Sentado en medio de ese montón de adolescentes, viendo como vivían una vida que yo nunca pude. Hablaremos de eso después, lo único que espero ahora es que nadie de aquí me reconozca. No tardé más de una hora preparándome para que llegue cualquier conocido y me reconozca. Bebí de mi vaso en el cual había un poco de vodka rebajado con mucha soda de mango, haciendo que su sabor fuera más agradable. Me levanté de la silla en la que me encontraba para caminar con inseguridad entre los cuerpos que yacían bailando, intentando caminar lo más femenino posible. Llegué a la pequeña barra donde estaban un par de chicos y chicas charlando y riendo mientras bebían.
—¿Quién te dijo de la fiesta?— escuché una voz femenina, al instante traté de identificar de quien era. —¡Hey, tú!— gritó ésta vez, ahora si sabia quien era y por supuesto me estaba preguntando a mi.
—Cris me dijo que me vería aquí ¿Lo conocen?— pregunté forzando mi voz para que pareciera lo más femenina posible, parecía que no habían escuchado, la música estaba muy alta y a eso hay que agregar que la casa era bastante pequeña y había mucha gente hablando y riendo e incluso gritando. —¡Cris!— volví a decir, bueno, gritar.
—Oh, ya veo, él siempre llega tarde, ¿Ya estás bebiendo algo?— me preguntó la chica, acercándose más a mi oído, aún así la barra nos separaba. Respondí asintiendo y enseñando mi vaso, asintieron otra vez con una sonrisa. —Él siempre llega tarde así que no te desesperes chica— repitió. Un momento ¿Me llamó chica? Empezó a vibrar mi celular, lo saqué y era el quien me había mandado un mensaje.
/¿Llegaste al lugar?/ -Cris
/Si, llevo más de media hora aquí. ¿Estas bien?/ -Respondí.
Había hablado con Cris durante 3 meses después de nuestro primer encuentro en el billar, sin habernos visto ni una sola vez en persona, solo mensajes de texto, en esos tres meses me dediqué a explorar un poco más sobre mi, aprender más sobre que soy y que me gusta, sin embargo, parecía que no progresaba nada, hasta hoy. Que reuní todo el valor de mi vida y salí vestido… De una manera diferente, si es que podemos llamarlo así. Y me siento diferente, como si fuera otra persona…
—¿Cómo te llamas?— escuché preguntar al chico junto a la chica que me había hablado en un principio.
—Annie— dije con fuerza pero sonando femenina. Era la primera vez que usaba ese nombre con más personas. No tienen idea del nudo que se hizo en mi garganta.
—Ah, ya veo, Cris no deja de hablar de ti, nos dijo que ha esperado mucho por conocerte— me dijo el chico de manera amable con una sonrisa.
—Solo ten cuidado con Bonnie— me dijo la chica mientras señalaba a otra que bailaba entre la multitud. —Es la exnovia de Cris y es una tóxica, de lo peor.— ¡Eso! Sabía que faltaba ese cliché, el chico estereotipo tiene una exnovia perfecta y ahora tengo que luchar por su amor o alguna mierda así. Paso. —Solo ignórala.— terminó de decir la chica.
—Eso haré— dije para después ver mi celular.
/Ya estoy en la esquina/ -Cris
/¿Quieres que salga?/ -Respondí.
/Si tú quieres, pasaré a comprar cerveza, por llegar tarde/ -Cris
/Te acompaño entonces/ -Respondí.
—Iré a buscar a Cris, ya está cerca— dije con una sonrisa dejando mi vaso en la barra.
—Ve con cuidado y dile que se apresure, que casi se acaba la cerveza— dijo el chico con una sonrisa. Asentí y me comencé a caminar entre la multitud nuevamente dirigiéndome a la puerta de la casa, salí y bajé las escaleras para poder llegar a la calle. Los nervios estaban comiéndome por completo. Muchas preguntas sonaban por mi mente. ¿Le gustaré a Cris de esta manera? Si estuviéramos juntos, ¿Funcionaria? Otra vez… ¿Esta es la vida que quiero?
Habíamos hablado de este día y de como sería durante una semana. Le había mandado foto de que usaría, para que se hiciera una idea de cómo me vería, falda negra ajustada con pequeños cuadrados cafes por encima de los muslos que hacia resaltar mi trasero y cintura que había trabajado mucho durante estos meses, medias negras, tenis converse negros, una blusa de manga larga de color negro ajustada, una peluca de cabello castaño oscuro que apenas y pasaba por los hombros y una chamarra de mezclilla que llegaba apenas a mis costillas. Y bueno, mi cara con un delineado simple unas cuantas sombras a los ojos y un buen labial rojo bajo mate, hacían que pareciera una auténtica chica, al menos eso creo yo.
Lo pude ver por fin, a lo lejos, afuera de una tienda, miraba su celular como si esperara un mensaje.
/Te veo/ -Envié.
Al instante separó su vista del celular y me miró mientras me acercaba cada vez más a él. Su expresión cambió por completo cuando me vio. Tengo que decirlo la canción de Isabela Merced "Chocolate" sonaba en la fiesta y se escuchaba desde la calle que sin duda me hacía sentirme sexy mientras que caminaba hacia Cris. Finalmente estoy frente a él, el solo sonreía y su rostro reflejaba asombro.
—¿Cómo me veo?— le pregunté para después dar media vuelta.
—Irreconocible, por poco y pensé que no eras tú, te vez… Increíble.— dijo con una sonrisa para después relamerse los labios levemente.
—Bueno, el único día que nos vimos estuviste demasiado ocupado cogiéndome como para guardar información sobre mi rostro.— bromee. Soltó una pequeña risa.
—Solo puedo decir que te ves increíble. ¿Cómo te sientes? Hasta tu voz es diferente…— me preguntó.
—Estuve preparándola para hoy, y bueno… Me siento bien, diferente, es extraño. Supongo que me gusta.— respondí tratando de controlar mis nervios.
—Bueno, disfruta esta noche, y si te gusta, podemos repetirlo las veces que quieras.— me dijo para después caminar directo a la tienda. Lo seguí. Compramos la cerveza y nos dirigimos nuevamente a la fiesta.
—Ya conocí a dos de tus amigos, todos parecen muy amables, parece que no notaron que soy un chico…— sentí que me jaló de la mano atrayéndome hacia él. Nos miramos fijamente.
—Olvida eso, hoy no eres un chico, hoy no eres Light. ¿O si?— me preguntó con seriedad. Negué con la cabeza. —¿Entonces por qué te preocupa lo que los demás digan o piensen? Tienes que olvidarte de ellos, hoy vienés a divertirte, ¿No? ¿Annie?— mi corazón se aceleró. —Olvida quien eras, hoy eres alguien más, hoy eres finalmente tú. ¿No?— preguntó nuevamente. Asentí con una sonrisa para después tragar saliva, justo después acercó rápidamente su rostro al mío para darme un ardiente beso, que había estado esperando durante meses. Mierda, que bien se siente. Nos separamos unos segundos después. —Me moría por hacer eso…— dijo agitado.
—Yo moría por que lo hicieras…— dije con una sonrisa. Cris tiene razón, hoy no soy Light, hoy soy alguien más, hoy soy Annie Storm.