—¿Por qué me elegiste? —preguntó Elisa, finalmente dejando salir la pregunta que había guardado durante nueve años—. ¿Por qué decidiste comprarme? Había personas que eran más bonitas, mayores y podían trabajar mejor que yo.
Hace nueve años todavía era una niña. No podía hacer las cosas que hacen los adultos, limpiar era lo mejor que podía hacer, pero en el pequeño cuerpo de una joven, su trabajo era limitado. Tampoco parecía que Ian la hubiera comprado por su habilidad para trabajar. Era inútil, razón por la cual no mucha gente pensaba en comprarla; excepto por hombres que tenían la repugnante preferencia de tener a una niña como compañera de cama.
Elisa nunca pudo ver en Ian a una persona que compraría mujeres para el placer de la cama como los demás. Sin eso, Elisa podía decir que había muchas personas que se acostarían con él. Entonces, ¿por qué?
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