webnovel

Episodio 23: Dariel.

Dariel observaba a Rigor con atención y preocupación mientras él poco a poco iba recuperándose. Días y semanas pasaron, cada uno lleno de pequeñas mejoras en su condición. El hospital había sido su refugio mientras sus heridas sanaban, y aunque el proceso era lento, cada día era un paso hacia adelante.

Rigor, aún débil, notaba los cambios en su cuerpo. Sus músculos seguían tensos, y el dolor era constante, pero su mente se mantenía enfocada. Había enfrentado a Evil Victor y sobrevivido, pero ahora tenía que concentrarse en su sanación, tanto física como mental.

Dariel, con los niños cerca, no dejaba de velar por él. A pesar de sus propias heridas y el caos reciente, se mantenía firme a su lado. Su presencia silenciosa era un recordatorio constante de lo que aún tenían que proteger. Sin embargo, la aprehensión en sus ojos mostraba que la tranquilidad era algo que ambos sabían que no duraría mucho.

— "Rigor..." — Dariel habló finalmente después de días en silencio, su voz baja pero decidida. — "Cuando estés mejor, debemos hablar. Todo ha cambiado desde la última vez."

Rigor, apoyándose en su almohada, asintió lentamente. Sabía que no solo había batallas físicas que enfrentar, sino también el caos emocional que habían vivido. Aunque su recuperación aún estaba en proceso, sabía que pronto tendría que levantarse y enfrentar lo que venía.

Rigor se veía desgastado, las ojeras profundas marcaban su rostro más allá de lo normal, como si todo el peso de las batallas recientes y el caos que le había tocado enfrentar se reflejara en su semblante. Su piel estaba pálida, y cada movimiento parecía costarle el doble de esfuerzo, a pesar de los días que habían pasado en el hospital.

El dolor físico era solo una parte; el agotamiento mental y emocional lo consumía lentamente. Dariel, al verlo en ese estado, no podía evitar sentirse preocupada, aunque su expresión apática intentaba esconderlo. Sabía que Rigor estaba luchando más allá de las heridas visibles, y eso la inquietaba.

— "Necesitas descansar más, Rigor. Esto no puede seguir así," — le dijo Dariel con un tono suave pero firme, mientras acomodaba a los niños.

Rigor simplemente asintió, sin fuerzas para discutir. Sabía que Dariel tenía razón, pero en su mente no podía evitar revivir todo lo sucedido. El control que Evil Victor había tomado sobre él, las heridas que había sufrido, el caos de la batalla… Todo lo seguía atormentando, y cada vez que cerraba los ojos, los recuerdos volvían como fantasmas.

Rigor, aunque había recuperado su físico habitual, con músculos bien definidos y una postura fuerte, su rostro delataba el desgaste profundo de haber sido el recipiente de Evil Victor. Las cicatrices invisibles del tormento mental y el agotamiento físico dejaban su huella. Las ojeras, la piel un poco más pálida de lo normal, y el leve temblor en sus manos mostraban las secuelas de haber albergado a una entidad tan oscura y poderosa en su interior.

Cada vez que miraba su reflejo, Rigor no veía a su antiguo yo. Sabía que, aunque su cuerpo se había curado, su mente aún estaba atrapada en la lucha, cargando el peso de todo lo sucedido. Dariel, observándolo en silencio, notaba ese cambio en él. No era solo cansancio; era como si parte de la esencia de Rigor hubiera sido afectada para siempre.

— "Rigor..." — comenzó a decir ella, con una mezcla de preocupación y frustración, pero sus palabras se quedaron en el aire. Ambos sabían que las heridas que llevaba por dentro tardarían más en sanar.

Rigor, sintiendo el peso del agotamiento aún en su cuerpo, apretó con fuerza las sábanas mientras intentaba levantarse de la cama. Apenas estuvo de pie, una sensación de mareo lo invadió, obligándolo a sentarse de nuevo. Cerró los ojos por un momento, respirando profundamente, intentando estabilizarse. A pesar de su deseo de ponerse en pie y seguir adelante, su cuerpo aún le pedía descanso, un recordatorio de todo lo que había pasado.

Dariel, observándolo desde un rincón, se acercó lentamente, sin decir una palabra al principio, pero con evidente preocupación en su mirada. Rigor, con una mezcla de frustración y determinación, levantó la vista hacia ella, tratando de mostrarse más fuerte de lo que se sentía en ese momento.

— "Tienes que tomártelo con calma..." — le dijo Dariel suavemente, arrodillándose a su lado. — "No puedes forzar a tu cuerpo ahora."

Rigor solo asintió, sabiendo que tenía razón, pero sintiendo la necesidad urgente de recobrar sus fuerzas por completo.

Rigor, aún sintiéndose débil, levantó su mano derecha y lentamente comenzó a concentrar su energía. Poco a poco, una pequeña esfera de luz morada comenzó a formarse en su palma, emitiendo un leve resplandor que iluminaba la habitación con suavidad. La bola de energía era estable, perfectamente controlada, sin el riesgo de explotar.

Con una sonrisa cansada pero genuina, Rigor extendió la esfera hacia uno de sus hijos, que lo observaba con curiosidad desde el borde de la cama. Sabía que la energía no representaba peligro alguno, y su intención era solo compartir un pequeño momento de conexión con ellos, algo que había anhelado durante su recuperación.

— "Mira, esta es para ti," murmuró, con la voz aún débil pero con cariño, mientras el pequeño observaba fascinado la bola de energía flotando frente a él.

Dariel, que los miraba desde la distancia, no pudo evitar sonreír un poco al ver cómo, a pesar de todo lo que había pasado, Rigor intentaba mantenerse conectado con sus hijos.

La pequeña hija de Rigor tomó la bola de energía con sus manos diminutas y, para sorpresa de ambos padres, comenzó a manipularla con una facilidad increíble. La esfera morada flotaba suavemente entre sus dedos mientras ella la hacía girar, creando pequeños patrones de luz en el aire. Cada vez que la movía, la bola respondía como si fuera una extensión natural de ella misma.

Rigor, aún sentado en la cama, la miraba con asombro. Sabía que la energía era parte de él, pero ver a su hija controlarla de esa manera, sin esfuerzo alguno, lo sorprendió profundamente. Era como si la niña hubiera heredado más que solo su fuerza física, como si ya tuviera una conexión innata con ese poder.

— "Increíble...", murmuró Rigor, observando cómo la pequeña sonreía mientras jugaba con la bola.

Dariel, al ver esto, también se acercó un poco más, sorprendida, pero en el fondo también orgullosa. Había algo especial en su hija, algo que tal vez aún no comprendían del todo, pero que sin duda sería parte de su futuro.

Fin.