Mientras Ves se alegraba de que Ketis compartiera su entusiasmo por diseñar mechas, le disgustaba verla malgastar su energía de esa manera. ¡La variante que se le había ocurrido podría estar decentemente ensamblada en lo que respecta al rendimiento técnico, pero la falta de una visión coherente hacía que el mecha le pareciera una mera colección de piezas desde su perspectiva!
¡Esto era prácticamente una blasfemia para Ves! ¿Cómo podía tolerar la forma azarosa con la que Ketis diseñó su variante?
—Ven a sentarte conmigo un momento —dijo.
Los dos se trasladaron a una mesa cercana donde Ves siempre comía. Una vez que se acomodaron, Ves cogió el miniatura y la agitó.
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