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Nadie dijo que volver a aquel lugar sería del todo sencillo 

Con semejante golpe no tuve más opción que soltarle terminando así apartándome de ella, le di su espacio no por decisión propia sino más bien porque tal bofetada me dejo conmocionado, ya que nunca una mujer había reaccionado así contra mí.

Aquella sin ayuda de nadie tuvo el valor de enfrentarme con gran valentía, tuvo la fuerza para evitar ser seducida y terminó por hacerme frente sin importarle la reacción que a causa de tal acto yo pudiera manifestar en su contra.

Por algún tiempo aquella se mantuvo observándome, con facilidad pude ver como su semblante iba cambiado con el pasar de los segundos pues donde anteriormente habían reflejados sentimientos de odio vivido en sus ojos contra mi persona finalmente aquellas expresiones terminaron siendo sustituidas por la silueta misma de la desilusión.

Poco tiempo después ella se alejó, inicio su marcha con la frente firme y sin ser doblegada; cuando casi estaba por desaparecer entre uno de los pasillos detuvo su marcha manteniéndose completamente llena de tenacidad por lo que en ningún momento se giró, en toda la ocasión la espalda me dio, hasta que finalmente dijo...

— Pensé que eras diferente por como venias conversando con tanta amabilidad hacia mí, pero resulta ser que solo eres un pobre cerdo rico más del monto así que escúchame bien lo eh de decir una vez, aléjate de mí.

Así Milena se marchó dejándome solo envuelto en la pena que aquello había producido en mí y eso fue todo lo que paso antes de que tú aparecieses.

Del otro lado de la mesa acomodado se encontraba Christian quien tras escucharme estallo arremetido por cual risa a más no poder tras ser conocedor de tal suceso — te lo tenías bien merecido — repuso mientras se mantenía elevado por tal jocosidad.

— ¡Oye! no se supone que eres mi amigo, deberías estar de mi lado.

— Si soy tu amigo, pero eso no significa que no lo valla disfrutar, es más donde esta esa tal Milena le eh de dar las gracias infinitas por haber realizado tal acto heroico que hacía tiempo venía esperando que sucediera.

— Creo que alguien aquí ansia ser despedido ya.

— Si quieres despedirme puedes hacerlo querido jefecito, hoy no me importa nada, me doy por buen pagado.

Christian al conocer tal dilema sin dudas había disfrutado como nunca que aquello hubiese sucedido pues hacía tiempo me había llamado la atención respecto al comportamiento tan fatídico que yo venía presentando desde hace ya un buen tiempo en contra de las féminas.

A Christian nunca le gusto que yo me manifestara como cual ogro meramente hambriento de placer para con ellas y no les diera el debido valor que estas merecían, así que, saber que yo había sido objeto de tal intervención presumía un logro que completamente celebraba pues por primera vez alguien me había puesto en mi lugar.

Con el picor de sus palabras las cuales calaban en mis pensamientos perforando hasta lo más hondo de mi consciencia, guardé silencio y decidí en tal caso tomar un trago de Whisky que el señor Manuel y Christian con anterioridad ya me habían servido.

Di un primer sorbo dejando que aquel liquido se deslizara por mi garganta su sabor era un tanto amargo y recorrió con fuerza mi interior por lo que al degustarlo pude sentir también en aquel algunos sabores como lo es el sutil toque a vainilla y caramelo que lo hacían delicioso y potente, no voy a mentir su sabor era bastante fuerte, pero sin dudas no se comparaba con el ardor que aun sentía en la mejilla tras aquella cachetada.

El señor Manuel durante aquel tiempo no dijo una palabra, solamente se dedicaba a observar, escuchar y reír tras ser contagiado por la felicidad proveniente de Christian — ya deja al joven Alexander tranquilo por un momento, harás que te golpe.

— Señor Manuel realmente no me importa, bien lo puede hacer, hoy estoy sumamente feliz.

Choque las palmas de las manos contra la mesa provocando que se escuchara un sonido estruendoso lo que término asustando a ambos individuos.

— No se para que te eh contado este asunto simplemente contigo no se puede, me iré a descansar, buenas noches.

Dije aquello y con rapidez moví mi cuerpo, me puse de pie y me alejé de ellos con gran insistencia pues pretendía abandonar aquel lugar ya que no aguantaba estar ni un minuto más entre las burlas de Christian.

Salí de allí a toda prisa, caminé desesperado queriendo no escuchar su molesta voz y antes de que pudiese darme cuenta ya me encontraba en frente a la puerta de mi habitación, con pereza entre en ella pues me daba mucho reparo tener que acostarme para tener que concluir aquel día, pero debía de hacerlo así que de mala gana me deshice de mi ropa y me di un muy buen baño para intentar liberarme del estrés que sentía.

Ahora bien, no muy bien salí de allí me dejé caer con completa libertad sobre aquel colchón y antes de que lo pudiese notar ya me encontraba dormido.

Ya por la mañana el sonido del movimiento de las personas las cuales han iniciado su labor alrededor de aquella residencia me despierta e inmediatamente me dispongo a observar el reloj quien ya marca las seis y media de la mañana.

Me vuelvo consciente de todo a mi alrededor y lo primero que noto es el cansancio que se manifiesta en cada uno de mis huesos los cuales crujen tras eventualmente moverme e imagino deduzco cuál sería la razón de tal malestar, pues los sueños de manos de aquella chica que se aparece en medio de mis pesadillas de nuevo se manifestaron, pero con una mayor intensidad incluso podía sentir como si realmente lo soñado por mi formaba parte de la realidad misma, aunque no fuese así.

Tanto ha sido el caso que podía incluso escucharla como me llamaba reclamándome como suyo susurrándome al oído, ahora bien, era la primera vez que me sentía con malestar tras verle, era la primera vez en todo este tiempo que el hecho de estar cerca en vez de infundirme curiosidad lo que mi piel exudaba era algo de miedo haciéndome que volviera a la realidad rápidamente.

Así que no muy bien reacciono busco deshacerme de aquellos pensamientos por lo que rápidamente me pongo de pie, organizo la cama, me lavo los dientes, me ducho y tomo algo de ropa deportiva de mi maleta e instantáneamente salgo de mi habitación con la intención firme de hacer algo de ejercicio para relajar un poco mi cuerpo que aun yace particularmente alterado.