Temiendo la llegada de ese momento, terminé pasando muchísimo tiempo en la bañera escuchando cómo la puerta se abría para anunciar su llegada. Al principio, no quería enfrentarme a él, pero cuando pasó tanto tiempo sin que volviera a nuestro dormitorio, empecé a preguntarme dónde habría ido.
—Esto es tan estúpido... —murmuré para mí antes de soltar un suspiro.
El agua de la bañera ya no estaba caliente y me había aburrido bastante. Justo cuando salía de la bañera, escuché unos golpes en la puerta.
...¿Bradon?
Me enrollé rápidamente una toalla alrededor del cuerpo y salí del baño. Como Bradon nunca tocaría la puerta de nuestro dormitorio de esa manera, supe que mi primera reacción al pensar que era él era definitivamente incorrecta.
—¿Quién es? —llamé interrogante mientras me acercaba a la puerta del dormitorio.
—Soy yo... —respondió una voz masculina.
—¿Zain? —contesté, después de reconocer su voz.
—Sí, Mi Señora... —respondió él.
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