Las piernas de Everly temblaban mientras miraba al reloj en la pared. Eran las 8 p.m., y necesitaba irse para poder regresar a tiempo.
Agarró su teléfono y miró la pantalla, preguntándose por qué Valerio aún no había regresado de su compañía.
Ella quiere decírselo, pero si sigue esperando por él a este ritmo, podría no ser capaz de completar su misión esta noche.
Un profundo suspiro escapó de su nariz, y se levantó de la cama.
—Valerio, si regresas y no estoy en casa aún, no te preocupes. Solo salí a terminar unos asuntos. Hablaremos cuando regreses —le envió un mensaje de voz y metió el teléfono en el bolsillo de su chaqueta.
Se dirigió a la salida y bajó las escaleras.
Salió del edificio y del complejo, deteniendo un taxi que la llevaría al lugar.
Una vez que había entrado, el conductor tomó la dirección y se puso en marcha para llevarla.
Ella ha investigado a Arnold Zolotov, y era justo como Raphael había dicho.
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