webnovel

Gantz: AQP

Javier Ávila es un estresado universitario que llegó a un restaurante, donde sus planes se frustran por los malos tratos de las personas que lo rodean. Agobiado por la situación, un inesperado incidente pone fin a su ordinaria vida y así comienza su lucha por sobrevivir. Ahora está envuelto junto a otras personas, en una matanza nocturna de la cual no pueden escapar. Un enorme agradecimiento a Edward Trulooks, quien alegró mi día dedicando la hermosa portada que pueden apreciar. Si gustan, les sugiero seguir su pagina y apoyar su arte. Basado en el manga original Gantz de Hiroya Oku, todos los derechos pertenecen al autor original. Esta historia es ficción, cualquier parecido con lugares o situaciones no tiene nada que ver con la realidad y solo son tomados de referencia.

DaSaInN · Cómic
Sin suficientes valoraciones
14 Chs

Capítulo 11: Monstruos andinos I

La misión había comenzado, el lugar donde fueron mandados era una zona de verdes andenes cerca de Sabandia. El paraje nocturno dificultaba la visión, poco a poco los integrantes del grupo fueron llegado, rápidamente Cesar reunió a los que tenía cerca y se sorprendió al ver el vehículo de Katy así que tomó ese lugar como punto de encuentro.

—Conozco este sitio, estamos en Sabandia ¿No? Pueden matar a ese monstruo, alíen o lo que sea, nosotros nos largamos de aquí. —Dijo el joven minero Claudio dándole un codazo a su compañero y Delia se puso delante de ellos deteniéndolos.

—Por favor no se vayan, estamos dentro de un área especial... Si salimos escucharan un pitido de advertencia, luego de eso sus cabezas explotaran. Créanme, lo he visto pasar. Javier, tu sabes leer el mapa en ese aparato del traje, dinos cómo hacerlo. —Mencionó Delia decidida a impedir que ellos se vayan.

—Cierto, con eso también podremos saber el número de enemigos, los que tienen el traje toquen sus muñecas, ahí encontraran una pequeña maquina como el control de un televisor y aprieten estos botones para ver el mapa. —Javier mostró como sacar ese artefacto, al mismo tiempo les enseñó los botones a tocar para activarlo.

—¡Ah! ¿Qué está pasando? —Exclamó asustada la muchacha provinciana, esta comenzó a desvanecerse soltando unos rayos pequeños del traje y la sorpresa de todos fue grande al ver esto.

—E-Ella esta invisible, no la veo pero puedo sentir que está aquí. —María la había tomado de los hombros mientras se desvanecía, la muchacha provinciana apretó los mismos botones y se volvió visible.

—Que miedo, gracias señorita por agarrarme. —Dijo aliviada la muchacha.

—Logré ver que apretó antes de desaparecer, fueron estos botones —mostrándoles los botones—. Dejando eso de lado, así verán el mapa —en la pantalla se visualizó el mapa y dejó frío del miedo al joven—. Ce-Cesar... Creo que estamos jodidos. —Dijo el muchacho compartiendo su pantalla, la cual mostraba varios círculos rojos dentro de una gran área cuadrada.

—Es imposible... Puedo contar a unos 24 pequeños, 8 regulares, 4 medianos y ese grande debe ser el Kharisiri. Esto es una locura, el alíen espinas casi nos mata a todos esa vez y solo eran 3 medianos y el gigante. —María cayó al suelo desesperanzada, Yesica fue a intentar que volviera en si sacudiéndola.

—Eso hace un total de 37 enemigos, si son tan peligrosos como el alíen espinas estaremos muertos. Miren aquí, tenemos uno cerca que esta solitario. Yesica, ve con Javier y Sixto, usen esa invisibilidad solo cuando estén cerca, no sabemos si tiene un tiempo de duración o si gasta energía del traje. El resto se quedará conmigo, iremos cerca de ese muro para evitar ser sorprendidos. —Cesar manejaba bien la situación, era notorio que es un líder nato.

Con las posiciones listas, los tres indicados comenzaron su caminar hacia el encuentro con la criatura que marcaba el mapa. Fueron apresurando el paso pero con cautela, bajaron unos dos andenes hasta estar cerca de 30 metros de su objetivo. Yesica indicaba los movimientos para avanzar, caminaron despacio sin hacer ruido hasta que escucharon los bramidos de un animal.

Javier indicó activar la invisibilidad para acercarse, cuando estuvieron a una distancia segura se levantaron para mirar al monstruo y lo que vieron les hizo un nudo en la garganta. A solo unos 10 metros de ellos estaba una criatura similar a un auquénido pero con un deforme rostro humano, sus ojos amarillos resaltaban en la noche, de su hocico caía espesa saliva, tenía la lana enredada por suciedad, media siquiera unos 2 metros, bramaba haciendo grotescos sonidos de excitación, "Jar Jar Jar" la criatura violaba a una mujer que parecía estar en trance y su víctima vomitaba espuma mientras ese monstruo la montaba violentamente.

Yesica no pudo aguantar ver esa hórrida escena, comenzó a correr moviendo el pasto que la rodeaba, lo cual llamó la atención de la bestia pero al no poder ver a su enemigo fue sorprendido, Yesica desenvainó la espada y le cortó el cuello de un tajo. Javier no se quedó atrás, desactivo el camuflaje y disparó al cuerpo decapitado que aún se movía soltando sangre a los lados, segundos después explotó dejando a su víctima en paz.

—Eso fue asqueroso, que clase de monstruo es este... Javier, ayúdame con la mujer que está abajo, tenemos que salvarla. —Yesica retiró los restos del monstruo de la espalda de la mujer, solo para ver que la víctima tenía todo el vientre desgarrado, los intestinos de esa mujer estaban desparramados sobre el pasto y tal visión le revolvió su estómago pero más la consumía la furia por lo sucedido.

—Ya no podemos hacer nada por ella, no te sientas culpable, Yesica... Ella estaba condenada antes de que llegáramos aquí, será mejor que no sufra. —Javier sacó su pistola, dio un disparo a la cabeza de esa mujer.

—Eso no puede ser real, si hay más monstruos como ese... ¿Cómo siquiera pueden existir sin que alguien los notara? —El estado mental del minero Sixto no era el mejor, sus creencias se venían abajo.

—Tenemos que matarlos, Javier. Estas cosas son un peligro para todos... Tal vez, solo tal vez, es para eso que fuimos revividos —recogiendo la cabeza de ese monstruo—. Llevemos esto con Cesar, será una muestra de lo que estamos enfrentando. —Yesica caminó frustrada, Javier dio una palmada en el hombro de aquel asustado hombre para indicarle que avanzarían.

Mientas los eventos anteriores tuvieron lugar, poco después de aparecer en Sabandia, aquel proxeneta comenzó a correr entre los pastizales para irse de ahí. No le importaba el asunto de la habitación, peor aún tenía mucho rencor contra las muchachas que lo humillaron fácilmente, su orgullo de hombre estaba herido y quería tener la oportunidad de vengarse. En su huida comenzó a escuchar suaves risas cerca, estas llamaron su atención y decidió ir hacia el origen de estas. Cerca de un gran árbol de molle se encontraban tres mujeres vistiendo ropa transparente, estas juguetean sensualmente mientras acarician sus cuerpos entre ellas. El proxeneta se vio atraído por ellas, tienen pieles blancas y una cabellera color ébano, sus cuerpos son perfectos y voluptuosos.

—Madre mía, que delicias de mujeres. —Dijo el proxeneta llamando la atención de esas damas, estas giraron sus rostros para verlo y comienzan a llamarlo seductoramente.

—Ven con nosotras, amor. Se harán realidad tus fantasías, solo tienes que complacernos, acércate y haznos tuyas. —La voz de esas mujeres sonaba melosa pero hacían un extraño eco, descubrían sus pechos mostrando sus partes íntimas como invitándolo.

El instinto de macho nubló la razón del proxeneta, no se preguntó el por qué estaban esas mujeres ahí, ni siquiera que este evento era sospechoso, a él solo le importaba satisfacer sus deseos carnales, con esas mujeres que se le ofrecen. El hombre caminó apurado hasta lanzarse sobre la más voluptuosa de ellas, ya en sus brazos comenzó a acariciarle y chuparle los senos. Las otras dos lo rodearon quitándole la ropa, le iban besando la espalda pero le dejaban marcas de moretones por donde lo hacían. Sus caras se iban deformando alargándose, sus dientes se hicieron grandes y sus rostros era similares a los de una mula. Las lenguas de estas mujeres entraban por heridas que hacían en el cuerpo del proxeneta, parecía que le inyectaban algo dentro.

Los ojos de este hombre se pusieron blancos, en su piel se iban formando gruesas venas moradas que iban invadiéndolo, el pellejo se le fue rompiendo lentamente mientras sus ojos se inyectaban de sangre. Miró a su alrededor, notó que las mujeres se habían vuelto unos monstruo con las partes inferiores de caballo, sus deformes rostros formaban horribles expresiones mientras metían más sus lenguas dentro de su cuerpo. Lentamente el cuerpo de este hombre fue cambiando de forma, sus huesos sonaban como rompiéndose y su piel se estiba mientras su tamaño se incrementaba.

Volviendo al sitio seguro donde indicó Cesar quedarse, el grupo vio como los otros tres regresaban pero tenían un mal presentimiento por los rostros que tenían, Sixto estaba caminando abrazándose y temblaba de miedo mientras murmuraba plegarias.

—¿Qué fue lo que encontraron? —Preguntó Cesar interesado cuando llegaron, Yesica y Javier se miraron un momento, ella lanzó la cabeza cercenada de esa bestia.

—Es peor de lo que pensamos, encontramos a este monstruo violando a una mujer... La maté por piedad, pues le destrozó el abdomen. —Dijo Javier dejado estupefactos al grupo.

—No tenías que ser tan directo, Javier... —Mencionó Yesica viendo el temor en todos.

—Está bien, Yesica. Es mejor que lo diga de esa forma —dirigiéndose al grupo—. Pueden ver ahora que esto es real, a lo que nos enfrentemos intentara matarnos y no esperen piedad alguna. Como dije al principio, no están obligados a pelear, pueden ayudar en lo que necesitemos y no ser un estorbo. —Cesar fue severo con sus palabras y los mineros se vieron desconcertados.

—Esto es una porquería, vámonos Edgar ¿Por qué tendría que escuchar a un descono...? —Decía Claudio siendo interrumpido por Sixto, este le dio un golpe en la mejilla que lo mandó al suelo.

—¡Claudio, deja de escupir mierdas! Yo vi a esa cosa violando a una pobre mujer. Si no vas a colaborar, al menos no arrastres a Edgar en tu terquedad. —Sixto corrió hacia los maletines que trajo y se los arrojó a sus jóvenes compañeros.

—Lo siento, Claudio. Pero yo voy a quedarme con el señor Sixto. Lo conocemos de tiempo, por su cara no parece estar mintiendo. —Edgar tomó su maletín y se fue tras un muro a cambiarse.

—Cagada de *chupamedias, me quedaré pero no voy a ponerme esas cosas asquerosas. —Claudio le pidió un arma a Cesar y este le entregó una pistola.

*chupamedias: Persona acomedida o lambiscona que solo busca complacer a sus superiores para recibir tratos especiales.

Cesar reunió a todo el grupo, recién se dieron cuenta de que faltaba el proxeneta pero no les importó donde pudo irse. Javier les enseñó a los nuevos como usar las armas, el practicó días antes y descubrió un secreto en los dos gatillos, así mismo del retraso para destruir tras impactar, también les explicó las ventajas del traje y como es que se activa.

Con lo más básico para su defensa, Cesar les informó de la estrategia para comenzar a moverse. Según el mapa, un gran número de enemigos estaba concentrado en lo que sería un parque, pero habían pequeños grupos de entre 3 a 6 en los alrededores y algunos de solo uno que se movía como buscando algo. Cesar dividió en tres grupos a los presentes, el primero estaría compuesto por Javier, Katy, el muchacho emo y Copetín, ellos como grupo de asalto para eliminar enemigos. Mientras el segundo por Yesica, Sixto, Edgar y Claudio, encargados de interceptar monstruos que se aproximen mucho a la zona segura. Cesar se quedó en la base junto a Delia, la muchacha provinciana, aquella trabajadora sexual y el gato, ellos resguardarían a quienes no pueden pelear.