Cao Qing no podía entender por qué las mujeres, especialmente aquellas que nacieron en su mundo, podían ser tan viciosas incluso hacia personas que compartían su mismo género.
Cao Yujin no era alguien que "accidentalmente" lastimaba a otra persona. Era una delincuente habitual que hacía todo lo que quería solo porque podía.
Y si ella decía que se metería con Ran Xueyi, nadie podía detenerla.
Por supuesto, eso no significa que sea completamente imparable.
Por otro lado, Ran Xueyi es alguien que había tomado demasiados caminos espinosos mientras ascendía a la cima de la industria del entretenimiento. Dondequiera que miraras, siempre habría alguien que intentaría derribarte. Las amenazas y malas intenciones de Cao Yujin no eran la primera ni la última cosa que había visto y experimentado.
Pero la audacia y el ridículo de la situación todavía la dejaron atónita.
—No dejes que te afecte —Song Yu Han sostuvo sus fríos dedos—. Estoy aquí.
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