Los fuegos artificiales habían comenzado. Andrés y Alveena encontraron un lugar que estaba lejos de la multitud pero aún así, podían mirar y disfrutar de la magnífica vista de los fuegos artificiales coloreando el cielo nocturno.
Estaban de pie uno al lado del otro, mirando hacia arriba. Andrés aún sostenía la mano de Alveena. Andrés se giró hacia su lado, solo para ver la encantadora sonrisa de Alveena. Su rostro resplandecía de felicidad mientras admiraba el hermoso espectáculo de fuegos artificiales.
—¿Estás feliz ahora? —le preguntó Andrés suavemente, con sus ojos aún fijos en su encantador rostro.
Alveena asintió con la cabeza, apretando la mano de Andrés. Andrés soltó su mano por un momento para quitarse su traje. Después, le envolvió a Alveena con la chaqueta de su traje.
Estaban al aire libre y hacía frío allí. Alveena llevaba un vestido sin mangas, así que podría sentir frío. Con ese pensamiento en mente, Andrés le dio su chaqueta a Alveena.
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