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El Renacimiento de Omega

``` —¿Qué podía ser peor que la muerte misma? —Pues morir sabiendo que nadie te echaría de menos, sabiendo que tu muerte era un favor para todos los que alguna vez conociste. —Así fue exactamente como me sentí el día que morí. —Era el hijo amoroso del Rey Alfa de Eclipse, en una época donde el vínculo de pareja se consideraba sagrado, un hijo nacido fuera del matrimonio no era nada menos que sacrílego... —Fue su culpa, él amó a alguien más que a su compañera... —Fue su culpa, tuvo conocimiento carnal de una mujer humana. —Todo fue su culpa, mi único crimen fue nacer de su lujuria. —Pero, ¿por qué ese Rey Alfa que era mi padre estaba perfectamente seguro, mientras que yo era odiado, despreciado y culpado por todo en su lugar? —¿Por qué tenía que ser la ficha de cambio de mi padre, utilizada para lograr sus objetivos? —¿Por qué no pude obtener un rechazo como todos los demás, sino que en cambio fui asesinado por mi propio compañero? —¿Por qué fui asesinado antes de tener siquiera la oportunidad de vivir? —Tenía mil preguntas y sin embargo no había nadie para responder y así fue exactamente como morí... —Entonces, ¿por qué mis ojos se abrieron de repente a ese día, un mes antes de mi muerte? —¿Fue a causa de mi pequeño secreto? —Un secreto que no le contaré a nadie más que a ti... —Por el título de mi relato, debes pensar que soy un lobo Omega... —No, te equivocas... No soy un lobo Omega, soy un lobo Alfa y mi nombre es Omega. —Segundo libro en la serie Renacimiento de los Hombres Lobo. —No es una precuela o secuela de 'El Némesis del Rey Alfa', ambos libros no están relacionados salvo por el escenario del mundo y el concepto de Renacimiento de los Hombres Lobo. —El arte de la portada obtenido de internet, todos los créditos al artista original. ```

JHeart · Fantasía
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Una Presencia Inesperada (Cap.270)

Neveah giró en el siguiente instante, ya contemplando cómo explicaría su presencia en la sala de la historia en lugar de estar afuera en el pabellón donde se suponía que debía estar esperando.

Neveah ya tenía suficientes problemas con los maestros de la academia, aunque no se retractaría de su arrebato si tuviera la oportunidad, no deseaba empeorar las cosas.

—Sé que no debería estar aquí... —Neveah comenzó a explicar, creyendo que era Elina, Janice o uno de los guardias del dragón quienes habían sido enviados para llamarla.

Pero en cambio, Neveah se encontró mirando directamente a un par de ojos desparejados de un dorado brillante y un plateado reluciente.

Con sus trenzas plateadas recogidas en una cola de caballo, y un mechón desordenado colgando sobre su frente... definitivamente no era Janice, Elina ni nadie más que Neveah hubiera pensado.

Neveah parpadeó asombrada al darse cuenta de que la persona que había detrás de ella no era otro que el rey dragón.