Lo peor era que Su Meimei había utilizado la cuenta oficial de Weibo de la agencia de noticias para publicar un informe negando que la subcuenta fuera suya.
—¡Es completamente desvergonzada! —dijo Shi Nianyao enfurecida y apretó los puños. Sus ojos ya estaban ligeramente inyectados en sangre.
Para Qiao Lian esto era caer muy bajo para la agencia de noticias.
Ella frunció el ceño.
La publicación había sido publicada bajo la cuenta principal de la nueva agencia y permanecería allí, sin importar que algún miembro del personal renunciara.
Shi Nianyao se quedó completamente sin palabras. Las dos se sentaron en la oficina mirándose la una a la otra, hasta que Shi Nianyao finalmente rompió el silencio:
—Entonces, ¿qué hacemos ahora?
¿Qué hacer ahora?
Qiao Lian tenía la misma pregunta en su mente.
La determinación de Su Meimei de arrastrar a Mo Xicheng por el barro era irremediable, y se sentían impotentes contra esto.
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