Los minutos pasaban, cada uno un recordatorio de lo lejos que aún estaba de lo que deseaba.
Ella le dio la espalda a Steffan y se subió las cobijas tan fuerte alrededor de ella como si pudiera protegerla del aguijón del rechazo.
Pero, ¿cómo era posible que un hombre durmiera tan profundamente y no tuviera reacción alguna a todo lo que ella le hacía cuando él no tomaba ninguna píldora para dormir?
De repente, un pensamiento inquietante cruzó por su mente.
¿Es posible que la pérdida de memoria pueda afectar la libido de un hombre?
Antes de quedarse dormida, decidió hacer que lo examinaran tan pronto como fuera posible.
A la mañana siguiente, Dolly se despertó cansada y agotada como alguien que hubiera realizado un trabajo duro la noche anterior.
Lo que más la enfureció fue que no fue por ninguna actividad productiva. No pudo evitar envidiar a esas mujeres que se quejaban de que no podían levantar sus extremidades después de una noche entera enredadas con sus amantes.
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