Los Targaryen y sus Dragones

"Ufff Me duele todo" -Dejando escapar un largo suspiro, me arrastré hasta el pequeño comedor de la casa. Era un comedor sencillo, con nada más que un par de estantes, una mesa y cuatro sillas.

Dejándome caer sobre una de las sillas, me quedé inmóvil, con la vista pegada al techo.

"Vamos, no ha sido para tanto" -La voz de mi padre sonó desde la cocina, acompañada poco después por su silueta.

"Hoy ha sido un día de trabajo leve, si quieres llevar la granja en un futuro deberás acostumbrarte"

Llevaba consigo un pequeño plato con un par de huevos y un trozo de pan.

Dejó el plato encima de la mesa, mientras me golpeaba el hombro con suavidad. -"Come, necesitarás recuperar las fuerzas. Mañana nos espera un día duro"

Escuchando sus palabras dejé escapar un suspiro cansado, mientras con todas las fuerzas que le quedaban a mi cuerpo me sentaba bien en la mesa y recogía el pequeño plato con comida.

Mi padre se sentó en otra de las sillas, mirándome comer mientras un brillo peculiar parecía relucir desde el fondo de sus ojos.

"¿En qué piensas?" -Mirando sus ojos, no puede evitar preguntar, intrigado por sus pensamientos.

"Oh, nada que deba preocuparte, hijo" -Dedicándome una pequeña sonrisa despreocupada, evito mi pregunta mientras se cruzaba de brazos.

"Bien..."

Volviendo al silencio habitual, me comí el plato que me había preparado mientras pensaba en una pregunta que me había estado rondando por la cabeza últimamente.

"¿Cómo es el rey?"

Dejando escapar mis pensamientos, mire con los ojos bien abiertos a mi padre, esperando una respuesta.

"..."

El silencio lleno la sala durante varios segundos hasta que mi padre se aclaró la garganta.

"Bueno... Es un hombre sabio... Y un gran amante de la paz..."

"..."

"¿Eso es todo?"

Mire a mi padre sin palabras. Esperaba que me contase una historia o algo por el estilo, pero el hombre se limitó a usar dos frases para describir al rey.

"Bueno, qué quieres que te diga"

Mi padre me devolvió la mirada, sin saber exactamente cómo contestar mi pregunta.

"No sé, esperaba que me contases la historia de su vida o algo por el estilo... La vida de un gobernante debería ser más interesante que solo ser un amante de la paz... ¿Verdad?"

"..."

Mi padre volvió a mirarme sin ninguna intención de abrir la boca.

"Por favor" -Le supliqué, mirándolo intensamente sin pestañear.

"Bien... El actual rey se llama Viserys Targaryen, el primero de su nombre. Hace años, cuando el viejo rey Jaehaerys I Targaryen convocó al gran consejo para decidir a su heredero, se llegó a la decisión de que el Viserys sería el próximo rey, una decisión acertada si me preguntas"

"¿Por qué, había otros candidatos?" -Pregunte interrumpiéndolo.

"Sí, de hecho había varios, pero según tengo entendido, solo se observaron dos posibles candidatos. Rhaenys Targaryen, la única hija del príncipe Aemon Targaryen, y Viserys Targaryen, hijo del príncipe Baelon Targaryen."

"¿Aemon Targaryen y Baelon Targaryen? ¿Por qué ninguno de ellos se convirtió en el rey?". -Pregunté interrumpiéndolo una vez más.

"Bueno... Parece que el destino no tenía planeado que ninguno de los dos fuese el próximo gobernante. Murieron antes de poder ascender al trono"

"Ohh... Qué desafortunados."

"Bueno, por donde iba... Cierto, finalmente entre los jóvenes Viserys y Rhaenys se decidió que Viserys se convertiría en el próximo rey, convirtiéndose así en el heredero al trono". -Explico mi padre con una pequeña sonrisa.

"Parece que tú también estabas a favor de que se nombrase heredero a Viserys" -Pregunté con curiosidad, a lo que mi padre rápidamente asintió. -"Por supuesto"

"Se dice que de joven, Viserys fue el último jinete de Balerion, el Terror Negro. El dragón del mismísimo rey Aegon I Targaryen"

"¿Dragón?"

Escuchando las palabras de mi padre, mi boca se abrió lo suficiente como para que encajase el huevo de una gallina.

"Sí, los Targaryen gobiernan supremos gracias a sus dragones. Bestias mágicas gigantes capaces de exhalar fuego por la boca. Se dice que un dragón es suficiente para diezmar un ejército entero... Y pensar que los Targaryen poseen varios de ellos... Heh, mientras tengan dragones no hay ningún ejército que tenga la capacidad de hacerles frente".

Ignorando el shock escrito en mi cara, mi padre siguió hablando de los dragones y los Targaryen, y de como reinaban supremos gracias a su poder.

"Espera un momento padre... Los dragones... ¿Existen realmente los dragones?"

"Por supuesto". -Respondió sin dudar.

"De hecho, yo mismo he visto a uno con mis propios ojos. Una de las veces que acudí a Duskendale por temas de comercio, pude presenciar con mis propios ojos uno de los dragones. Era gigante, fácilmente del tamaño de un barco, sus escamas reflejaban el sol dejándome ver poca de su verdadera apariencia. Pero un solo vistazo fue suficiente para saber por qué los Targaryen reinan supremos sobre este mundo"

Escuche a mi padre sin palabras.

Aunque desde un principio estaba casi seguro de haber viajado a un mundo diferente, pensaba que era simplemente una versión más antigua y algo cambiada de mi viejo mundo.

Pero saber que criaturas que solo existían en las leyendas de mi viejo mundo, existían en este, hacían que un sentimiento indescriptible llenase mi corazón.

"Así que los dragones existen en este mundo..."

Dejando escapar un pequeño murmullo en voz baja, coloque una de mis manos sobre mi pecho, sintiendo el fuerte latido de mi corazón.

Si de verdad existían los dragones en este mundo, me aseguraría de presenciarlos.

Y quien sabe...

Quizás...

En un futuro... Haría lo necesario para hacerme con uno de ellos.