Una mano brillaba con un resplandor anómalo. Aunque uno podría pensar que esa mano parecía débil y endeble a primera vista, aquello no era más que una ilusión. Era como si un mundo entero pudiera ser destruido con un solo pellizco de esa mano.
Esa mano era ardiente y práctica, llena del sudor y las lágrimas de la gente común. Era como si un país pudiera haber sido alimentado con ella, repleta de vida. No obstante, fue cancelada a mitad de camino.
Ahora que Yao Wuxie los estaba ayudando, las personas que se estaban enfrentando a las bestias en la lejanía pudieron relajarse un poco más por fin. Ya podrían dedicar algo de tiempo para observar la situación de Lin Fan.
—¿Eh? ¿Qué está haciendo Pequeño Fan? —Al mirar la figura de Lin Fan en el vacío, el Gran Maestro Yan preguntó con curiosidad.
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