Dama Jevera empujó la puerta lentamente. Sus pasos eran suaves mientras entraba en la habitación. Cerró la puerta detrás de ella e inmediatamente inclinó la cabeza—Señor.
—Jevera —dijo él con un clic de su lengua—. No esperaba verte tan pronto. ¿En qué te puedo ayudar?
—Simplemente te vi pasar por la puerta y pensé que debería darte la bienvenida —dijo ella y lentamente levantó la cabeza.
Había un brillo en sus ojos y ninguna sonrisa en sus labios mientras hablaba. Los miraba con desafío como intentando sacar alguna reacción de él.
—No hace falta eso y si eso es todo, puedes irte —murmuró él y se alejó de ella.
Se recostó de nuevo en la cama y lanzó su torso hacia atrás de modo que su parte superior quedase sobre la cama. ¿Qué quería decir con darle la bienvenida? No era su casa, ¿acaso había perdido la razón?
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