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61: Monstruos contra monstruos

 Desde atrás pude contemplar ligeramente mejor la situación y era peor de lo que espere.

 

Aunque estábamos aguantando, en ciertos flancos casi no existían tropas aliadas, solo mares de cadáveres en el suelo, mientras que el cielo estábamos en una desventaja total, los subordinados de Marcus casi dominan por completo a las unidades de Olivia, la pelea allí era frenética.

 No había un verdadero orden, solo existían dos grupos, perseguidos y perseguidores. Tristemente, nosotros estábamos en el primer lugar.

 Los vientos de la batalla eran completamente desfavorables y no se como hacerlo declinar a nuestro favor, si solo pudiese pelear mejor o haber prevenido la traición de Marcus…

 Mientras estaba consumiéndome la cabeza con pensamientos de impotencia y sueños fantasiosos donde podría solucionarlo todo yo sola, una mano sujeto mi hombro, esa mano era ligera y húmeda, al girarme ví a Luneth, completamente sudada y jadeante, parecía que no podía dar ni un paso más, pero aun asi, llego a darse cuenta de mi estado anormal y pudo consolarme…

 Realmente una amiga como ninguna otra.

 -Luneth, ¿cómo van tus sacerdotisas? – Use la pregunta para alejar las tonterías de mi mente y puse mi mejor expresión, tengo que ser fuerte para superar este enorme obstáculo.

 Ella dio una ligera sonrisa y negó con la cabeza – Les he dado un tiempo de descanso, todas han dado todo lo que tienen, ya no pueden más – Asentí, era normal en batalla el terminar agotado, pero ahora mismo, debido a eso y a los bajos números, el cielo esta perdiendo, solo ellas pueden disparar con la certeza de no dañar a los aliados.

 Solo podía negar y prepararme para volver a la batalla, dentro de poco ellos llegarán a nuestra línea trasera y no quedará nada más que una lucha a muerte.

 Punto de vista de Hel

 El dolor del alma es realmente aterrador, siento como si todo mi ser estuviera en aceite hirviendo, pero no podía soportar el estar aquí quieto.

 -Gea, levantame – Con mi voz temblorosa le ordene a Gea, pero la pude ver apartar la mirada.

 -¡Es un orden! – Grité con mis leves fuerzas y ella ya no pudo evitar la mirada, entonces Lilith se adelantó.

 -Señor, tienes que quedarte quieto, tú ya has hecho suficiente, no tienes que forzarte a más, no la fuerces a provocarte dolor – Suspire y note a Gea temblar, fue solo por un segundo pero, sabía que no quería desobedecerme y como había dicho Lilith, tampoco generarme dolor, ella sabe que necesito descansar, dejándola en un terrible tesitura.

 Viendo que ninguno me escucharía, comencé a hacer un esfuerzo por hacerlo yo mismo, pero cuando intentaba levantarme, mis brazos o piernas cedían, siempre había alguien que no me permitía caer, primero fue Gea, después Gal y por último Pelé, ella me sujeto y miró a los demás.

 - Yo seré tu muleta – La mire y asentí. Pude notar la tensión en el grupo y como Lilith comenzaba a rezumar ira, está dirigida a Pelé.

 -El tiene que descansar, debería de irse y salir de este campo de batalla, ¡no le ayudes a matarse! – Lilith estaba perdiendo los estribos.

 -Tu dices ser su compañera, pero aun así no lo entiendes ni lo apoyas, su deseo es la batalla, proteger esa mísera ciudad, ¿crees que si lo dejamos lejos no vendrá por su propio pie? – En ese momento se formó el silencio, aunque casi podía ver a Lilith saltando por ella.

 -Estaré a su lado Señor, en esta batalla y usted podrá matar a placer, yo me encargaré de mantenerlo de pie – Pelé se llevó el puño al pecho y juro.

 Asentí y mire a los demás.

 -La decisión es mía y este será el resultado, ahora marchemos, no queda mucho tiempo para que el ejército de Gwen sea aniquilado – Ninguno asintió, la mayoría tenía los puños apretados o disimulaban.

 Pelé comenzó a llevarme poco a poco, paso a paso hacia donde estaba Gwen, por sus heridas podía decir que fue a la batalla, una chica de carácter. A su lado estaba Luneth, ella parecía extremadamente exhausta, agotada en su extremo, pero aun así, permanecía de pie junto a su amiga.

 Cuando comenzamos a caminar, no duramos mucho desapercibidos, todos aquellos que no peleaban nos dieron mínimo una mirada. Seguido, Gwen y Luneth llegaron delante de mí.

 Mantente en pie, pequeña emperatriz, pues como dije en su momento, esta batalla no la perderemos – A duras penas levante mi mano izquierda hasta la altura de mi pecho y una ola gris fue lanzada desde ella.

 -Segundos después varios agujeros de bruma se formaron delante mía, poco a poco decenas de raptores fueron saliendo y lanzándose a la batalla, seguidos de los inmensos devoradores reptiles y por último los cuervos.

 Al ver esta escena, tanto los aliados como los enemigos se saturaron por un momento, los portales contenían el aura del abismo, así que su presencia fue instantáneamente notada, seguido por las bestias que no disimulaban en absoluto, ya sea por su cantidad como por su tamaño o quizá, por el hecho, de que nada más salir se ponían a rugir, Igual que un preso que sale de su celda por primera vez.

 Los raptores como una ola se desperdigaron por el campo de batalla, estas bestias no eran las más poderosas, pero instintivamente eran capaces de pelear en grupos, teniendo una buena sincronización.

 Los cuervos fueron los mas importantes de los 3, su velocidad y métodos de asesinato tan sórdidos, fueron una lanza que atravesó la carne y la moral, de las unidades aéreas, a los pocos segundos la batalla en el cielo se inclino a nuestro favor.

 Por último los devoradores reptiles se lanzaban contra las líneas enemigas como si de arietes se tratasen, sus bocas y lenguas nunca se detenían, siendo una picadora de carne.

 Mire a Gwen y le dije – Es el momento de que monstruos peléen contra monstruos – Entonces alce la voz y grite con las pocas fuerzas que me quedaban.

 -Id y cazadlos a placer – Como un detonante, casi una decena de auras 

sangrientas se despertaron de su letargo, mis compañeros se lanzaron a la primera línea como flechas, todos a excepción de 3, Pelé que me sujetaba, Gea, que se quedaba a mi lado y Gal, quien miraba a los esclavos monos y luego me miró, se arrodillo y dijo.

 -Tengo una proposición que hacerle mi señor -

Gracias y hasta el próximo capítulo.

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