En medio de la noche, cuando Elisa se había dormido, se despertó con los ojos pesados. Girando la cabeza, miró hacia la ventana para ver qué hora era cuando notó que el cielo que estaba negro se tornó naranja, pues la mañana estaba por llegar.
Elisa se levantó de su cama, notó que Hallow estaba durmiendo con su pequeño pecho subiendo y bajando y sonrió antes de dirigirse a coger la jarra y el vaso para beber. Cuando su mano tocó la superficie del armario notó que el color marrón maduro del armario se oscurecía aún más. Sorprendida, Elisa retiró la mano pero ya era demasiado tarde.
Una grieta apareció en la madera, donde empezó a extenderse por todo el armario y la madera se desintegró en pequeños pedazos cúbicos, mientras que en su interior se transformó en pequeñas y afiladas astillas de madera. El armario parecía como si se hubiera vuelto hueco por dentro y se encogiese desde su tamaño original, lo que era muy notable a simple vista.
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