Elisa sintió que sus ojos se arrugaban, la felicidad llegaba para hacer que sus labios se extendieran en una amplia sonrisa. Escuchar las palabras juntas tuvo el efecto de hacer que su corazón latiera rápido con ansias.
—Dime si el polluelo murió, no sé qué hacer para enterrar a un segador siniestro en un cuerpo de polluelo pero estaría bien podemos empezar todo estudiando, pasos de bebé —Ian tarareó antes de remarcar finalmente—. Creo que a Maroon le gustaría enterrar a un segador siniestro. Nos vemos después, Elisa.
—Nos vemos después, Señor Ian —respondió Elisa, sintiendo cómo no podía retener la felicidad y evitar que sus mejillas sonrieran demasiado por la futura promesa donde irían juntos al pueblo.
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