Con la máscara que tenía puesta, dudaba que alguien me reconociera a menos que conocieran muy bien a Diana o a mí.
—¿Estás cansada? —preguntó.
—De ninguna manera. Voy allí a jugar —respondí con clara determinación.
Después de estar encerrada en la mansión durante tanto tiempo, no había forma de que volviera sin antes disfrutar a tope. Encima de eso, no he ganado ni una sola partida desde que entré al casino. Quizás era porque no había encontrado un juego en el que fuera buena o un juego que pudiera simplemente ganar contando con mi suerte. A pesar de todo, hice un juramento silencioso a mí misma de que no diría que había terminado el día hasta ganar en algo.
—Ok... —murmuró Bradon sin ningún entusiasmo.
Independientemente de su actitud, aún se quedó a mi lado mientras caminaba hacia otra zona en el casino donde se jugaba otro juego.
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