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1. Nuestros padres

POV ALEXANDRA

Hoy me había levantado de mal humor porque no había logrado dormir bien. Había tenido una pesadilla del momento en que Megan y yo estuvimos encerradas en ese asqueroso sótano junto otras chicas. Habíamos pasado allí doce años de nuestras vidas hasta que logramos escapar.

Para nuestra suerte, Analissa, nuestra madre adoptiva, nos había acogido en su casa junto a su marido y nuestro padre adoptivo, Francesco y desde esa habíamos vivido bien y nadie se había metido con nosotras, no sé si fue por todo lo que habíamos hecho la última vez que trataron de hacerlo o por los gorilas que llevábamos detrás siempre ya que nuestro padre es como lo quería, por lo que decía para protegernos, cosa que estoy segura que lo veía necesario ya que se dedicaba al narcotráfico y tráfico de armas por todo el mundo. En las calles lo conocían como el Titano di Ferro, era el mayor narco italiano que había en este momento, y uno muy influyente debo decir.

En este momento estaba yendo hacia el comedor para desayunar y donde seguramente me estarían esperando los demás. Nada más llegar tanto mi madre como mi padre me sonríen, pero al fijarme en Megan, sé que ella sabe que no estoy bien.

"Hola querida, ¿Qué tal dormiste?" Cogí el zumo y eché un poco sin mirar en la dirección a Megan. "Bien y buenos días a todos. ¿Alison no baja todavía?" Mi madre negó mientras cogía una tostada de la fuente. "Hoy va más tarde al colegio."

"La puedes llevar, tengo que encargarme de una cosa y no voy a poder llevarla." La mirada de Analissa brilló como siempre que le pedía que llevase a Alison al colegio, lo que me hacía feliz. "No te preocupes que la llevaré encantada." Asentí y pasé a beber el zumo que me había echado.

"Que sepas que eres una mentirosa Alexandra." Mis padres pasan a mirar a Megan, la cual estaba mirando en mi dirección negando con la cabeza. "No le llames eso a tu hermana, Megan."

Esta pasó a mirar a mi madre y dejó la servilleta en la mesa, cruzando sus brazos delante de si misma y mirando seria a mi madre la se podía ver que estaba molesta por lo que acababa de decir mi hermana. "Es que no está diciendo la verdad. Se ve a las leguas que no ha dormido."

"¿Es eso cierto, Ale?" Cerré los ojos por un momento y dejé salir el aire de mis pulmones lentamente antes de centrarme de nuevo en mi madre. "No he dormido bien porque estamos acabando con los exámenes y estoy un poco estresada, eso es todo." Francesco acabó por dejar la servilleta en la mesa y negó al igual que estaba haciendo mi hermana, mientras mi madre seguía centrada en mí. "Pero te pasas el día estudiando, ya verás cómo tendrás muy buenas notas."

Una pequeña sonrisa apareció en mi rostro y pocos segundos más tarde, en el rostro de mi madre también "Esa es la intención mamá." Francesco carraspeó y todas centramos nuestra atención en él. "Tu madre tiene razón, no deberías de preocuparte tanto por eso. Estoy muy orgulloso de vosotros chicas y contento de poder llamaros hijas."

En el rostro de mi hermana y el mío apareció una sonrisa, porque nosotras si que estábamos agradecidas de que nos acogiesen en su casa como si nada. "Nosotras también estamos contentas, papá, os queremos mucho." Megan asintió mientas que Francesco cogió la mano de Analissa y le dio un pequeño beso. "Las gracias dárselas a vuestra madre que fue ella la que os encontró y os trajo a casa."

"No tienen nada que agradecer, ya fue mucho que todo el mundo las dejase ir sin prestarle la más mínima atención." Megan volvió a cruzarse de brazos mientras yo seguía mirando en la dirección a nuestros padres. "Créeme que prefería que no me prestasen atención a que lo hiciesen y fuesen unos gilipollas." Analissa cogió una bocanada de aire "Esa boca, Megan." Lo único que hizo Megan fue rodar los ojos y se disculpó, lo que estoy segura de que no lo sentía de verdad, por lo que decidí apoyar a mi hermana, porque lo que decía era lo que ambas pensábamos.

"Mamá, Megan tiene razón, prefiero que los demás no se hubiesen fijado o pasado de nosotras, porque de no ser por eso, no estaríamos aquí, asique es lo mejor que nos pudo pasar." Megan sonrió y acabó por apoyar su codo en mi silla. Sé que sabe de sobra lo que me pasa y que lo que le conté tanto a Analissa como a Francesco es mentira, pero no los quiero preocupar con mis problemas de lo que pasó hace años.

"Por cierto, chicas, me llamó vuestro psicólogo diciéndome que seguís sin hablar." Los rostros de tanto Francesco y Analissa pasaron a ser de preocupación, lo cual era algo que ninguna de las dos queríamos que tuviesen, y menos que se preocupasen por nosotras por ese tema, porque estábamos mucho mejor que hace años. "No le voy a contar nada a un desconocido papá, eso lo puedes tener más que claro." Dije "Él solo os trata de ayudar." Rodé mis ojos y esta vez fue Analissa la que cogió la mano de Francesco. "Me da igual, yo no pienso contarle mi vida a alguien que siempre está sonriendo y te dice que tienes que sacar todo fuera que puede afectar cuando ni el mismo sigue sus propios consejos."

Megan dejó su mano sobre mi pierna, la cual ya estaba subiendo y bajando rápidamente "Alexandra tiene razón, si algo aprendimos fue a leer el lenguaje corporal, y si ni él sigue sus propios consejos, nosotras menos lo vamos a hacer." Ambos suspiraron y por millonésima vez en estos seis años, estoy segura de que nos querrían convencer de que deberíamos hablar, cosa que no queríamos hacer "Entonces os buscaré otro para que os atienda."

Esta vez fue nuestro turno para suspirar. No sé por qué no entienden que lo nuestro no se lo vamos a contar a cualquier persona "Déjate de psicólogos papá, porque no pienso hablar con nadie." suspiré "Pero tenéis que hablar de lo que pasó allí dentro."

Cerré los ojos y Megan apretó un poco mi hombro "Ni de coña. No pienso hablar de eso con nadie." Mi hermana acabó por cogerme la mano que tenía sobre mi muslo y empezó a hacer círculos en el dorso de mi mano, ella sabía que no me gustaba hablar de esto "Ale, tu padre tiene razón, lo mejor es que os saquéis eso de dentro." negué, manteniendo los ojos cerrados "Megan que haga lo que quiera, pero yo tengo más que claro que eso no lo haré. Y ahora si me disculpáis, me voy al jardín."

Con eso me levanté de la silla y empecé a dirigirme al jardín. Escuché como mi madre me llamaba y también como Megan les decía que vendría a hablar conmigo, pero no quería hablar con nadie. Quería estar sola, aunque tratándose de Megan, no me iba a dejar en paz hasta que hablase con ella. Sólo hablábamos entre nosotras lo que había pasado allí dentro y eso no pasaba muy a menudo porque nos queríamos olvidar de eso a toda costa, pero empezaba a entender que eso no era posible. Cuando estaba un poco alejada de la casa, me senté en el césped y esperé a que Megan hiciese lo mismo a mí lado.

"Tuviste pesadillas de nuevo ¿verdad?" dijo mirando en mi dirección "Esto es una mierda." Megan suspiró y su mano no tardo en tocar mi espalda "Lo sé, parece que no se van a ir nunca. Igual papá y mamá tienen razón. Creo que lo mejor será hablar de lo que nos pasó, sobre todo tú, Ale." Dejé de mirar al infinito para mirarla. Ella mejor que nadie sabía que no hablaría con nadie de lo que pasó allí dentro.

"Yo no pienso hablar de eso Megan, tu haz lo que quieras, pero yo sé que si hablo me sentiré peor de lo que me siento en este mismo momento." dije volviendo a centrar mi mirada en el horizonte "Yo pienso igual. Además, todos los psicólogos a los que nos enviaron en estos años son todos unos farsantes, o que se quedan mirando embobados para nosotras. Yo solo digo que tal vez podría ayudarte con tus pesadillas, al final ya pasaron seis años."

"No tiene nada que ver, Megan. No quiero hablar de ello y punto" suspiró y centró su mirada en el horizonte "Lo sé."

"¿Sabes?, me pregunto dónde estarán metidos esos tipos." Con eso gané de nuevo la atención de Megan, la cual pasa a mirarme, y con un brillo en sus ojos. "No tengo ni la menor idea, ni los hombres de papá lo encuentran, y eso ya es complicado." Asentí a pesar de sabía que no había nadie mejor que nosotras para encontrarlos, al final los conocíamos mejor que cualquier persona.

"Pienso lo mismo. Pero quiero acabar con ellos. Hacerlos sufrir como hicieron ellos con nosotras." asentí, porque realmente estaba más que de acuerdo con ella, quería acabar con esos tipos yo misma, y eso no sería posible hasta que no los encontrásemos. "No te preocupes, nos vengaremos, sólo tenemos que ser pacientes. En algún momento saldrán de su escondite y la cagarán, y ahí estaremos nosotras."

"Se van a cagar." Una pequeña risa escapó a través de mis labios. "Obviamente, al fin y al cabo, somos D'angelo, hijas del temible Titano di Ferro." Asentimos, porque en este preciso momento era verdad "En caso de que supiesen como es en realidad, no le tendrían tanto miedo." Nos callamos mirando hacia el horizonte, yo al menos viendo como lentamente el sol iba subiendo con el paso de los minutos.

"¿Sabes Ale?" Pasé a mirar a mi hermana, la cual seguía mirando hacia el horizonte. "¿Qué?" dejó de mirar el horizonte, centrando su mirada en mí. "El otro día escuché a papá hablar de que nos tenía que preparar." dijo, lo cual me confundió, porque estamos preparadas para cualquier cosa, realmente, y Francesco lo sabe "¿Preparar para qué?" dije confusa "No tengo ni la menor idea. Estuve pensando que tal vez era para que nos defendamos, pero para eso ya nos manda a clases de artes marciales y defensa personal." me encogí de hombros "Ya nos contará cuando sea el momento."

"Venga, que vamos tarde a la universidad. Y créeme, no quiero llevarme otra bronca por llegar tarde." No pude evitar reírme, porque la verdad me importaba entre poco o nada la universidad, tenía buenas notas y sabía de sobra que al final de este año tendría el título.

"¿La temible Megan tiene miedo de llevarse una bronca del rector? No me lo puedo creer." negó "No le tengo miedo al rector, pero te recuerdo que hacemos esto para que papá y mamá se sientan orgullosos de nosotras. Que a ti no te importe llegar tarde o directamente no ir a clase no quiere decir que yo pueda permitirme el lujo de faltar a clase. No todos tenemos tu cerebro privilegiado."

"No lo es, solo que prefiero hacer cosas que me mantengan la mente ocupada, y sentada en clase escuchando a alguien leer un libro no ayuda a conseguir mi objetivo." se giró en mi dirección porque tengo más que claro que sabía a lo que me refería "Entonces debo suponer que hoy no vas a ir a clase." negué y seguí mirando hacia el horizonte. "¿Y con que te distraerás?" me encogí de hombros "Solo espero que no te vayas a acostar de nuevo con Adriano. Cómo papá se entere le manda cortar la yugular." me reí en mi mente, porque no sé por qué pensaba eso, pero tampoco le iba a decir que no era cierto, es más, prefería que lo pensase para que no preguntase demasiado lo que fuese a hacer en su lugar

"A mí me da igual. Además, de cualquier manera, si papá se entera de que está más pendiente de las tías que le pasan por delante de las narices que cuidarnos a nosotras, acabará con él igualmente." Megan asintió "Sólo espero que no te encariñes con él." rodé los ojos, porque si algo no haría, era encariñarme con él, es más, prácticamente no lo podía tener a mi lado. "Hay pocas personas que les demuestro mi cariño, y ni a vosotros, asique no esperes que me encariñe con un gilipollas que se tira a todo lo que se mueve." ahora fue el turno de Megan de rodar los ojos "Estás dentro de ese grupo." me encogí de hombros, porque a pesar de que eso no era cierto, ella pensaba que sí.

"Perdona, pero yo voy con él porque puedo y porque debo admitir que se maneja bien en la cama." negó "No sé cómo eres capaz de acostarte con alguien después de todo lo que pasamos." miré hacia el horizonte de nuevo "Porque me ayuda a no pensar y a este le dices que pare y lo hace, no como esos animales." Megan sacó la mano de mi brazo y seguramente adoptando mí misma posición "Me gustaría tener tu valentía, Ale, de verdad te lo digo, ahora vayámonos antes de que sea papá el que nos mate a nosotras." si ella solo supiese que nada de lo que pensaba era cierto.

Nos levantamos del césped y nos adentramos en la casa para coger nuestras cosas. Nos despedimos de nuestros padres y nos metimos en el coche. Cuando llegamos a la universidad, Megan se despidió de mí y entró en la universidad mientras yo llevaba a Adriano pegado a mí culo.

"¿Quieres dejar de mirarme así? Estúpido" dije tranquilamente, pero con cara póker "Lo siento señorita." Asentí, porque al final no es algo demasiado relevante, solo que tenía sueño y estaba enfadada por tener de nuevo una de mis pesadillas de nuevo. "Si. ¿A dónde quiere ir hoy?" dijo detrás de mí, pero a una distancia prudente "Nos iremos a visitar a un conocido que espero que tenga la información que necesito." Asintió.

Nos metimos en el coche y nos fuimos a la dirección que le había dado. Este eran los momentos que aprovechaba para investigar sobre el paradero de esos gilipollas, porque no podía esperar más. Sé que Francesco estaba haciendo todo lo necesario para encontrarlos, pero eso ya no era suficiente para mí. Necesitaba encontrarlos y acabar con ellos con mis propias manos. En esto es en lo que invertía mi tiempo y no en acostarme como Adriano como pensaba Megan. Nunca me acosté con nadie después de lo que pasamos allí dentro, sólo se lo había confirmado para que no se meta en mis asuntos. No dejaré que se manche las manos de sangre por un par de gilipollas, de eso me encargaría yo. No iba a permitir que la chica que había estado a mí lado desde siempre allí dentro y la que me era leal y buena persona, se manchase las manos, antes por encima de mi cadáver.