y buscad cualquier medio para escapar de esta roca, no podemos quedarnos aquí flotando eternamente, tenemos familia lejos esperando que los ayudemos – Con un gesto gaste lo que me quedaba de maná y lo transforme en una lanza de arena.

 En media hora los grupos volvieron con un picudo atrapado este sin la menor herida, mientras los demás traían algunos alimentos y vendajes de hojas y ungüentos. 

 Las medicinas apenas hacían efecto, en las nuevas heridas, pero mejor que nada, para algunas de las mujeres ahora liberadas, fue suficiente para mantener su precaria condición.

 La comida en cambio fue un alivio inmediato, todos comieron con voracidad, más de uno se atragantó ligeramente, pero qué más da, yo mismo me atraganté un poco por comer demasiado deprisa. Da igual si eran frutas o pescado seco, todo era delicioso, todo tenía el sabor más divino, el moho en algunos casos fue como un cambio de gusto, nadie le dio pega alguna.

 Una vez terminada toda la comida traída, los grupos fueron de nuevo a buscar más, al poco tiempo volvieron con otra tanda de alimentos.

 Mientras seguiamos con una segunda comida, me centré en el soldado con pústulas y ojos desorbitados.

 El Picudo atrapado parecía ser un capitán de la milicia del cabrón de Marcus, su principal trabajo era transportar a los esclavos y cargas valiosas entre el suelo y las islas flotantes, un domador de Mantas Celestes.

 -Escoge, morir o llevarnos – Mi lanza apuntó al ojo izquierdo del pájaro virulento, pero este no tardó en encogerse y prometer llevarnos donde sea mientras le permitamos vivir. Aun así podía contemplar cómo sus ojos se perdían en las mujeres del grupo, incluyendo las niñas.

 Basura infecta.