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Una Señal.

En el medio de la inmensidad de aquel vasto e inmenso océano que, a ojos de cualquiera que se hubiera encontrado allí presente bien podría llegar a parecerle virtualmente infinito; un silencio prácticamente absoluto se cernía sobre la integridad de aquella inmensidad. Tan solo el suave sonido producido por el levísimo ondular de las olas que golpeaba a aquella solitaria embarcación parecía lograr ser capaz de quebrantar tan completa carencia de sonido que develaba la ausencia casi total de vida que imperaba por todo aquel vasto y sereno mar. Una sensación que tan solo parecía acrecentarse cuando aquella señera embarcación de guerra que alguna vez había gozado y experimentado de días mucho mejores era lo único que parecía ser capaz de delatar alguna clase de presencia en esa vacía inmensidad liquida que, hasta hacía no demasiado tiempo atrás solía ser azulosa; pero que desde hacía ya un largo tiempo se hallaba en su lugar teñida de un fuertísimo color bermellón más bien semejante al de la sangre. Como si hasta aquel amplio e ignoto rincón del mar hubiera llegado a parar toda la sangre que había sido profusamente derramada por todo lo ancho y largo de la superficie de la tierra. Y, en cierta manera, aquella última expresión no resultaba ser del todo una mera licencia metafórica; ya que, más que mal, tamaña sangría en que había devenido aquel océano había sido provocado precisamente por la ocurrencia de una dantesca catástrofe parecida a un masivo holocausto cuyas repercusiones de una u otra manera habían terminado alcanzando en mayor o menor medida a prácticamente la totalidad de la amplia faz de la tierra. Y, de entre todos los seres humanos que todavía moraban sobreviviendo entre los resabios que quedaron de aquel mundo completamente devastado, no había nadie que supiera y comprendiera mejor la significancia de aquello que todos aquellos ocupantes de aquel navío, ninguno de los cuales por cierto se encontraba en la cubierta de dicha embarcación, sino que resguardados en los más hondos recónditos de sus metálicas entrañas. Como si a consecuencia de la inmensidad y de la feroz ausencia de toda manifestación de vida, aquellos hombres y mujeres hubieran buscado replegarse para sus adentros; como si de esa manera pudieran ser ellos capaces de dar evasiva a aquella silente e implacable soledad buscando la mutua compañía de sus semejantes.

Pero tamaña impresión inicial bien pronto develaría tornándose completamente en falaz, ya que en el interior de los pasillos y dependencias que conformaban aquella nave el movimiento era escaso, y el sonido era todavía menor. Como si no resultara suficiente el silencio que campeaba allá en el exterior, parecía resultar también necesario y menester proceder a replicar con mayor fuerza la ausencia total de sonido al interior de aquel armatoste flotante. Y la razón de ello bien podía encontrarse bajo la torre de aquella nave, donde los laberinticos y estrechos pasillos terminaban desembocando en un inmenso salón. Lugar donde todos los allí presentes aguardaban en completo silencio que los, hasta entonces, inactivos monitores holográficos tridimensionales fueran capaces de reflejar con precisión que habían sido capaces de dar con el atisbo de señal que había justificado que aquella embarcación y toda su tripulación hubieran emprendido tan larga travesía hasta arribar hasta aquel lugar que, a su vez, resultaba encontrarse justo en el punto más recóndito y aislado de toda la faz de la tierra conocida.

-Si todas las informaciones obtenidas resultan ser correctas, la anomalía detectada por el Ural II debería encontrarse en condiciones de ser detectada por nuestras pantallas de un momento a otro-. Quebrantaría aquel silenció con una tonalidad ligeramente elevada en su voz una mujer que no dejaba de mantener cierto aire juvenil tanto en su vocalización como en todo el resto de su ser. Ello a pesar que su juventud hacía ya largo tiempo que se había marchado y ciertas facciones de su rostro parecían denotar que dicha jovialidad se había marchitado no tan solo con motivo del siempre inexorable transcurrir del tiempo, sino que también por causa de la violencia y la guerra que habían gobernado su destino durante buena parte de su existencia, la misma razón que la tenía allí liderando el puesto de operadoras de aquella misión.

-¿Y a qué lapso de tiempo estaríamos denominado como "de un momento a otro"?-. Exigiría saber de inmediato con voz seca una mujer de corta cabellera blonda y rostro severo y curtido, quien formaba parte integrante de quienes lideraban aquel equipo. Más concretamente, en la calidad de líder de operaciones científicas.

-Doctora, según los cálculos estimativos, ello debería ser dentro de 180 segundos a partir de ahora, con un desfase máximo de 2,5 a 3 segundos a causa de las eventuales perturbaciones gravitacionales-. Contesto la requerida, que respondía al grado militar de Teniente y al nombre de Maya Ibuki.

-¿Han reportado los vigías la presencia de objetivos indeseables cerca nuestro?-. Preguntó otra presencia femenina situada más lejos y quien comandaba todo ese operativo a la lejanía, sentada desde un punto más elevado de aquel cuarto de operaciones.

-Negativo Capitana Katsuragi-. Le respondió inmediatamente la voz de otra operaria.

-¿Que han registrado los instrumentos?

–No se han detectado registros de embarcaciones ni de aeronaves en el radar, fuera de nuestros UAV de reconocimiento y de guerra antisubmarina que periódicamente sobrevuelan sobre nosotros-. Respondió de inmediato una voz masculina correspondiente a otro de los operarios allí presentes y que respondía al nombre de Makoto Hyuga.

-Y hablando sobre guerra antisubmarina, ¿Hemos detectado objetos submarinos merodeando por las cercanías o bajo nosotros?

-Negativo, tanto los sonares de proa como de arrastre de popa no han detectado absolutamente nada. De hecho, todo parece indicar que tanto este lugar, así como todo lo que está a nuestro alrededor está completa y jodidamente muerto en decenas de millas a la redonda-. Le respondería otro operario masculino.

-No importa. No podemos confiarnos de la aparente calma de este verdadero desierto marino. Sigan observando-. Señalo aquella presencia aludida.

-Entendido-. Comentaron al unísono aquellos hombres.

Y mientras toda aquella expectativa provocaba que ninguna otra palabra importante volviera a ser siquiera musitada en aquel recinto, otra presencia que hasta entonces había contemplado todo el transcurrir de aquella escena en completo silencio permanecía a la expectativa de que todas esas pantallas e instrumentos finalmente fueran capaces de detectar aquel artefacto que habían estado buscando.

Pero en realidad, aquella joven mujer quien en absoluto silencio permanecía a la espera no se encontraba realmente reflexionando tanto en la búsqueda de aquel artefacto espacial que les había hecho navegar desde tan lejanas orillas hasta llegar a este momento donde impacientes aguardaban en la medianía de aquel inmenso océano. Más bien, sus pensamientos estaban centrándose en esos instantes en todo lo que podía significar si aquel artefacto resultaba en verdad ser el mismo que había estado encerrando todo aquello que tanto ella como todos sus otros compañeros de lucha habían tanto anhelado como, a la vez, aterrado durante tantos largos años.

-No-. Negaría de manera apenas audible con apretados labios silentes aquella mujer para sí misma. Con seguridad, todos los allí presentes tan solo estarían pensando en el "artefacto", así como en las implicancias que su hallazgo podría llegar a significar. Y sin embargo, en esos momentos ella era incapaz de limitarse a centrar sus pensamientos tan solo en el eventual armatoste que debería encontrarse orbitando allí a la lejanía muy por encima de sus cabezas. Como la gran mayoría de quienes estaban allí, sabía perfectamente bien que dentro de ese armatoste debería encontrarse aquella arma definitiva que de una u otra manera sería la clave para terminar con toda esa interminable guerra de persecución y desgaste que se había estado arrastrando desde hacía ya demasiados años. Más de 14 largos, extenuantes y jodidos años para ser todavía más precisos. Pero si todo lo que esperaban resultaba cierto y finalmente lograban encontrarlo, entonces esta eterna pesadilla finalmente podría encontrarse próxima a finalizar de una buena vez y por todas.

No obstante, y justo en los instantes en que debería estar razonando y planificando cuales deberían ser los pasos que marcarían el devenir de los acontecimientos de la manera más marcial y profesional posible, la mente de aquella muchacha no logró evitar divagar por un momento en algo que se encontraba muchísimo más lejano tanto de aquel artefacto espacial, así como todavía más recóndito que el arma definitiva que con toda seguridad debía contenerse en su interior. Mejor dicho, no pudo ella evitar pensar en el ser y el alma de alguien que, en su momento, supo pelear y hacer posible que tamaña arma se desplegara funcionando con todo su poderío y fuerza sobrenatural. Ello, aunque supiera perfectamente bien que aquel sujeto nunca hubiera sido precisamente el epítome más preciso de lo que debía ser o entenderse como un guerrero o alguien valeroso.

-Maldita sea-. Susurró de manera apenas audible al descubrirse pensando ya no en algo; sino, en alguien; en una persona que en principio no debería siquiera de ser recordada. Pero que, de vez en cuando, ella solía rememorar. De hecho, desde hacía ya un tiempo hasta esta parte ella estaba rememorándole con demasiada frecuencia. Quizás, mucho más de la que ella debería o mercería prodigar.

"¿Hasta cuándo seguirá ese recuerdo persiguiéndome?" Se cuestionaría para sus adentros mientras trataba de encontrar alguna clase de respuesta para aquel dilema.

Pero para su infortunio aquella joven piloto pelirroja que era conocida con nombre de Asuka Langley Shikinami ya no dispondría de mucho más tiempo para seguir desperdiciándolo en la profundización de todas aquellas cavilaciones. Ya que la repentina irrupción del sonido ambiente de alarma que, de golpe, paso a gobernar todo aquel lugar, la obligo a prontamente regresar la totalidad de su atención hacia lo que se reflejaba en aquellas gigantescas pantallas.

 

-El objeto apareció desde el norweste y parece dirigirse en dirección hacia el sureste-. Señaló Hyuga a la Capitana Misato Katsuragi.

-¿Podemos calcular su velocidad?-. Le requirió esta.

-Todavía no capitana-. Le respondió con algo menos de severidad aquella blonda científica de cabellera recortada casi al estilo militar y que respondía al nombre de Ritsuko Akagi.

-¿Qué es lo que podemos determinar?

-A juzgar por las señales visuales y de radio, el objeto tiene forma regular.

-¿Podría ser algún cuerpo celeste natural de origen natural?

-Negativo, el radar espacial indica que estamos frente a un objeto compuesto de una forma regular y geométricamente precisa.

-¿Podría ser basura espacial?

-No hay registro de basura espacial de tamaña magnitud.

-¡Descarten todas las posibilidades y maximicen todas las señales!-. Ordeno aquella Capitana. Acto seguido, aquellos operarios trabajaron frenéticamente tratando de escalar y clarificar al máximo posible todas aquellas lejanas y débiles señales y, después de larguísimos instantes de trabajo, el objetivo finalmente pudo apreciarse de una manera más o menos nítida en aquellas pantallas.

-Un teseracto cruceiforme-. Señalo secamente y sin ninguna emoción en su voz Ritsuko.

-¿Un teseracto?

-Una representación en tres dimensiones de lo que sería un hipercubo-. Respondió Ritsuko, con un ligero dejo de fastidio en su voz.

-¿Sea como fuere, hay señales que indiquen propulsión artificial del objetivo?-. Repreguntó con algo de molestia en su voz Katsuragi.

-No parece registrase ninguna señal en ese sentido-. Fue la respuesta brindada por otra de las operarias.

-Perfecto, ¿qué otra cosa más podemos determinar?

-Que el objeto se encuentra situado en órbita estable, sin acercarse ni alejarse de la tierra.

-¿Tenemos altitud?

-Su órbita actual se halla ligeramente a 36.000 kilómetros por encima del nivel del mar aproximadamente, con margen de error estimado de 5 a 6 kilómetros producto de la distancia y del potencial de nuestros instrumentos.

-Esperen. Esa órbita que mencionan ¿no es más o menos equivalente al rango de una órbita geoestacionaria?

-Efectivamente.

-Y sin embargo el objetivo no se encuentra fijo. ¿Correcto?

-Así es Capitana.

-Un objetivo en órbita cercana a la geoestacionaria, pero que no escapa de la atracción gravitatoria terrestre ni cae en esta. Eso no tiene sentido.

-Por el momento, la única posibilidad que podría explicar tan aparente anomalía es el objetivo podría hallarse en una órbita del tipo Molniya-. Sentenció Ritsuko.

-¿Una órbita tipo Molniya?

-En términos bien simples, se trata de un tipo de orbita excéntrica que permite cubrir de manera prolongada, mas no permanente, vastas zonas del globo terrestre. Fue utilizada por primera vez por la antigua Unión Soviética para poder así brindar máxima cobertura y comunicación a su entonces vasto territorio empleando para ello una mínima cantidad de satélites. Dicha órbita también resulta extremadamente útil para propósitos militares y de espionaje, ya que permite cubrir con gran eficiencia zonas circumpolares que las órbitas de los satélites geoestacionarios ecuatoriales simplemente no pueden alcanzar-. Respondería Ritsuko a las interrogantes de la capitana de esa misión.

-¡Esperen!-. Señalo la teniente Ibuki, atrayendo la atención de todos los allí presentes. Inclusive de cierta piloto de cabellera pelirroja que, hasta ese momento, había estado observando toda aquella escena de manera silente y completamente ausente. Acercándose discretamente hacia donde se encontraba todo ese equipo.

-¿Qué ocurre?-. Pregunto Misato.

-El objetivo parece estar desplegando de manera intermitente algún tipo de campo de fuerza.

-¿Qué clase de campo de fuerza?

-Uno que todavía no logramos especificar.

-¿Podemos determinarlo?

-No con esta distancia ni con la capacidad de esta instrumentación capitana.

-Ni modo, empleen las Magi. ¡Necesitamos tener respuesta ahora!-. Ordenó con determinación Misato, exigiendo una respuesta que demoro un buen momento en llegar. Pero cuando lo hizo, hizo que todo lo demás pasara a segundo plano.

-Aparentemente se trataría de un Campo AT.

-¿Podemos confirmar eso?-. Pregunto la capitana.

-El campo aún parece ser demasiado débil; y dada la distancia y capacidad de nuestra instrumentación, aun no resulta posible poder determinarlo de manera exacta.

-No importa, sigan trabajando. Necesitamos precisar si efectivamente estamos frente a un campo AT-. Ordenó con fuerza Misato.

Y mientras ese grupo seguía realizando frenéticos análisis, en otro sector de aquel cuarto de mando la voz de Makoto Hyuga, otro de los operarios jefes de aquella embarcación, informaba de una novedad.

-Capitana, todos los análisis parecen inequívocos, los datos indican que el tipo de señal captada resulta idéntica a la registrada en su momento por el Ural II.

-Entonces no hay duda alguna que debemos encontrarnos frente a la misma señal y objetivo-. Sentencio Misato.

-Así es Capitana. Sin embargo, todavía hay algo más.

-¿Qué más hay que agregar?

-Que al revisar las señales captadas se aprecia que estas parecen ser superiores a las registradas por dicho buque de comando.

-¿Qué quiere decir con ello?

-Que la potencia percibida ahora es superior a la registrada en su momento por el buque ruso.

-¿Podemos atribuir ello a diferencias en la medición o en la instrumentación utilizada?

-Eso es prácticamente imposible, nuestros equipos no disponen ni remotamente de la capacidad, potencia y cobertura de rastreo y análisis del Ural, por lo que nuestra capacidad de recepción y análisis deberían estar arrojándonos indicadores menores o, en el mejor de los casos, idénticos. Pero no lo contrario.

-Entonces ¿eso significaría que la señal esta incrementándose?

-Así parece. Pero también debemos de considerar otro factor.

-¿Cuál sería ese otro factor?

-Según los datos recolectados por el Ural II, ellos registraron su señal a 39.700 kilómetros de altitud, con margen de error estimado de entre 200 a 500 metros.

-Que por cierto resulta ser un margen muchísimo más preciso que la capacidad de nuestra instrumentación a tan larga distancia-. Agregó a la lejanía Ritsuko.

-Y ellos la rastrearon desde este mismo punto, ¿no es así?-. Pregunto Misato.

-Afirmativo. Ellos también vinieron acá a registrarlo desde el punto Nemo-. Respondió el operario.

-¿Entonces el objetivo estará acercándose a la tierra?

-Con estos datos, el determinarlo de manera precisa resulta todavía demasiado complicado. Ello debido a que todavía necesitamos esclarecer bien si dicho objetivo se halla en una órbita estable, elíptica o excéntrica. Y en cualquiera de estos dos últimos casos, debemos todavía determinar si el objetivo se encuentra orbitando cercano a su apogeo o a su perigeo. 

-Pero ya dicho todo esto, ¿Resulta posible determinar alguna clase de rango o frecuencia que nos permita cuantificar el incremento de la señal?

-Por el momento ello nos resulta imposible.

-¿Qué hay de la velocidad orbital?

-Por ahora parece estable.

-¿Pero estamos en condiciones de determinar dicha velocidad?

-A esta distancia, y debido al escaso tiempo de observación y a lo rudimentario de nuestro equipo instrumental, no disponemos de la capacidad para determinarla de una manera precisa. Por lo que forzosamente requeriremos de más tiempo y, con seguridad, de practicar muchísimas más mediciones y observaciones para ello.

-¿Entonces ello significaría que deberemos permanecer aquí por más tiempo?-. Inquirió Misato, mirando a la jefa científica del grupo con ojos estrechos.

-Con toda certeza, así deberá ser-. Afirmó Akagi.

-¿Y de cuánto tiempo estaríamos hablando?

-Todavía no estamos en condiciones de poder determinarlo, ya que dependerá del resultado de las observaciones.

-Necesito que me brinde un estimado de tiempo.

-No puedo darlo a priori-. Fue la seca e inmediata respuesta de la blonda facultativa, logrando que Misato estrechara todavía más su mirada ante aquella respuesta que no resultaba para nada de su agrado. Y así se lo haría saber en una tonalidad bastante áspera en su voz.

-Esa respuesta no me sirve. No podemos permanecer aquí esperando indefinidamente hasta que usted termine de recabar sus datos. Le recuerdo que estamos situados justo en el medio de la nada, a casi tres mil kilómetros de la tierra seca y emergida más cercana. Si nos descubren y atacan aquí, estaríamos con limitadas opciones de defensa, y nuestras opciones de escapar son todavía menores. Ni hablar sobre pedir refuerzos, o esperar a que puedan llegar a tiempo.

-Con todo respeto Capitana, debo señalarle que conozco tan bien como usted todo lo compleja y arriesgada que se encuentra nuestra situación y…

-Doctora, no necesita recordarme porque hemos viajado desde tan lejos para hasta llegar aquí, conozco las razones mejor que nadie-. Dijo Misato, cortando a la científica a media frase, pero aún no había terminado de hablar. -Todos aquí somos conscientes del peligro, y que nos estamos jugando el pellejo en esta operación, pero no por eso pondré en riesgo innecesario a esta nave, ni a mi tripulación. Tiene 6 horas doctora. Luego de eso, nos retiramos-.

-¡No puede hablar en serio!. Necesitamos más tiempo ya que esta nave cuenta con capacidades limitadas para la observación, por lo que necesitamos contar con el máximo de información y los datos más exactos posibles, si queremos avanzar en las siguientes operaciones y que todo esto no termine siendo un largo, costoso e inútil paseo por el océano-. Demando la rubia falsa.

-Asignaré un UAV de reconociendo para que le ayude a su equipo a recabar esos datos. También puede tomar también a un par de técnicos para que la asistan procesando esa información.

-Capitana, está siendo irracional. El problema no es de personal, es de tiempo. Necesitamos más tiempo.

-¿Cuánto tiempo más necesita doctora? Bríndeme una cifra clara y precisa. 

-Por lo menos unas 12 horas.

Misato estrechó los ojos mirando seriamente a la científica que estaba ante ella. Estaba solicitando demasiado tiempo, el doble del que ella le había concedido inicialmente. Entendía lo importante de la misión y de lo verdaderamente importante que podían llegar a ser esos datos, pero de nada servían si el precio a pagar para obtenerlos era que terminaran todos muertos por culpa de alguna clase de ataque sorpresa. Analizó los pros y los contras en cosas de segundos, para luego suspirar pesadamente y mirar fijamente a su vieja amiga.

- Está bien. Le daré sus 12 horas. Ni un minuto más. Luego de eso, y sin importar lo que obtengamos, llevaré a esta a nave y su tripulación a un lugar seguro. Por lo que le sugiero que deje de perder el tiempo, se ponga a trabajar y nos demuestre a todos lo brillante que es, resolviendo esto dentro del tiempo que le di.

Ritsuko le dedicó una mirada fiera a la morena que se había puesto de pie ante ella, y la mirada que esta le devolvió era fría, dura y determinada. Dándose cuenta que Misato ya no hablaba como aquella vieja amiga y compañera de trabajo que había conocido hacía ya largo tiempo atrás en NERV. Ahora lo hacía como capitana de aquella nave, recordándole a ella y a todos los que estaban allí que las órdenes del capitán nunca se discuten, tan solo se acatan. Ante esto, a la falsa rubia no le quedo otra opción que tragarse su molestia y simplemente le limitó a dar una leve afirmación de cabeza y se volvió para comenzar a trabajar, rogando porque esas 12 horas pudieran resultar suficientes.

Misato vio como aquella blonda mujer se daba la vuelta para ir a trabajar junto a su equipo y se giró para dirigirse al resto de sus subordinados.

-Necesito que mantengan un ojo en el radar y el otro en el sonar. No quiero que se nos cuele ningún invitado no deseado. Aumenten el perímetro de cobertura lanzando otro UAV de reconocimiento, acompañado de 2 UAV de ataque artillado con misiles aire/aire. Que permanezcan a la espera y listos para atacar. También lancen también otro UAV de guerra antisubmarina.

-¡Entendido!-. Respondió toda la tripulación de manera unísona.

-¿Y hasta entonces seguiremos aquí esperando hasta que podamos saber algo más acerca de ese estúpido armatoste?-. Cuestiono con una molestia más visible de lo recomendado Asuka ante esta determinación.

-Así es-. Terminó señalando con voz levemente más fuerte de lo normal Katsuragi; ello a fin de darle a entenderle que no aceptaría discusión alguna de sus órdenes. Situación a la cual la aludida no le generaba ninguna gracia y así lo haría saber tenuemente con la murmuración de una palabra.

-¡Genial!-. Espetó ligeramente mientras exteriorizaba su frustración por tener que verse limitada a saber acatar tamaña determinación. Pero con todo, aquella muchacha no se marcharía de ahí sin plantearle antes a los allí presentes una última interrogante.

-¿Y entonces, que es lo que tengo por hacer?

-Entrarás en zafarrancho de combate.

-¡¿Zafarrancho de combate?!

-Así es-. Respondió Misato para luego agregar. –Y lo harás ahora ya-.

Ante esta orden, Asuka tan solo se limitó a resoplar un bufido de resignación antes de asentir de poca gana en señal de acatamiento. Pero mientras se dirigía rumbo hacia su destino, alcanzo a escuchar una última orden de aquella capitana.

-¡Informen a Makinami que también entrará en zafarrancho como apoyo!

Aprovechando la premura dada por la orden anterior, y sin esperar a nadie, ella raudamente corrió hacia los compartimientos situados debajo de la cubierta, donde debía preparase lo mas pronto posible antes de ingresar a su unidad. Donde debía aguantar durante quien sabe cuánto tiempo el denso y pesado LCL que inundaría la cabina de su unidad aprisionada, así como la incertidumbre del resultado de todo aquel operativo y toda la tensión sobre una batalla que podría o no ocurrir. Pero, por sobre todas las cosas, detestaba el enorme fastidio que podía significar el tener que aguantar la inminencia de una eventual lucha que no se sabría cuando llegaría y, sobre todas las cosas, el tener que hacerlo soportando en el intertanto los incesantes tarareos de canciones antiguas que absolutamente nadie recordaba y que durante horas podía hacer aquella colega sin cansarse cuando debía aguardar dentro de su respectiva unidad Evangelion.

"Paciencia Señor. Tan solo te pido que sepas dame paciencia". Imploró mentalmente la colorina en su idioma natal mientras doblaba una esquina para seguir emprendiendo raudos rumbos hacia donde los hangares donde se encontraban resguardados los Evas de Wille.

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Continuará…

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¡Hola a todos!

Después de un largo tiempo, finalmente vuelvo a estos lares para compartir con todos ustedes el estreno de una nueva historia de Evangelion.

Sin embargo, la historia que comienzo a traerles en esta oportunidad es una bastante especial. Ello porque, a diferencia de mis otras historias, esta no se encuentra basada en el mundo que nos enseñó la clásica y querida serie original. Sino que esta inspirada en el mundo que nos mostró la tetralogía de películas conocida como "Rebuild of Evangelion". Y dado que, por estas fechas de publicación se cumple el tercer aniversario del estreno en pantalla grande de su última película, estimé que no había un mejor momento que este para lanzar esta historia. Una donde quiero explorar ese mundo y sus personajes mientras plasmo mis visiones y, de paso, expreso mi parecer respecto a esa saga. (Y sí, vaya que tengo cosas que decir).

Si no tienes prejuicios y estás dispuesto a leer algo diferente, espero que sepas darle una oportunidad a esta historia que buscará sorprenderlos con cada capítulo. Y ojalá que, al final, esta historia te guste tanto al leerla como a mí al escribirla.

Todos sus comentarios y opiniones pueden hacerla llegar como reseña en los comentarios. Son muy útiles y siempre son bienvenidos. Siéntanse siempre libres de hacerlos.

Y para terminar, las necesarias advertencias legales para que no hayan problemas:

"Rebuild of Evangelion", así como todos sus personajes y caracteres son propiedad de Khara, así como de todos aquellos que le sucedan y/o representen a futuro. La publicación del presente fanfic no significa ni representa reclamo de dominio o de cualquier otro derecho sobre dicha producción y/o sobre sus propietarios o representantes. Así mismo, la presente historia es íntegramente una obra de fanáticos para fanáticos, por lo que su publicación no persigue ánimo de lucro o beneficio alguno sobre la misma producción y/o sus propietarios o representantes.

¡Nos estaremos leyendo!