Draco miró a Rosina aliviado de que finalmente estuviera despierta. Estaba a punto de besarla cuando sintió una presión en sus mejillas. El impacto lo sorprendió, ya que no lo esperaba de ella.
—Te odio —murmuró Rosina con voz odiosa. Un dolor se sintió en su palma cuando abofeteó a Draco con todas sus fuerzas.
La sonrisa de Draco se desvaneció al sentir el dolor en su mejilla. —Ah, entiendo —susurró tristemente.
—Vine aquí para hablar contigo —declaró Rosina y pasó junto a Draco, sentándose en el sofá.
Draco la siguió y se sentó frente a ella. —¿De qué se trata? —preguntó.
—Estoy embarazada y no sé quién es el padre —afirmó Rosina con firmeza y estableció contacto visual con él.
Draco abrió la boca para hablar, pero no salieron palabras. Él sabía que Rosina estaba embarazada y pensó que era su hijo. Lo que Rosina dijo lo sorprendió.
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